ⅩⅤⅡ

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ONE SHOT - Hiram Lodge

Título: Arrogante celoso

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Título: Arrogante celoso.

Advertencia: 

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Estaba sentada hablando con Verónica, esperábamos a que alguien entrara en Pop's para recibirlo. V me había contratado hacía casi un mes, me gustaba, además de que podía compartir con ella aunque era incómodo; yo había empezado una relación—obviamente secreta— con Hiram no mucho después de su divorcio.

Ella me avisó que iría a casa de Archie y acepté atender el lugar lo que quedaba de mi turno. Limpiaba la barra cuando la campanilla sonó y tomó mi atención. Hiram acompañado de otro chico bien vestido, —socio— supuse, era más joven que él y mayor que yo. Me miró frunciendo sus cejas pero manteniendo su postura, no siendo evidente, él no sabía que trabajaba en Pop's. Tomé la libreta, acomodé el delantal amarrado en mi cintura y caminé hasta su mesa.

—Bienvenidos a Pop's—dije amablemente jugando nerviosa con el borde de la hoja.

—Camila, bonito nombre—dijo el chico sonriendo de forma coqueta. Hiram estaba vez frunció el ceño enojado, peor que eso, indignado.—Tráeme un café preciosa, —volteó a ver a Hiram—¿Hiram, qué...—quedó a media pregunta.

—¿Hiram?, tu y yo no somos amigos, niño. Y tampoco socios.

—Sr. Lodge, por favor. Este negocio es importante para mí.

—Ella también—habló con enojo. Los tres nos sorprendimos de lo que dijo y cuando se dio cuenta de ello, acomodó su traje moviendo incómodo los hombros.—Es amiga de mi hija, casi una hija para mí. —Sí claro— pensé.—No me gusta que le falten el respeto a mi familia.

—Iré por el café—dije de forma baja pero su mano agarró con fuerza mi muñeca.

—Pídele perdón—dijo con autoridad.

—Lo lamento, enserio—volvió a mirar a Hiram—No lo sabía Sr. Lodge, deme una oportunidad más.

—Prepara su café para llevar, Camila. Yo pago.

Puso el dinero en la mesa, lo tomé y tensa, confundida y estupefacta, caminé hasta detrás de la barra para alistar el café mientras de reojo veía como el chico trataba de arreglar las cosas y Hiram simplemente lo ignoraba. Por suerte no había nadie mas que dos meseras más porque su actitud pudo alertar mucho —por dicha no estaba Ronnie—pensé. Volví a la mesa y le di al chico el café.

—Ten un lindo día—por supuesto no iba a tener un lindo día. Él agradeció, se levantó y se fue.—¿Algo que pueda traerle, Sr. Lodge?—dije un poco impactada todavía.

—¿Por qué no le dijiste nada?.

—¿Disculpe?

—No me vengas con juegos Camila,—estaba alzando un poco su voz y miré al rededor. Las dos chicas estaban metidas en su mundo—sabes bien de qué hablo.

—Sr. Lodge, no supe reaccionar, antes de yo poder decir algo usted lo hizo.

—Sr. Lodge,—se burló—¿desde cuando me dices así?—su tono sarcástico mezclado  con la ira era un tono punzante, hiriente. Las chicas ahora sí prestaron atención en nosotros y lo notó—Hablaremos de esto después.

—Sí, cuando te calmes un poco, arrogante celoso.—Caminé hasta el perchero y coloqué el delantal que segundos antes me había quitado. Mi turno había acabado, por dicha.

Salí del establecimiento y comencé a caminar rumbo a mi hogar, bajo la luna que había salido casi por completo. Las luces de un auto detrás mío alumbraron el camino que tenía por delante, ¿si sentí miedo? Por supuesto, era una paranoica. Seguí caminando pero el auto negro paró frente a mí.

—Entra al auto—dijo por la ventana del asiento trasero.

—Estoy bien, Hiram.—traté de rodear el auto pero él volvió a hablar.

—No voy a dejar que camines sola de noche, mi cielo. Sube.

Entré al auto, vi que se dirigía al pent-house y no a mi casa pero no protesté, no sería la primera vez que iría, sólo me quedaría a arreglar las cosas. Al llegar nos bajamos y subimos a su piso.

—Lo siento—dijo apenas entramos, él detrás mío cerrando la puerta; lo miré—Fui descuidado y te hablé feo, lo lamento. Estuve pensando que podríamos decirle a Verónica.

—¿Eso lo pensaste unos minutos? Porque es lo que duré caminando.

— Nos ahorraríamos estarnos escondiendo, cariño.

—Lo sé, ¿pero crees que lo tome bien? porque yo no, Hiram.

— No al principio, pero deberá hacerlo,—se acercó y me abrazó, apoyé mi cabeza en su fuerte pecho y rodee su cintura con mis brazos—Te amo, lo que quiero es demostrarlo.

—Oh Hiram, a veces eres tan cursi.—besé sus labios y solté una sonrisa—Me encanta.

Estuve un rato allí, tomando un poco de vino y simplemente recostados en el sofá, disfrutando de la noche.

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Espero que te haya gustado. Estuve muy escasa de creatividad, perdón.

RIVERDALEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora