MI SUEGRO

COMPROMETIDOS

Lhong entre abrió la puerta de su cuarto. La corbata que utilizó lo había estado horcando por horas, ya solo con un polo y un pantalón era mucho más cómodo.
Listo para salir, lo detuvo una figura que cruzaba frente a su habitación. Solo existía una recámara cerca de su cuarto.
Asustado, corrió la poca distancia que lo separaba de aquel ser tan importante para él.

De un portazo entró al cuarto de Mew.
Su corazón se encogió al verlo, sentado en suelo, con la rodilla recogidas escondiendo su rostro en ellas.

Se acercó lentamente no queriendo asustar lo.

- Mew..

-..... - no dijo, ni hizo nada el nombrado

- Mew.. Dime al... - sorpresivamente su primo se lanzó a él, enterrando su rostro en su pecho.

- Lhong...- escuchar la voz rota y envolver el cuerpo tembloroso, lo lleno de rabia contra Gulf Kanawut. Había reconocido la extraña silueta que paso frente a él.

- no llores... tu caballero esta aquí y no va a permitir que nadie te vuelva a lastimar - tomó a Mew de los brazos parando se ambos, alzó el rostro de su primo y beso cada párpado, bebiendo de sus lágrimas. Dobló una de sus rodillas y tomó la mano de su primo.

La habitación desapareció, siendo remplaza por un bello jardín con grandes árboles de cerezo.

- yo seré un príncipe - dijo un Mew de 11 años

- yo seré tu caballero entonces - dijo un Lhong de casi 12 años.

- hincate, como tu príncipe te nombrare mi fiel caballero - Mew tomó una espada de plasticó y la paso de lado a lado en los hombros de su primo - el día de hoy, por tu gran valentía y fuerza te nombró Sir Lhong, caballero del Reino Suppasit

Lhong tomó la pequeña y blanca mano de su primo besando la - solo existo para protegerte, mi lealtad y mi vida solo le pertenecen a usted, hasta el día en que muera, viviré y lucharé solo por mi príncipe, por que mi única razon de seguir en pie eres tú

Una fuerte brisa movió el cabello de los niños y las ramas de los árboles creando una lluvia de pétalos de cerezo, dándole un ambiente mágico a aquella tierna escena. Dos niños inocentes y una promesa que perduraría a través de los años.

- jamás me dejes, ni me traiciones - dijo el príncipe.

- nunca. Estaré por siempre a tú lado - dijo el caballero

La imagen del pasado se borro, regresando al cuarto de Mew. Lo único que permanecía igual de aquel recuerdo eran las acciones que habían realizado en su infancia.

Lhong no había olvidado nunca aquellas palabras que le recitó debajo de aquel árbol de cerezos, cuando estuvieron en Japón de vacaciones. Habían visto muchas películas de la edad Media en aquel entonces, donde valientes caballeros daban su vida por princesas, jurando les amor eterno y fidelidad.

Lhong sonrió al ver que las lagrimas de su primo se detuvieron, habiendo solo una sonrisa ahora. Se paro del suelo y lo abrazo siendo correspondido.

- gracias, gracias por seguir aquí - dijo Mew

- no me iré jamás - dijo Lhong

- ve bajando y avisa que ya voy. Hemos tardado dasiado - pidió el heredero Suppasit alejándose de su primo, buscando algo de ropa para cambiar se.

- estas seguro?, puedo esperarte

- no, estaré bien. Además creo que deben estar algo molestos por tardar tanto