Prólogo

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Seúl Corea.

Con la mirada de un halcón puesta en la esquina de la calle real, que es conocida por constar con una de las avenidas más transitadas al día y en la que encuentras la mayoría de locales indispensables a la hora de abastecer tu despensa; Namjoon espera pacientemente a su presa, por quien le habían prometido un pago tentador que logró que volviera al hábito.
Lleva una chamarra negra, pantalones y camiseta del mismo color, junto a un gorro oh sorpresa igual negro: para tratar de mezclarse entre el ambiente, lo cual funciona pues además es de noche.

Cierta energía que solo aparece cuándo arruinará la vida de alguien más le recorre el cuerpo, y sabe que esta noche mejorará cuándo llega la hora que le indicaron que el intruso cruzaba la calle.

Efectivamente lo ve vistiendo un jersey color rojo y pantalones cafés, luciendo una caballera que se mueve al compás del viento. No se detiene a pensar en que es un chico precioso, pero si admite que le irrita que parezca tan.. inocente. Como si no fuese un maldito pedófilo, violador de niños.

Se acerca furioso, recordando las razones que le dieron-como si las necesitara- para raptar a la rata, y tras que llega a un par de metros tras él; saca el pañuelo sucio empapado de cloroformo y lo pilla de manera brusca, tapándole la boca y nariz de inmediato.
El hombre por supuesto pone resistencia pero sabe que lo tiene, y dado a lo frágil que siente su terso cuerpo; no opone problemas al momento de proseguir a arrastrarlo hacia el callejón donde dejó el auto.

—Quédate quieto hijo de puta—sisea en su oído, actuando rápidamente para no llamar la atención de la gente que está alrededor. —Vamos a dar un paseo.

El chico ya está mareado, casi desmayado, por lo que es fácil sujetarlo mientras usa una de sus manos para abrir la puerta del auto y subirlo al asiento trasero, no siendo tan cobarde para patearlo o golpearlo al estar inconsciente, pues ya habrá tiempo para darle una paliza cuándo esté lucido y pueda sufrir más.






🍷🍷🍷











Se adentra a la cochera de su resguardada casa media hora después tras haber sido cuidadoso al no dejarse seguir por nadie o dar indicios de lo que ha hecho, y saca a la presunta rata para llevarla al lugar donde le hará la vida miserable; el sótano sucio y frío de su “hogar”.

Una vez en este prosigue a aventarlo de cualquier manera a una silla, y amarrarlo a ella, no perdiendo detalle a las bonitas curvas bajo esas prendas exquisitas pero discretas.

—¡Despierta!—le grita tras haberle aventado una bofetada dura que de inmediato le parte el labio y logra que vuelva a la conciencia.—Buenas noches, rata asquerosa—sonríe al ver el miedo reflejado en esos hermosos orbes oscuros como el espacio.

—Y-o..

—No te he dicho que hables, muñeco—lo toma del mentón, no dejándose engañar por tan dulces rasgos faciales y tan angelical semblante.—Todos sabemos lo que hiciste y yo me voy a encargar de que pagues, Kai.

La esperanza de pronto se apodera del menor quién parece creer que puede salvarse del infierno que Namjoon ha preparado para él.
—No soy Kai—solloza desesperado haciéndole fruncir el ceño. —Mi nombre es Seokjin, Kim Seokjin y..

—¿Que graznas, imbécil? —el secuestrador no piensa creerle una mierda pues no se cree tan imbécil como para confundirse con su presa. —Eres una rata asquerosa que disfruta engañando niñas y niños para calmar tu perversión.

—No, no. Lo juro—el mocoso de al menos veintitrés años insiste, logrando que Kim lo tome fuerte del cuello.

—¿Quieres jugar a mentir? —está comenzando a cabrearse y no le importaría romperle su cara de muñeca si lo sigue escuchando mentir, no obstante su presa niega asustado, con los ojos llenos de lágrimas.

—No soy quién piensas. Por favor créeme. Puedo probarlo.

A Namjoon le palpita un músculo en la mandíbula con la sola mención de que se haya equivocado, aunque no desea cometer errores, ni culpar un inocente.

—Maldita sea. Muéstrame—lo suelta con excesiva fuerza no creyendo que se ha equivocado.

—Mi mochila, la traía encima. Tengo mi billetera en ella donde está mi identificación, y mi credencial de lector. Verás que..

—Cállate—lo interrumpe, yendo rápidamente hacia arriba, específicamente a su auto para buscar en el asiento trasero lo que el muñeco ha dicho, y confirma tras rebuscar en él que si.
Maldita sea, el mocoso es Kim Seokjin y no Kai.

Regresa apresurado, con la mente a mil pues ahora tiene un maldito muñeco precioso en su sótano cuándo debería tener una rata asquerosa y estarle dando una paliza.

—No te puedo dejar ir—anuncia al estar frente a él. —La he cagado, si. Sin embargo no te irás, y voy a arreglar esta mierda.

—Pero..

—Por favor cállate—de nuevo sube las escaleras para dejarle aún atado, a oscuras y encerrado.

Se ha equivocado, lo admite.

Tenía que buscar a Kai no a este muñeco idiota y llorón, y el problema es que no sabe como hará para devolverlo sin tener consecuencias y arreglar esta mierda pronto antes de cometer otro error.


***


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Infalible. [NAMJIN].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora