🖤2🖤

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El restaurante quedaba un poco lejos del edificio donde Gustabo vivía entonces había planeado que si no se detenían podrían llegar en a tiempo a la reservación que tanto le había costado conseguir.

Pero en sus planes no estaba que tendrían compañía en el recorrido.

-Por última vez segismundo, no pararemos para ver la maldita exhibición de cabras- 

-Por favor, no te volveré a pedir nada nunca-

-Eso no te lo crees ni tu-

-yo creo que sería buena idea dar un vistazo- 

El auto frenó de golpe en el semáforo que indicaba  parar, rápidamente su mirada se dirigió a Gustavo que se encontraba de copiloto, empezaron un pelea de miradas en el transcurso que el semáforo cambiaba a verde.

Segismundo se encontraba casi acostado en los asientos traseros observando la pelea silenciosa que tenían los mayores, aprovechó esto y se quitó la corbata tirando la en el suelo del coche.

Gustabo sabía que no ganaría esa batalla pero aún así hizo el intento de mostrarse duro contra el hombre frente a él, la pverdad le molestaba que alguien más joven que él pudiera tener tanto control sobre su persona, maldecía sus 50 años en esos momentos de debilidad dónde no tenía oportunidad de mostrarse fuerte contra el.

Suspiro con fuerza retirando su mirada de conway, este sonrió triunfante y siguió su camino al restaurante, segismundo empezó a hablar sobre todo lo que se le ocurría y eso empezaba a estresar a conway, con un dolor fuerte en la cabeza intentó mirar siempre al frente para evitar lanzar el auto contra el primer poste y callar al joven que iba en la parte trasera de su coche.

Estaban a cuatro calles del restaurante cuando dos hombres aparecieron frente al coche haciendo que tuviera que frenar demasiado fuerte para no atropellarlo, bufando se quitó el cinturón con furia importandole poco que est rebotara y le diera justo en su mejilla.

Camino hacia los dos hombres que se encontraban peleando en el suelo justo enfrente de su coche, tomó a uno del cuello de la camisa jalandolo hacia atrás enviandolo a un metro de distancia.

-Malditos capullos, ¿¡que mierda creen que hacen!?- no tenía su porra pero eso no le importo con sus puños tenía suficiente.

-¿Conway?- Jack miró hacia el hombre que había lanzado hace unos segundos atrás, sorprendiendose al ver volkov con varios golpes en la cara.

-¡Que carajos volkov!- 

-No es mi culpa, es culpa de gorritas creyéndose mucho- 

-Callate Otaku mugroso- 

-¿Como me dijiste capullo?- se había levantado dirigiéndose hacia el hombre que aún estaba en el suelo pero fue detenido por Jack que lo tomó del abdomen.

Gustabo se bajó del coche para ver mejor que sucedía y mentiría si dijera que se sorprendía por ver a Trujillo tirado en el suelo con golpes que seguramente se los había dado el policía que vistos de civil en ese momento.

Lo observo molesto recibiendo una mirada de perrito abandonado que al menos se fuera segis no había efecto en el.

-Malditasea Trujillo, cuánta veces te he dicho que no te metas con el novio de Horacio- 

-Pero Gustabo, el no lo hace feliz-

-Tu que sabes, yo lo hago feliz mucho más que tú, tanto que ya ni siquiera tiene ese dildo como comprenderás- 

Trujillo abrió la boca en forma de o cuando entendió la indirecta bastante directa, realmente su orgullo se vio ofendido con el comentario del oficial.

-A nadie le importa si Horacio tiene el dildo aún, lo que sí interesa es por qué carajos estás aquí y no en la comisaría volkov- apretó más fuerte el costado de su comisaría sabiendo que en ese lugar estaba lastimado.

-No eres el único con una cita conway- todo sus ojos hacia su amigo y jefe logrando que este apretara más su costado haciendo que cayera de rodillas por el dolor.

Segismundo saco la mitad de su cuerpo por la ventana del coche sentándose en esta y recargandose en el techo del coche.

-¿Y dónde está Horacio- pregunta el mejor de todo jugando con una hoja que se encontró en el techo.

-Aquí- 

Todos  voltearon a ver al de cresta que se encontraba sentado en la acera jugando con una rosa entre sus dedos, Gustabo se cruzó de brazos mirando a Trujillo con enojo en su mirar.

Horacio se levantó y bajó la atenta mirada de todos se fue acercando hasta llegar frente a uno de los hombres lastimados.

-vamos volkov aún me debes una cita- 

Trujillo solo observo como Horacio ayudaba al policía a pararse y le sonreía con cariño, y en ese momento se preguntaba ¿Cuándo dejó de verlo así a él?

-podemos llevarlos a donde tengan que ir, y si también tú Trujillo- 

-¿Disculpa? No sé si lo olvidaste pero tenemos una reservación- 

-llegaremos a tiempo-

Gustabo ayudó a Trujillo a entrar al coche en la parte de atrás mientras Horacio entraba primero para cargar a volkov en sus piernas y así evitar estar muy apretados y que las heridas empeoren.

Conway tenía en ese momento un tick en el ojo derecho y sentía que su vena explotaría si los amigos de su casi novio seguían apareciendo en el transcurso de la noche.

Resignado entró al coche y sin avisar piso el acelerador haciendo que más de uno chocará contra los asientos del coche, maldecían la costumbre que tenía el hombre de acelerar sin avisar.

Esperaba poder llegar a tiempo a la reservación que de alguna manera le hacía mucha ilusión.

Carolcons

21/05/2020

La peor cita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora