No todos se salvan

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No todo era malo. Si había vuelto seis meses podía hacer mucho más que salvarse y salvar a su hermana, también podía salvar el semestre. No se podía considerar eso como trampa, pero realmente ayudaría mucho en el promedio final.

Dos semanas después de su cumpleaños tenía entregas finales y exámenes, recordaba todos sus errores anteriores. Al menos, algo de inteligencia persistía en ella.

Sus notas mejoraron notablemente en comparación a la primera vuelta y eso la mantenía tranquila y se distrajo por completo de su propósito, al menos se sentía un poco más confiada.

Pero al iniciar un nuevo parcial, se dio cuenta de algo: había más cosas de lo que recordaba.

Caminaba por el pasillo del bloque A, en el segundo piso cuando se encontró frente a frente a Kevin, al único al que había podido llamar amigo luego de tanto tiempo, pero su corazón dolía. En noviembre, él se iría de la ciudad y perderían todo contacto provocando que se hundiera en depresión y todo se desembocara en una situación caótica.

—¿Por qué me estás mirando tan raro? Puedes tomar una foto, te dura más—su comentario le hizo regresar a la realidad a Sonia—. Te vi en las noticias. Lindo vestido, pero tenías cara de que te habían quitado el novio.

—Si hubieras aceptado jugar lol conmigo tal vez no hubiera ido a esa horrible reunión. Además, la comida estaba asquerosa.

—Fue una semana ocupada. Al menos, vamos a valer verga este parcial juntos, ¿va? Hagamos el trabajo de bioclimática juntos.

—Vale...

Por más que quisiera no podía evitar mirar fijamente a su amigo, incluso se había olvidado de lo alto que era y lo delgado se veía en las últimas veces que se vieron. Su corazón dolió, llevó sus manos a su pecho y un gemido ahogado de dolor escapó de sus labios. No quería perderlo.

Sus lentes se empañaron a causa de sus lágrimas y sin pensarlo lo abrazó con fuerza, era el abrazo que en ese tiempo no pudo darle como despedida pero no podía evitar que se fuera, él tendría un mejor futuro y mejores oportunidades.

—A ti no te salvaré—susurró ella antes de separarse y mirarle fijamente—. No lo necesitas.

—No harás un tiroteo, ¿verdad?

Ella le dio un golpe en el brazo, debió ser fuerte para que sonara de tal manera que los demás se voltearan a ver.

—No, solo me refería al juego. No hables tan alto que van a empezar a mirarme raro y hasta llamen a la policía.

Él estaba bromeando, no pudo evitar reírse hasta que el aire le faltara. Él era muy bueno en el juego y ella una noob con todas las de ley, pero él sabía que le estaba ocultando algo.

Fueron a sus clases, era lunes y no saldrían tan tarde como los miércoles así que regresarían juntos a casa. Él tenía sus propios problemas, sus padres estaban separados y él dinero que recibía era escaso tanto que faltaba algunos días a clases, ambos viajaron en silencio cada uno mirando a su nada. Era doloroso saber que la brecha se abría una vez más.

—Tú que lo sabes todo... ¿qué opinas de Damián? —preguntó en el momento menos indicado, con el bus lleno—. Ya sabes...como persona y así.

Kevin le miró de reojo y frunció el ceño. Era evidente que no era de su agrado y al final solo forzó una carcajada.

—Ese sujeto me desagrada, espero que no se me note. Te lo dije antes, solo quería acostarse contigo y como no te dejaste se fue por otra presa, tu hermana. Solo imagina que hubieras tenido sexo con él, estarías a punto de casarte. Tú te ahorraste un cercano divorcio y yo, me ahorré el dinero del traje y el regalo.

La lycoris que nació esa tarde de diciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora