Molly trataba a Rose como una hija más, la pequeña se llevaba bien con todos los miembros de la familia. En poco tiempo pasó a ser la mejor amiga de Ginny, tomaba té con ella y hablaban de tonterías de niñas -o eso es lo que decía Ron-, para ese chico pelirrojo era como una hermana más, solían comer hasta que les dolía el estómago o reír mientras contaban historias de vida o leían algún que otro libro.
Mientras que los Gemelos Weasley se la pasaban intentando alardear sus grandes conocimientos de Quidditch, cuándo lo hacían Rose les prestaba atención y se reía de sus chistes. Solía ser participe de varias de sus travesuras.
En sus ratos libres se la pasaba leyendo muchos de los libros que había sobre magia, ya sean los que le habían dejado en su poder o alguno de los de Percy, que anteriormente habían pasado por sus hermanos mayores. Con respecto a la relación con el anterior nombrado; pues se llevaban muy bien. Su forma de ser con la niña y como le prestaba atención hacia sentir protegida a Rose, el pelirrojo le explicaba cosas que no entendía, era del agrado de la chica todo aquel conocimiento que le brindaba.
—¡Rose! —llamó Molly cuando la vió llegar riendo junto a Ron y los gemelos— ¡Chicos! -Gritó una vez más al ver sus ropas todas mojadas.
Aquel día que le entregaron la carta a Molly se pasaba por su mente siempre. La señora Weasley leyó la carta con mucho interés hasta finalmente soltar unas cuantas lágrimas y abrazar a la pequeña Abbadie. Se prometió no dejarla ir y protegerla. Después de todo era una niña bastante especial.
—Miren como andan —dijo regañándolos—. No pueden estar mojados, pueden enfermar —Rose que se había estado sintiendo más feliz que nunca miró a Molly sonriendo—. Tenemos que partir al callejón Diagon dentro de poco, así que a cambiarse!
—Pero mamá... —se quejaba Ron— nosotros no vamos a ir, ¿o sí?
La duda surgió en la cara de Ron, pero iluminó la de Rose al escuchar la respuesta.
—¡Claro que no van a ir por ahora! —negó— A ti y a Ginny aún les queda un tiempo antes de ir. Sin embargo, Rose cariño.
Llamó la atención de la niña quién la miró entusiasmada.
—Podrás ir a conocer el año que viene, si gustas —Rose asintió sonriendo ante su propuesta—. Momentáneamente vas a tener que quedarte estudiando otros libros que te voy a dar.
Ron le sacó la lengua a Rose mientras esta accedía a seguir a la señora Weasley hasta la pequeña cocina de la casa.
—Me he tomado el tiempo de buscar unos libros que te ayudarán bastante en tu crecimiento como bruja —dijo dejando unos 3 libros grandes encima de la mesa—. Sé que te fascina leer, y ahora voy a pedir que te concentres en 4 diosas en particular.
—¿Por qué en mi crecimiento? —preguntó viendo que se trataba de mitología griega— ¿Qué diosas?
—A tu primera pregunta... —hizo una pausa mientras la miraba— No creo poder responderla por el momento. Pero te dejó aquí la lista.
—Buenas tardes, cariño —saludaba Arthur mientras besaba la frente de su mujer—. Hola pequeña Rosie.
Le revolvió el cabello mientras pasaba por su lado.
—Creo que estamos llegando tarde —pasó su vista a Rose quién observaba el primer gran libro—.¡Percy ya nos vamos, quedas a cargo!
En seguida se presentó el nombrado confirmando que podían confiar en él, mientras Rose había agarrado la lista:
Atenea diosa griega de la sabiduría.
Afrodita diosa griega del amor.
Hebe diosa griega de la juventud.
Selene diosa griega de la luna y la luz.—¿Qué lees? —Le preguntó Ginny a la castaña.
—Libros que me dio Molly —miró a la niña más chica que ella y le sonrió—.¿Quieres que vayamos a la habitación y te lea algo?
Ginny asintió feliz, ayudó a Rose a llevar uno de los pesados libros hasta la primera habitación de la planta superior que era la que ellas compartían.
Comenzó a leer el primer libro, pero eso solo provocó que Ginny se durmiera al pasar la hora. Vio la tapa del segundo libro; "Un mago con poderes mitológicos" pero cuando estaba por empezar a leerlo ya habían llegado los gemelos Weasley y la estaban llamando para hacer alguna que otra travesura.
El tiempo transcurrió, Rose tuvo la oportunidad de conocer a Charlie, quién estaba totalmente despistado de los acontecimientos que sucedían en su casa. Le quedaba unos 3 días antes de que pudiera volver al colegio. Al final terminó aceptando la llegada de la pequeña Rose a la familia, no le desagradaba la idea de tener una hermana más y en tan solo unos pocos días hizo que la misma le tuviera confianza, tal vez no tanto como la que le tenía a sus hermanos o padres.
Cuando llevaron a Charlie, los gemelos Weasley y Percy a tomar el Expreso de Hogwarts la chica castaña entre los pelirrojos se sentía triste.
—Ya, Rose —calmó Fred llamando su atención—. Aún puedes jugar y leer con Ron.
—Vamos a intentar enviarte algo de allí, dime, ¿qué regalo te gustaría? —preguntó más pensativo George a su lado— ¿Qué tal una de las puertas de...
—¡Fred! —llamó la atención, erróneamente, Molly—. Nada de intentar enviar puertas, ni inodoros u otras pertenencias del castillo.
—Pero mamá... —dijo divertido—. Yo no soy Fred, y dice querernos.
Molly se puso algo colorada y nuevamente lo retó con un golpe levé en su cabeza, pero el dolor se le pasó cuando Rose abrazó a ambos gemelos, en sinónimo de que los iba a extrañar bastante.
—Vendremos a pasar las fiestas aquí —le comentó Percy a la niña mientras su madre miraba el reloj y nuevamente a ellos.
—También te extrañaré a ti —esta vez abrazó a Percy.
El equipaje ya estaba bien sostenido en el Ford Anglia del señor Weasley, quién ya estaba en el asiento de conductor. Luego de que Molly saludara a sus hijos, ya que no iría porque tenía que cuidar a los más chicos, Charlie se sentó aun lado de Arthur mientras los otros se sentaban en el asiento trasero del auto.
A partir de aquel día la rutina de Rose se había modificado bastante, por un lado seguía saliendo a jugar con Ron y ayudaba a la señora Weasley en gran parte de los quehaceres de la casa. Por las noches, en alguna que otra ocasión cuando se escabullía o se quedaba dormida en las habitación de los gemelos o en la de Percy.
En esa temporada que pasó lejos de los chicos recibía muchas cartas de Fred o George, y una que otra de Percy, quién -por menos que se notara- tenía cierto cariño por la chica que había encontrado desolada.
La primera carta que recibió de Errol fue de los gemelos:
Querida Rose:
Escribo para decirte que, lamentablemente, no te llegará ninguna puerta o ventana de Hogwarts. Pues Percy nos ha prohibido hacer tonterías en nuestro primer año. De igual manera intentaremos enviarte, lo más pronto posible, alguna cama del cuarto de niños.
En otras noticias, y antes de que Percy pueda leer lo que acabamos de escribir con Fred, somos unos dignos Gryffindors. Espero que cuando vengas tú también quedes en nuestra casa. ¡Te va a encantar! Todo es tan grandioso aquí, más de lo que te has imaginado o soñado en el último tiempo.
En fin, solo queríamos recordarte que te extrañamos enana. Si estás con Ginny dile que la amamos.
PD: Esperamos hacer las cartas más extensas, así que de tu parte solo queremos que tengas muchas ganas de leerlas.
De; tus pelirrojos favoritos.
Fred y George.La chica reía por lo bajo leyendo aquella carta y a su vez que pensaba respuesta a todas las breves ocurrencias que tenían ambos. Pocos días después le llegó una carta de Percy contándole de cosas que había aprendido, aunque su carta no la hizo reír como la de los gemelos la hizo sentir feliz.
Después de la primera carta vinieron otras cuantas, en dónde los gemelos le contaban todas sus travesuras y sobre lo bien que se la pasaban. Le entraban ganas de que llegue su día de partir en el Expreso hacia Hogwarts.
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ROSE y sus travesías en hogwarts. [ROH#1]
ФанфикEs solo una versión de la historia original de J. K. Rowling, en donde busco entretener y dar vida a personajes nuevo. A la vez que doy historias alternativas. Ella creía ser una niña normal, sin embargo cosas inimaginables sucedían cuando estaba ce...