capitulo segundo (los rubies y los zafiros)

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- Camus... No me dejes nunca más ...

El dueño de los zafiros de aquel sitio sintió una calidez en el pecho que casi había olvidado,esa sensación que solo un ser en esta tierra podía proporcionarle...

Aquella alma de ese pelirrojo veía con la ternura con la que una madre ve a su hijo al verle cumplir sus sueños.

- mon amour siempre te cuidaré. - musitó el dueños de aquellos preciosos rubíes con toda la determinación y certeza que pudiese transmitirle al guardián de la octava casa

Sus zafiros brillaron de un tono demasiado fuerte,tan fuerte que el alma del aguador se llenó de alegría y de vida,por más que el no estuviese vivo.

Sus zafiros y rubíes se cruzaron llenos de ternura pese a que el de hebras doradas no pudiese verlo lo sentía,y con eso le bastaba para sentirse querido por su amado aguador.

El ángel carmínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora