Siempre me he considerado una persona solitaria, no importa cuantos humanos estén a mí alrededor, pocos han logrado llegar a ese punto que sale de lo éticamente correcto.Soy consciente que estás palabras salen de mi vacío, vacío con el que aprendí a vivir desde que apareció, desde que decidí dejar de creer en alguien como lo hacía antes.
No importa cuántas palabras salgan de mi boca, puede que no representen nada para mí.
Llegué a un punto muerto, mi habitación, mi preciado lugar de "calma" ahora se veía como un manicomio, las blancas paredes que buscan traer calma solo hacían que quisiera verlas cubiertas de mi sangre, de ser necesario.
Fue ese pensamiento el que llevo a proponer un cambio, que al momento aún no ha terminado; aún así...está noche me encuentro con algo extraño, algo que no ocurría hace casi una década.
Se acerca mi época más de bajón, esa en la que supuestamente celebraría lo "bueno" que es vivir y en la que, esta vez, comenzaría a ser vista como alguien para hablar...Pero al contrario, siempre he pasado esta etapa de la misma forma, mostrándome como un ser que pocas veces conozco y mostrando al mundo algo completamente falso.
Ahora mismo estoy en la víspera del día que más probabilidades me genera de morir y esa oscura habitación que en poco o mucho me ha ayudado ahora refleja una hermosa tonalidad morada.
¿Por qué una simple luz me había traído tanta calma? Puede que fuera el significado detrás de ella, pero pude jurar que por un momento me hizo creer en mí misma y decirme, con el tono más dulce que pude decir...
«Aún tienes algo porque luchar»
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A ti, que no sabes que existo...
Non-FictionHola, aquí estoy dentro de mi caja, con mis manos temblorosas y el mundo en movimiento, pero con la esperanza de que esto libere mi alma, antes de que yo libere mi cuerpo...