Maratón:🖤 Especial🖤

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Emilio se miraba en el espejo mientras acomodaba el traje que tenía puesto, su novio lo había invitado a una cena con sus pad- con el súper y el Gustabo.

Y su chiquito le dió un pequeño consejo.

-“Sera mejor que uses traje, a conway le gusta que la gente use traje”-

El no era de vestirse como pingüino pero valdrá la pena cuando de gane el permiso del superverga ardiente para estar con su pequeño.

No es como si le tuviera miedo pero quería estar con su novio sin estar en peligro de recibir un disparo.

-Que joto eres carnal- dijo Pablito que lo miraba desde la cama de su hermano.

-Callate pendejo- dijo luchando con la corbata- Tengo que ir presentable o el cabron de conway no me dejara ni pisar su casa.

-Ya sabes que si se pone muy mamoncito me echas un grito y llegó antes del postre- le dió un sorbo a su cerbeza- Nadie se mete con mi hermanito-.

-Solo eres mayor por minutos- gruño mientras jalaba la corbata.

-si pues- sonrió 

-Me lleva la frega, ni modos sin corbata- dijo tirandola al suelo.

-Llevala de todos modos, no vaya a ser que te corra por no llevarla- se burló el mayor.

-...- emilio no dijo nada mientras guarda a la corbata 

-No mames, que suegro más loco te conseguiste- 

-Cierra la boca- le lanzó su peine.

Emilio empezaba a frustrarse y quienes conocían a los gemelos sabían que no era nada bueno cuando se empezaban a sentir así.

Entró al baño para mojarse la cara y despejarse un poco, solo era una cena, no es como si lo vaya a poner a diferentes pruebas o algo así ¿No?

Bufando se terminó de colocar el saco y tomó las flores que había comprado con anterioridad para retirarse de su casa.

Se encontró a su hermano en cruzado de brazos en la puerta, alzó la ceja cuando el mayor se puso detrás suyo y empezó a recoger a cabello.

-No irás con esas greñas a una cena- le dijo.

El giro sus ojos en desacuerdo pero sabía que tenía razón. Cuando terminó sacó la corbata del saco de su hermano y empezó a colocarsela bien.

-Eres un escobilla y puedes con esto- le dijo cuando terminó de acomodar el cuello de la camisa.

-Soy un escobilla- afirmo-...Gracias- 

-No hay de que joto, por algo somos hermanos- le golpe en el hombro- ahora vete que llegas tarde-.

Emilio asintió y tomó las llaves de su coche para irse ante la atenta mirada de su hermano.

En el camino iba a practicando lo que iba a decir y memorizando lo que no tenía que hacer. Sacó su celular para buscar la dirección cuando le llegó un mensaje de su novio.

Estaciono el auto para evitar un accidente, volvió a encender el celular y esta vez entrar en el chat de su novio.

“Todo estará bien amor, no te pongas nervioso yo estaré aquí para apoyarte, recuerda que te amo” 

Sonrió al terminar de leer el mensaje, se encontraba más tranquilo y preparado para ir al hogar del súper.

Emilio se quedó mudo cuando llegó al edificio, sabía que el súperintendente tenía dinero, pero no creyó que tanto, ese maldita edificio era de los más caros de la ciudad, apretó las flores a su pecho, estaba recuperando el aire que se le fue cuando llegó.

La peor cita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora