Kᴜɴᴏɪᴄʜɪ Dᴇ Cᴏᴍᴘᴀɴ̃ɪᴀ ♡︎

Capítulo I

Ya habían pasado algunos meses después de el fin de la cuarta guerra mundial ninja, la aldea estaba recuperándose poco a poco y todo estaba en "paz" por el momento .

Una linda joven de cabellos azulados se encontraba entrenando en el campo, las venas resaltaban a los costados de sus ojos, lanzaba unas cuantas shurikens mientras intercalaba patadas que daban directo al tronco. Su cuerpo estaba concentrado totalmente en su entrenamiento, sin embargo, su mente estaba vagando entre un montón de pensamientos.

Lo cual es bastante entendible si tomamos en cuenta que lo que pensaba la pobre chica es que, llevaba más de 5 años enamorada y aún no podía decirlo en voz alta. Los sentimientos son tan lindos y crueles a la misma vez, lo había comprendido cuando su querido primo se fue justo cuando ambos comenzaban a llevarse mejor.

Eso le hizo entrar en razón, la vida es demasiado corta como para desperdiciar las oportunidades por "vergüenza", hoy estás aquí pero mañana tal vez no, hoy amas a alguien pero mañana tal vez amas a alguien más.

Con esa idea en su cabeza decidió irse a su casa a bañarse, tendría que estar presentable si planeaba declarar su amor que llevaba ocultando tanto tiempo.

Su mente estaba yendo a mil por hora tratando de darse ánimos, por lo que ni siquiera se dio cuenta de lo rápido en que ya estaba entrando a su casa quitando sus zapatos.

- Llegué - avisó aún sabiendo que la única persona ahí, era ella.

Caminó hasta su cuarto y entró directo al baño con solo una toalla, en minutos se quitó la ropa y pronto ya estaba el agua tibia recorriendo cada rincón de su piel logrando relajarla un poco. Solía pensar que el agua tenía el poder de limpiarte no sólo el cuerpo, si no también el alma.

No tardó más de media hora en volver a salir de aquella casa con ahora una ropa más casual. Su destino era claro, el campo de entrenamiento del equipo siete, conocía demasiado a él chico como para adivinar que en estos momentos debería estar entrenado.

Decidió no apresurarse y caminar tranquila por aquella aldea admirando los árboles, debió haber adivinado que las cosas no iban a salir bien cuando gotas gruesas de agua comenzaron a aterrizar sobre todos lados.

Obligada por la lluvia comenzó a correr, esta vez por en medio del bosque para poder acortar camino. Tan sólo en cinco minutos tranquilizó su andar y distinguió aquella cabellera alborotada color rubia.

Una sincera sonrisa se formó en su rostro y se acercó a el lugar hasta poder ser visible para el mayor.

- ¿Hinata? - Naruto se acercó rápidamente y la escaneó con la mirada buscando alguna señal de que la chica ocupara ayuda - ¿qué estás haciendo aquí? está lloviendo.

- Tenía algo muy imp-po-portante que decirte - últimamente su tartamudez había casi desaparecido pero justo en ese momento, era inevitable que sucediera.

El chico alzó una ceja interrogante mientras inclinaba levemente su cabeza hacia un lado. Si Hinata había ido a buscarlo justo a esa hora en medio de la lluvia para contarle "algo", entonces debía ser importante.

- Bien soy todo oídos - le sonrió y decidió no regañarla por salir en plena lluvia.

- Me gustas - a la propia Hyuga le sorprendió lo directa que fue - real-lmente me gustas.

Naruto estaba pasmado, todo había sido tan rápido y no sabía ni siquiera si seguía respirando correctamente. Sus ojos se cerraron fuertemente soltando un suspiro de tristeza, rápidamente se acercó a ella y rodeó sus hombros con sus brazos.

- Lo siento tanto - dijo en un tono tan bajo que la chica dudaba de sí lo había escuchado o había sido su imaginación.

Su corazón de estrujó, lo entendía a la perfección, pero eso no hacía que las cosas fueran más fáciles, con un pesar correspondió rodeando el torso del más alto mientras escondía su cabeza en el hombro del contrario.

- Lo siento tanto - dijo esta vez un poco más fuerte, sus ojos estaban apretados al igual que sus labios.

La impotencia que sentía por estar lastimando a alguien que amaba, lo estaba sobrepasando. Realmente no soportaba la idea de hacerle el más mínimo daño a Hinata, pero en esos momentos era algo inevitable, no quería dar falsas esperanzas.

- Espero seas consciente de que eres una chica increíble Hinata chan, sin embargo no puedo corresponderte - hablo sin separarse - y de verdad lo lamento, pero deseo con toda mi alma que en algún momento encuentres a una persona igual de increíble que tú y que pueda amarte con la misma intensidad que tu lo hagas - suspiró al terminar de decir todo eso.

Era imposible tratar de retener las lágrimas, ella ya tenía su cara completamente mojada gracias a la lluvia y las gotas saliendo de sus ojos sin control alguno. Con un último sollozo se separó un poco para ver la cara de Naruto.

Sintió un nudo en su pecho al ver la cara de tristeza y culpa de Naruto, le dio una sonrisa y le tomó la mano.

- No te sientas culpable, gracias por ser claro conmigo - le dio una sonrisa

- Te llevo a casa, si seguimos aquí vamos a enfermar - apretó su mano caminando bajo la lluvia.

Lo único que se oía eran las gotas golpeando contra el suelo, no era incómodo.

A unos metros de llegar el rubio habló de nuevo - ¿Te alejarás de mi? - preguntó con voz tranquila. Si ella decidía hacerlo lo aceptaría, después de todo si necesitaba espacio para todo esto, jamás se iba a oponer, sólo quería que ella estuviera bien, a salvo.

- ¿Cómo podría? - se giro a verlo una vez estando frente a su casa - sigamos protegiendo el uno al otro como Neji nos lo ordenó.

El mayor sonrió con nostalgia al recordarlo - Perfecto entonces, cuídate mucho Hinata chan, nos vemos - le dio un último abrazo

- Nos vemos.

Y así entró a su casa, si era sincera creyó que estaría más destrozada, pero, aunque le gustaba naruto, también lo amaba como persona, como amigo. No estaba perdiendolo, le ponía tranquila el saber que ambos están bien.

-¿Hija? ¿Por qué estas mojada? - se asomó de la cocina su padre

- Estaba en el campo cuando empezó a llover padre - habló tranquila la menor

- Ten más precaución la próxima vez, ve a bañarte antes de que te dé un resfriado.

Con un asentimiento de cabeza camino hasta su cuarto.

[...]

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