La mano de un amigo
// ???
Escuché la puerta abrirse. Abrí mis ojos a medias, y al levantar mi cabeza noté a Hideki entrar a la habitación con un vaso de agua en mano. Dejó el agua en el mueble de madera de al lado y se sentó a la orilla de la cama. Lo vi a la cara. Nos vimos a los ojos. De inmediato, me volví a recostar y cerré mis ojos. Estuvimos en silencio por quién sabe cuánto tiempo. Entonces fue él quien habló:
—Te traje agua —su tono parecía muy apagado... y suave. Jamás lo había escuchado hablar así.Mi silencio se prolongó por un rato. Mi mente estaba en blanco y negro a la vez. No quería saber de nada ni de nadie. Tampoco es como si pudiera hacer algo al respecto: era como si mi mente se calcinara en frío y mis manos se congelaran al tratar de sacarla de donde estaba. A los pocos segundos, Hideki se recostó junto a mí. Sentí como si su respiración estuviera cerca de mi oreja. Y después... sentí el flujo de una ira muy familiar que empezaba a despertarse dentro de mí...
// Hideki
Era medio día. El sol resplandecía más allá de la ventana de mi habitación. Me quedé viendo a mi amigo cuando se volvió a recostar, ya que no era la primera vez que lo veía así...
Entonces me uní al lado de él, acostado de lado, con mi cara y hocico puestos hacia mi izquierda. Cerca. Cerca de él. Estábamos acostumbrados a estar cerca del otro en todo momento, ya sea en el centro comercial, en el parque, riendo a carcajadas, últimamente jugando pesado... Pero esta vez era diferente.Recordé entonces lo que él me dijo alguna vez:
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—Hidek —me decía con un tono franco, tratando de mantener sus ojos en mí—... Déjame decirte algo —Se quedó en silencio viendo hacia abajo, con sus piernas cruzadas sobre la banca del parque como si estuviera sentado en el suelo como un niño, y con su torso y su cadera en dirección a mí. Apretó sus labios, volvió a mirarme con su cara opacada de siempre y continuó—: desde que me conociste, bien sabes que esto no tiene porqué preocuparte —disimuló una sonrisa tratando de tranquilizarme, pero era ensombresida por una decadencia que no podía ocultar—... Así he sido desde siempre...
—Pero no es normal que estés así todo el tiempo —exalté—. Incluso conmigo...
—Hidek. Hidek —Puso su mano sobre mi hombro...>>>
—... Hideki —quejó, susurrando y dando golpes peqeuños en mi brazo—. Aléjate un poco... Por favor...
Me moví sin más, usando brazos y piernas para quedar casi al borde de la cama. No pude terminar de recordar lo que me dijo después de llamarme por mi nombre ese día.
—No —exclamó—... Es más —lo vi pasándose la mano por su cara—. Déjame a solas —debajo de su mano, su cara se le empezaba a arrugar de lo que parece ser una angustia desconocida.
Entonces me incorporé, y viéndolo desde arriba le pregunté:
—¿Seguro... que estarás bien? —De inmediato, él empezó a moverse.
Escuché un murmullo sonoro y ahogado viniendo de él. Su rostro se apretó, se volteó boca abajo, hundió su cabeza en la cama, tensó todo su cuerpo, sacó sus garras de sus dedos y las clavó sobre las sábanas, con las orejas puestas hacia atrás... Al no ser la primera vez que presenciaba algo así con él, caí en la cuenta de que estaba a punto de explotar en llanto.Me acerqué a él, haciendo a un lado el mueble en donde estaba el vaso con agua, y me agaché a la altura de su cabeza. Puse mi mano encima de su cabeza y de forma delicada lo empecé a acariciar de adelante hacia atrás. Poco a poco vi cómo sus manos empezaban a aflojarse. Seguí acariciándole la cabeza, pero la levantó de repente, por lo que quité mi mano. Su rostro permaneció oculto hasta que volteó ligeramente a su izquierda. Puso su ojo amarillo sobre mí, y un fugaz escalofrío recorrió de mis brazos a mi cabeza. Su mirada me resultó intimidante. Al final, un susurro negro e inexpresivo salió de su boca:
—Pásame el agua —y extendió su mano hacia el mueble de madera....
Pasó un rato. Me encontraba sentado en un sillón de tela oscura, encorvado hacia el frente, distrayendo a mi mente viendo un anime en mi teléfono con audífonos. Mi amigo ya se había levantado al baño, pero aún no había comido nada, y las albóndigas que mi abuela hizo para él ya se estaban enfriando. Ahora mismo sigue en mi cuarto, probablemente acostado, y sin shorts puestos desde ayer en la noche... Por suerte mi abuela no se ha dado cuenta de esto...
De repente sonó el teléfono de la casa que estaba por la cocina. Como mi abuela estaba más cerca de él fue ella quien descolgó el teléfono y contestó:
—¿Bueno? ¿Quién habla...? —No la vi cuando contestó. Yo seguí viendo anime. De inmediato—: ¿Su hermano...? —Apenas la escuché decir "hermano" y me quité los audífonos. Mi abuela estuvo en silencio unos cuantos segundos... Lo siguiente lo dijo en voz baja y con un poco de desánimo—: Sí... Me lo contó Hideki... Lo siento mucho... —Silencio largo... Traté de encontrar a mi abuela en la cocina al asomar mi cabeza por el pasillo—... Entiendo... —Estaba más que atento en ese momento—. Entonces... ¿irá por él a las tres? —«A las tres...», repetía en mi mente—... De acuerdo... Hasta entonces...
Colgó.«Ya han pasado varias horas desde que despertó y aún no ha comido nada...», pensé, bajando la cabeza ante la preocupación, mirando hacia el suelo.

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Volver A Verte
Ficção AdolescenteUno de ellos no puede perdonar su pasado. El otro, no puede perdonarse a sí mismo. El Maine Coon pasaba por un doloroso y desgarrador momento de su vida. Su amigo, un can japonés, lo acompañará en su soledad, mientras que también estará en búsqueda...