𝙧 𝙤 𝙨 𝙖 𝙨

Flores artificiales

Yibo siguió a Xiao hasta el interior de la casa, el contrario no le dirigía ni la mirada ni una sola palabra, y eso lo enfurecía más pero a la vez lo destruía.

— ¡Contestame de una vez Xiao Zhan!— el mencionado se giró, quedando frente al menor, unas lágrimas transparentes corrían por sus mejillas.

— Idiota.

Murmuró. Yibo pareció sorprenderse.

— ¿Qué?

El mayor se acercó hasta un florero, tomando una flor de color rosa. La miró por un instante para dirigir su mirada hasta el Yibo.

— ¿Sabés que significan las flores artificiales?— Wang rodó los ojos.

— No es momento para eso, Zhan.

— Sirven para expresar perdón— el menor lo miró con confusión — condolencias, dar las gracias por algo o darle la bienvenida a alguien. Pero en tu caso Yibo, ninguna de esas cosas aplica, son tan falsas como tú aunque se vean reales.

El mayor dejó caer la flor al suelo, mirando nuevamente al menor quien lo miraba con sorpresa.

— ¿A qué te refieres con que soy falso?— frunció su ceño ante tales acusaciones.

— ¡No te hagas la víctima, maldición!— le gritó haciendo puños sus manos — me engañaste Yibo, y puedo asegurar que no fue con la misma persona, me siento usado, ¡Cómo un estúpido!— el cuerpo del pelinegro se paralizó — esperaba por ti noche tras noche — el chico bajo su mirada, había intentado no romper en llanto pero le fue imposible — mientras que tú estabas con alguien más, eres despreciable.

— Xiao, yo--...

— No. Xiao nada, no quiero escucharte Yibo, así que hazme un favor y déjame en paz.

El mayor salió rápidamente de aquel lugar, un chico de cabellos negros lo esperaba fuera.

— ¿Todo bien?— Xiao asintió limpiando sus lágrimas.

— Vámonos Yu Bin.