Las palabras dolidas de su hermana y los favores que anteriormente le habían pedido sus padres empezaron a resonar en su cabeza.
Ahora todo cobraba sentido en la mente de Lawrence.
Todo era una locura.
Hacían aproximadamente tres meses que sus padres habían ido a visitarlo a su casa. Ellos se habían excusado diciendo que solo querían ver a su primogénito y que una visita no le sentaba mal a nadie. Ni siquiera a él que era un hombre adulto y que ya tenía un título.
Lawrence conocía de sobra a sus padres y sabía que una visita así solo podría deberse a que necesitaban decirle algo lo suficientemente serio y confidencial como para no escribirlo en una carta y dejarlo a la merced de algún lacayo o arriesgarse a que el correo fuera interceptado.
Mantuvo esos pensamientos todo el tiempo que sus padres estuvieron en su casa. Sin embargo, ya se empezaba a convencer de que no habían motivos ocultos tras su visita cuando una tarde su madre irrumpió en su despacho.
-Tan lindo y comprometido mi hijo. -Dijo mientras le sonreía desde el umbral de la puerta.
-Madre, me ha sorprendido. -Le respondió mientras se ponía de pie y con un ademán de manos la invitaba a pasar y a tomar asiento.
-Siempre has sido un caballero, mi querido hijo. -Sonrió complacida la Duquesa.
-Espero que su estadía esté resultando placentera, Madre. -Le dijo mientras agachaba la cabeza a revisar unos estados de cuenta, los negocios estaban resultando muy prósperos.
-En efecto, lo es. -Dijo su madre con cautela. -Pero sería del todo mejor si mi hijo me complace con un deseo. -Dejó la frase en el aire.
Lawrence alzó la vista hasta su madre y con una mueca la incitó a que continuara.
-Verás, -prosiguió su madre -Nuestra querida Elise tiene ya 17 años y aunque es una joven hermosa que puede conseguir un esposo por sí misma, debemos... aligerar las cosas. -Lawrence se tensó, y no era para menos; estaban hablando de casar a su hermanita menor.
-No estoy entendiendo bien madre. -Le dijo en un tono serio y más brusco de lo que habría querido.
-La Temporada se acerca, ya sabes. -Gesticuló con la mano. -Bailes, veladas e invitaciones a tomar el té serán el pan de cada día y no dudes en que tu hermana como legítima hija de los Duques de Windsor recibirá muchas invitaciones. Verás... -hizo una misteriosa pausa. -yo necesito que sus modales sean impecables. No podemos permitirnos fallas de ningún tipo. Si sabes a lo que me refiero. Vamos a necesitar una mano extra en estos casos...
Lawrence la observaba impaciente sin saber qué decir, no podía creer que su madre le estuviera pidiendo hacer de carabina e institutriz de su hermana.
-Sabes que los modales de Eli son perfectos, no hay nada de malo en ellos. -Se encogió de hombros.
-Lo sé, -se apresuró a decir su madre -solo que... tú eres un caballero que ha viajado mucho y has conocido a muchas damas. Conoces de sobra las características que pueden resultar indeseables en una señorita, solo te pido que nos acompañes uno o dos meses antes de que empiece La Temporada y observes de cerca su comportamiento y que, llegado el caso, corrijas una que otra cosita. Creo que no estoy pidiendo mucho. Es algo que como su hermano tú puedes hacer.
-Está bien, Madre -la miraba resignado -haré lo que me pida.
-No me mires así hijo, tal vez en un principio todo te parezca un chiste, o como en este momento, pensarás que estoy exagerando, pero llegará el momento en que Elise tendrá grandes responsabilidades y sabrás de lo que hablo. Solo quiero que todo salga bien. Ella tiene una reputación que proteger.
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Una Libertina Prometida
Исторические романыElise Castilla es, secretamente, todo lo que NO se desea en una "señorita" de buena cuna: es rebelde, coqueta, siempre se sale con la suya, e incluso gusta de veladas nocturnas en lugares a los que se les acusa no están a la altura de las personas d...