Capítulo 11

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Ese día despertó temprano como muy pocas veces. Pero no era para menos, esa mañana regresaba su padre y debía estar radiante. Además, quería sentarse a esperarlo y tener el gusto de ser la primera persona a quien su padre le diera un abrazo después de atravesar la puerta.

Aún se sentía un poco mal por lo que había pasado el día anterior con su hermano, pero eso no iba a opacar su felicidad. Luego se encargaría de pedirle disculpas a Lawrence.

Con esa idea en mente se levantó de la cama y tocó su campanilla, al cabo de unos minutos apareció Amelie quien no se sorprendió para nada al ver a su ama despierta tan temprano, la conocía lo suficiente para saber a qué se debía. Así que sin más, le dio los buenos días y se dispuso a prepararla.

La doncella obtuvo del armario un bonito vestido de color amarillo pastel y unos guantes a juego. Después de que tomara un baño, su doncella la ayudó a vestirse y posterior a ello, le peinó el cabello en dos recogidos que finalizaban con dos grandes bucles de cabello rojizo que caían sobre el pecho de la dama en un delicado y sutil escote.

-¿Entonces se molestó el amo Lawrence con usted y la señorita Alicia? -Preguntó una compungida Amelie.

-En efecto, pero no te preocupes por eso, tú no tuviste la culpa. Ya luego se le pasará. -Desestimó la pelirroja. -¿Y por qué te diriges a él de esa forma? -Entrecerró los ojos.

-Por nada, es la forma en la que debo llamarlo, es mi señor y le debo respeto. -Respondió la doncella encogiéndose de hombros.

-¿Segura solo es eso? Antes no parecías pensar igual. -Siguió insistiendo la dama.

-Por supuesto solo es eso, antes no lo veía de esa forma, pero es así como debe ser tratado uno de los señores de la casa.

Elise no dijo nada más, aunque no quedó complacida con esa respuesta. Pero por el tono que empleó la doncella, sintió que no debía preguntar más sobre el asunto.

Cuando estuvo lista, se dispuso a escribirle una nota a Alicia para saber como había resultado todo en su casa después de la tarde de ayer.

Luego de enviar la misiva, salió de su habitación y tomó el pasillo que llegaba a las escaleras y luego al comedor. Después de desayunar iría a su salita de té y allí se sentaría a esperar a su padre.

En el desayuno todos se encontraban animados, el regreso del Lord era algo que los hacía muy feliz, tanto su la familia como el servicio se encontraban muy contentos. Siempre se habían caracterizado por ser muy unidos y cuando Francis o Lawrence se encontraban lejos, Caroline y Elise lo resentían en demasía.

***

Tres horas.

Tres horas habían pasado desde que Elise había ingresado a su salita de té a esperar a su padre. La paciencia no era precisamente una de sus virtudes y aunque reconocía que había esperado lo suficiente, ya se sentía exasperada. Estar tanto tiempo quieta y sin hacer nada iba a enloquecerla.

Incluso había recibido la contestación de Alicia informándole que todo en su casa estaba perfectamente bien y que no había tenido mayores inconvenientes con su hermano.

Se disponía a buscar otro pasatiempo cuando decidió asomarse a la ventana, en eso por fin pudo ver que un carruaje se acercaba a lo lejos. Era él, era el carruaje de su padre. Se alegró inmensamente.

Sin pensarlo corrió en busca de su madre y hermano y cuando estuvieron reunidos salieron a esperar fuera, debían recibirlo como merecía.

El carruaje por fin estacionó frente a la casa y Elise salió disparada, un acto algo impropio para una dama como ella. Pero al carajo las normas, era su padre y lo había extrañado demasiado.

Una Libertina PrometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora