Epifanía | Elsanna ft. Hijack

La tan esperada cena.

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"四人晚餐"· . ✧. 　 　 ˚ ✷ + 　　　. ˚ * ˚ 　 　　　　 · 　 . .· 　　　
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ㅡ 2019, Murray Hills Marquis.

Elsa se colocó el beanie de Anna y se miró unos segundos al espejo, tratando de acomodar mejor la bufanda, también de su novia, debajo del abrigo que llevaba puesto. Parte de su ropa pertenecía a su pareja, la cual daba por hecho haberla perdido desde que comenzó a salir con Clarke porque, según ella, cuando le prestabas algo a tu pareja... era demasiado difícil recuperarla de vuelta. Anna la abrazo por la cintura, besando su mejilla incontables veces y deleitándose con la dulce risa de su prometida.

– ¿Crees que Rapunzel le habló a Moana sobre nuestra idea? – preguntó Clarke.

– Estoy demasiado segura que Moana estará igual de emocionada que Kristoff, sabes como son.– se burló Anna sujetándola del mentón para besarla en los labios.

– ¿Nos vamos? – susurro Clarke.

Anna asintió, volviendo a unir sus labios en un corto beso antes de separarse. Mientras Elsa le colocaba la bufanda y el beanie, Anna sacaba el cheesecake del refrigerador y lo colocaba en una pequeña caja para que nada malo le suceda.

Al estar fuera de su loft, Elsa cerró l puerta y volteó para ver a su prometida.

– ¿Tienes todo?

– ¿A qué te refieres exactamente al decir "Todo"?

Elsa entrecerró los ojos al escucharla, deseando golpear a su pareja en aquel instante. Walker se encogió de hombros al verla con el ceño fruncido, sonriéndole de la manera más inocente posible y tratando de hacerla sonrojarse con su guiño de ojo. Pero Elsa solo estaba mirándola, sin expresión y asustándola.

– Si tengo el cheesecake, llaves del loft, del auto y dinero.– habló Anna de forma rápida para que su prometida dejara de verla de aquella forma tan amenazante.– Supongo que con eso te referías a "todo", ¿Verdad?

– Si, ahora vámonos porque no quiero llegar tarde.

Walker no pudo aguantarse la risa, sobre todo porque su prometida siempre había cargado con el título de "señorita puntual" y jamás se iría, todo el tiempo llegaban a tiempo y, de no ser así, Anna sufría por una semana en donde no podía tocar ni besar a la albina. Por eso aprendió a hacer las cosas rápido y siempre estar a tiempo, no quería quedarse sin sexo por una semana.

Elsa presionó el botón del elevador y esperó a que este llegara, disfrutando de la vista de su pareja tan concentrada en su teléfono, quizás hablando con Hiccup o con alguien del trabajo. Como sea, Anna regresó a la realidad en cuanto el elevador llegó.

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Ambas estaban delante de la puerta del departamento del castaño, habían golpeado y la voz de Hiccup les dio a entender que ya iba. No tardó mucho en abrirles, llevaba unos pantalones marrones y un suéter verde pino. Su cabello estaba mojado, indicándoles que acababa de salir de darse un baño. Las invito a pasar, avisando que guardaría el postre en el refrigerador y recordarles que se pusieran cómodas. 

– Jackson vendrá en un minuto, no quería salir de la tina.– confesó el castaño abriendo el horno para sacar la carne con vegetales.– Y de seguro tardará mucho en elegir su ropa.

– Me recuerde a alguien... – susurro Clarke volteando a ver a la pelirroja distraída con la vista al Empire State.– Tarda demasiado en elegir que ponerse y suele cambiarse dos o tres veces antes de salir.

– ¡Eso no es verdad, Elsa! – chillo ofendida la pelirroja.– Debo combinar la ropa, ¿Sabes? Si estoy usando ropa interior de Marvel, debo usar mis calcetines de Marvel y mi camiseta de Marvel. No puedo mezclar Marvel con DC y Star Wars.

Hiccup y Elsa estallaron en risas por la excusa que había hecho la pelirroja, quien chasqueó la lengua en respuesta.

– Ustedes no entenderían mis dilemas de súper fan.

– Yo los entiendo, roja. Pero, a diferencia de ti, yo no tardo horas en elegir la ropa.– se burló Hiccup.

– ¡Si lo haces, Hiccup!

Hiccup puso los ojos en blanco al escuchar la voz de su novio, el cual estaba acomodándose la chomba azul oscuro. Se detuvo al ver a las dos chicas dándole la espalda. Jack le sonrió a su novio antes de ponerse delante de ambas.

– Es un pla...

Sus palabras se esfumaron al ver a la albina delante de él. Ambos frunciendo el ceño y causando intriga en sus respectivas parejas.

– Tú.– gruñó Jack.

– Tú.– susurro Elsa.

– ¿Qué demonios? – balbucearon al unísono los otros dos.