Mi cumpleaños número 20 al fin había llegado, mis amigos y yo nos habíamos reunido en un antro muy conocido en Culiacán, merecía divertirme al fin. Definitivamente el alcohol nos había afectado mucho y aunque casi no se notaba, podíamos saber que bien no estábamos. Tenía pocos recuerdos y lo último que recuerdo en ese lugar fue una sonrisa demasiado bonita preguntando mi nombre.
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Despertar con resaca no es muy común en mi, esa es la razón por la que no salgo y odio beber, pero era mi cumpleaños. Mi mente automáticamente se despierta al ver unas sábanas blancas y no unas rojas como suelen ser, tampoco parecen sabanas de casa de mis amigos.Lentamente volteó hacia mi derecha, cierro los ojos anhelando ver una cara conocida. Mis ojos se abren de inmediato cuando unos ojos me miran atento junto a una sonrisa. ¿Quien rayos es el?.
—Buenos días, despiertas muy tarde y yo tenía cosas que hacer, decidí quedarme porque seguramente no sabrías cómo salir de aquí.— Me contesta el tipo desconocido.
—¿Quien eres?.
—Bueno, ayer te dije, no me di cuenta que estabas tomada después de mucho tiempo, quiero que sepas que me disculpo por eso.—Me vuelve a sonreír.— Me llamo Marco, pero los plebes me dicen Markitos, a lo mejor y has escuchado de mi.
No tenía idea de quién era el, solo quería irme de ahí cuanto antes.
—No se quien seas, no recuerdo mucho, mejor me voy.
—¿Quieres que te acerque a tu casa? Tus amigas nomas te dejaron conmigo y no les importo mucho que fuera un desconocido.
El se levantó de la cama al notar mi silencio y sin pena se comenzó a cambiar, tome la sabana y me enrrede en ella e intenté buscar la mía.
—Al parecer te incomoda mi presencia, el hotel está pagado, puedes desayunar lo que quieras abajo y un plebe te llevará a tu casa si quieres.
El tipo salio de la habitación y se fue.
Al bajar a la entrada del hotel pude ver una camioneta blindada negra, donde un señor esperaba por mi, al entrar el miedo recorrió por mi al ver las armas que cargaban.
¿Con quien me metí?.
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Mis amigas no recordaban mucho de lo que había pasado, y preferí no contarles el insidente, tenía miedo.—¿Porque no nos quieres contar del plebe con el que te fuiste?.—Me insistía Maria.
—Ya te dije que ni me quiero acordar, ni quiero volver a ver a ese vato.
—¿Tu mamá no se enojo contigo por que no llegaste?—Dijo Sofia.
—Piensa que me quede en casa de ustedes, por eso me harán ese paro, si mi mamá pregunta estaba con ustedes.
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La Hija Del Narco
RomanceTras una noche de la que casi no se recuerda nada empezó lo que ahora llama como castigo, pero a la vez ve como lo mejor de su vida. Iba a tener un hijo, pero no cualquier hijo.