6. El callejón Diagon.

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El año anterior Rose había estado allí junto a Bill, que aceptó las insistentes quejas de la chica sobre ir a sacar algo más de su fortuna, quería hacerle un regalo a la señora Weasley, y sí que había valido la pena. Ese año se encontraba por otra cosa. Tenía que comprar varias cosas que le hacían falta.

Había aprendido a usar la red de polvos flu esa misma mañana, cuando cayó en el Caldero Chorreante el polvo se levantó y drásticamente empezó a toser. Era la primera en viajar de la familia Weasley, rápidamente se apartó de dónde estaba viendo que Ron llegaba posteriormente a ella. Ayudo al chico a levantarse mientras trataba con todas sus fuerzas de sacudirse los restos de cenizas.

Sucesivamente luego de ellos llegó Molly. Ginny, Percy, los gemelos y Arthur decidieron quedarse en la madriguera. Ron iba porque debía comprar uno de los libros que justamente no tenían, o que tal vez los gemelos habrán explotado por algún lugar de la madriguera.

—Oh, cielo. Puedes ir adelantándote a Ollivander's —dijo mientras acariciaba el cabello de la castaña—. Te alcanzaremos en el Emporio de la lechuza. Nosotros iremos a Flourish & Blotts.

—Está bien, Molly —respondió la mencionada alegre.

Cuando entraron dónde todas las tiendas se encontraban sus caminos se separaron por un momento, Rose se dirigió hacia la tienda de Ollivander para obtener su primera varita. Caminaba a la par que veía el listado de cosas que necesitaría para el colegio:

RESTO DEL EQUIPO:

1 Varita mágica.

1 Caldero (Peltre, reglamentario medida 2)

1 Conjunto de ampolletas de vidrio o cristal

1 Telescopio

1 Conjunto de balanzas de lata

Los alumnos también pueden traer una lechuza, un sapo o un gato.

Cuando estaba leyendo el hecho de que no se podía llevar escobas propias, por ser de primer año, chocó contra un chico rubio que estaba con su madre. Tenía una manera peculiar de hablar arrastrando las sílabas.

—¿Qué haces? Fíjate por dónde... —el chico se quedó callado al posar su mirada en ella.

—Disculpame, iba distraída —dijo de manera amable.

—¡Draco, discúlpate con la pobre chica! —gritó su madre, sin embargo al pasar los segundos y ver que no salía nada de su boca Rose volvió a hablar.

—Está bien, no pasó nada grave. Me tengo que ir.

El chico seguía sin poder hablar, no dejaba de mirar a la chica con la que se había topado, su madre tironeó de su brazo mientras le reprendió sobre algo que había sucedido en Madame Malkin, una tienda dónde venden túnicas.

En cuánto entró al negocio de mal aspecto, el único al que debía ir de momento, una campanilla resonó por todo el local. Dentro ya se encontraba un chico lentes y pelo de un color azabache, cuando la estaba mirando pudo notar una cicatriz sobre su frente. Sentado en una de las sillas se encontraba un señor muy grande con una larga barba.

—Buenas tardes —dijo una voz suave.

Sobresaltó a los presentes un anciano con ojos grandes y pálidos,

—Hola —dijo el chico de lentes con torpeza.

Por su parte, Rose solo se limitó a ver.

—Ah, sí. —dijo el hombre, parecía algo emocionado— Sí, sí, pensaba que iba a verlos pronto. Por un lado Harry Potter... —volteó su vista a Rose— Querida Rose Abbadie, también lamento lo que te pasó. —ahora miraba sorprendido a Harry— Tiene los ojos de su madre. Parece que fue ayer cuando vinieron a comprar su primera varita.

ROSE y sus travesías en hogwarts. [ROH#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora