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Ya han pasado varios días desde que Camila y Lauren llegaron a Cuba, faltaba muy poco para navidad y debían regresar a sus hogares antes de la víspera navideña. La animadora como buena mentirosa, les dijo a sus padres que aún seguía en prácticas del equipo de SK en todo el tiempo que ha estado compartiendo con la familia Jauregui. 

La noche era fresca y luminosa bajo los postes de luz en la plaza principal de La Habana, el lugar en donde cada noche se reunían los mejores maestros de la salsa y el merengue a tocar al aire libre, ambientando el sitio, haciendo que la gente que pasara por allí, deseara quedarse a bailar, beber y disfrutar de la noche al son de la música latina. Como lo estaban haciendo ambas chicas en este momento. Habían decidido salir a pasear, recorriendo las muy antiguas calles y admirando las viejas estructuras de los edificios, un lugar mágico donde nadie las conocía.

Ambas chicas se sentaron en una de las mesas de madera vieja que estaban en la plaza, no sin antes pedir unas cervezas a uno de los locales del alrededor. La castaña bebió un trago de su cerveza y se dedicó simplemente a observar a su amada enfrente suyo con una enorme sonrisa dibujada en sus labios, detalló el angelical y alegre rostro de la ojiverde, quien bebía y admiraba a los músicos mientras seguía el ritmo con los dedos de su mano sobre la mesa y un ligero zapateo. Camila se sentía la persona más dichosa del mundo en ese instante, con la chica de sus sueños, alejadas de todo aquel que quisiese separarlas; recorriendo La Habana, Cuba, disfrutando de la increible sensación de la arena en sus pies, la exquisita comida y hacer el amor con Lauren día y noche. Todo parecía irreal, pero estaba sucediendo, aunque lastimosamente pronto acabaría y deberían de volver a pretender que nada sucedía entre ellas, cuando la verdad es que estaban locamente enamoradas la una de la otra.

Los timbales comenzaron a sonar, uniéndose a ello la caja, un pandero, un armonioso sintetizador que guiaba el ritmo y por último, la voz de un hombre dándole vida a la letra y completando la canción. La morena podría reconocer la melodía en donde fuera, era una de las canciones que más disfrutaba de la salsa cada que su madre la ponía en casa. Sentía unas inmensas ganas de bailar; sorprendiéndose antes de lo esperado, la jugadora de béisbol ya estaba enfrente de ella con una mano extendida.

—Lauren Jauregui, nunca supe que bailabas salsa—Camila aceptó su mano gustosa, levantándose y caminando junto a la mayor al centro de la plaza donde la gente estaba bailando

—Papá se empeñó en enseñarme—la pelinegra sonrió tímida, tomando la cadera de su chica y pegándola a su cuerpo, aún con sus manos juntas—Además, ¿quién va a bailar contigo salsa en las reuniones familiares, mi amor?

La latina sonrió de oreja a oreja, mirando fijamente a los ojos esmeraldas de Lauren para luego juntar sus frentes y comenzar a danzar, meneando ligeramente las caderas y los pies siguiendo la percusión de los timbales. La una a la otra se cantaban pedazos de la canción achinando los ojos de las sonrisas tan grandes estampadas en sus rostros; eran tan felices con cosas tan simples, lejos de todo y de todos.

Después de haber pasado un rato maravilloso, bailando y bebiendo hasta tarde con música proveniente de sus raíces. Decidieron ir a casa, pero antes, caminar un rato por la playa para bajar los efectos de lo poco encendidas que estaban por el licor, especialmente Camila, que se había pasado un poco con las copas pero estaba consciente. La arena húmeda por el agua salada del mar se mezclaba con sus pies descalzos en la playa. El lugar estaba totalmente solo, únicamente se escuchaba el ruido de las olas chocar contra las piedras de la costa y las risas escandalosas de ambas chicas que recorrían la orilla con tranquilidad mientras sus manos estaban entrelazadas.

—En dos días viajamos, Camz—comentó la ojiverde, observando el mar, sonriendo con resignación al saber que debían volver a su realidad y todo sería más difícil

Remind Me |CAMREN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora