Capítulo 5 #Lesley#

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Capítulo 5

❧Lesley☙

¿Cómo se le ocurría a la petarda esa venir a donde no la habían invitado a intentar quitarme el puesto?

Estaba como una furia deambulando por mi habitación. Si pesaba que me iba a ir, lo tenía claro. Ailish había llegado en el peor momento. Yo estaba haciendo el papel de gerente y relaciones públicas que a los chics no se le había ocurrido, y, sólo por eso, estaban dejando que me quedase. Era una necesidad para mí.

Hice lo único que se me ocurrió para solucionarlo y llamé a Owen. En un primer momento se le encendió la bombilla de que se acababa mi misión absurda en aquel lugar y que podía llevarme de vuelta a casa para empezar a "conocer" buenos lobos con los que acabar formando una familia. Pero, con mucho esfuerzo, le expliqué lo "peligroso" que era que, precisamente Ailish, estuviera aquí mandando algo en el popular local. ¿Y si estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para vengarse de la manada de Owen por el rechazo de éste? Lo veía improbable si era sincera conmigo misma, pero se lo vendí a mi hermano como si ya fuera un hecho.

Conseguí con ello mi objetivo. Me dijo que de momento no me moviera, que pensaría en la situación y que vendría al club a hablar con los chicos.

-Prefiero quedarme en éste ala del ático, si no te importa claro. –dijo Ailish desplegando sus encantos mientras miraba a Niall justo en el momento en el que salí de la habitación.

-A mí me es indiferente. Hay muchas habitaciones. –respondió él con la actitud tranquila que le caracterizaba.

-El ala de Mael está completamente vacía, puedes ir allí mientras deciden de qué forma delicada van a echarte –No me callé. No la quería cerca de mí.

-Eso tendría que decirlo, en todo caso, él. –Ailish me respondió en un tonto poco conciliador. Si quería guerra, a mí no me iba a achantar. -¿No hay problema porque me quede aquí entonces Niall? –Volvió a preguntar sacándome de mis casillas.

-Pues entonces seré yo quien se vaya a la otra punta. –declaré rápidamente.

-Tú te quedas aquí. –Niall se tocó el puente de la nariz mientras me sujetaba con una mano. Parecía agotado ya a primera hora de la tarde.

-Niall, ¿qué es todo este jaleo? –preguntó Mael llegando hasta nosotros. Crucé los brazos sobre el pecho claramente enfadada. –Ya veo. –dijo mirándome a mí y a Ailish alternativamente.

-Owen vendrá a la fiesta de esta noche. –respondí sin dar tregua.

-¿Y viene casualmente, Lesley? –A Niall parecía no escapársele nada referido a mí. Éramos un constante tira y afloja.

-Igual de casual que ella. –Señalé a Ailish. –Esté aquí. –Niall negó con la cabeza.

-Repartíos las tareas de gerente para esta noche, de casa al público, no deseamos....malentendidos. –propuso Mael con cautela.

-No tenemos que repartir nada porque pienso llevar esa tarea en solitario. –Ailish estaba dispuesta a que le tirase del pelo. Por muy alfa que fuera había ido al local sólo por molestar. Debemos hablar los tres. –dijo dejándome fuera.

-Yo llegué antes. –respondí como si eso fuera un argumento totalmente válido.

-Hablemos, Lesley. –ordenó Niall.

No le respondí y me planté con los brazos en jarras. Niall me cogió y me cargó sobre su hombro como si fuera un saco de patatas.

-¿Pero a ti qué te pasa? –grité cuando me bajó tras mucho patalear en una de las salas del club. -¿Le estás dando la razón? –Me ofendí porque, en realidad, Niall y Mael me conocían a mí desde siempre.

-Lesley...Tu hermano no va a dejar que te quedes aquí. –dijo con su voz melodiosa. Bien podía decir que eras idiota y, con ese tono, siempre parecía llevar razón. Esa era una de las muchas cosas que me irritaban de él. –Te dejé quedarte porque...bueno...tuvieras un poco de espacio, pero si él no quiere que estés aquí... -Dejó la última frase en el aire para no tener que decirme alto y claro que si me había echado un cable una vez no significaba que se fuera a pelear con mi hermano. Tenía sentido pero yo...no quería irme y casarme.

-Él va a venir, no le gusta que Ailish esté aquí. –respondí rápida y firme.

-Él no puede saber que ella está aquí por casualidad. –Suspiró fuertemente enfadado. -¿Por qué siempre tienes que hacérmelo todo tan difícil? Parece que te gusta estar justo detrás de mí dándome quebraderos de cabeza. –Se dejó caer en una butaca.

Tenía algo de razón aunque no pensaba dársela. Mi hermano Owen, mientras que Niall perteneció a la manada, le encargaba siempre mi cuidado en cada pelea o misión a la que íbamos. Si conseguía quedarme, él tendría que volver a jurar mi protección. ¿Qué derecho tenía yo a estar complicándole la vida para ser yo más libre?

-Está bien. Lo entiendo. –Lo dije tras pensar un poco aunque los nervios me comían por dentro. –Si no quieres que esté aquí, puesto que mi hermano te va a pedir que te ocupes de mí, lo entiendo. Sólo tienes que decirlo cuando él venga. Ahora bien, que me vaya de aquí no significa que me vaya a ir con Owen porque, yo, ¡no pienso casarme! –grité antes de irme a mi habitación.

Olí que mi hermano había entrado en el club alrededor de la una de la madrugada. Llegar más temprano a un club nocturno de criaturas no tenía ningún sentido. No bajé a la pista ni a recibir a los invitados que habían comprados las invitaciones a través de mi sistema web. Ailish se estaba ocupando de eso. Estaba que me subía por las paredes, como si estuviese convencida de que se me agotaban los minutos.

-Lesley. –Owen entró sin llamar tal y como hacía en la mansión. Para él, tener más de cien años no significaba ser mayor. –He hablado con Niall y Mael. –El silencio que se produjo fue más fuerte para mí que si me hubieran golpeado la cabeza. Se me iba a salir el corazón del pecho. –Puedes quedarte de momento. -¿Qué? Vi a Niall asomar la cabeza por detrás y cruzar la mirada sólo una vez. Después se fue negando más para sí mismo que para los demás. –Vigila a Ailish, no se ha puesto nada contenta de verme aquí. Lo de las tareas de gerente ya tienes que discutirlo con ellos. Pero, Lesley... -Me cogió de la mano para dar énfasis y que le mirase directamente a los ojos. –Tu misión aquí es un deber con la manada. Sé que quieres ser libre, pero, en tus manos hay cientos de vidas. –aclaró solemnemente.

Esperé a que se fuera, cosa que no tardó en hacer ya que no se había traído a su mujer, Wendy, consigo. Tras estar segura de que no estaba me lancé a la carrera hasta alcanzar a Niall. Siempre me sorprendía cómo era capaz de saber que era yo antes de que llegase. Todos teníamos buen oído y buen olfato, características evidentes de un buen hombre lobo, pero, a él en especial, nunca podía burlarlo para sorprenderle. Se giró y me miró antes de que le tocase el hombro.

-¿Por qué lo has hecho Niall? –Le pregunté con un fino hilo de voz mucho más suave del que hubiera querido.

-No lo sé Lesley, la verdad es que ni yo lo sé. –respondió antes de irse a su habitación. 

EL SENTIMIENTO DEL LOBODonde viven las historias. Descúbrelo ahora