Estaba afuera de la casa del Chiquete, la Melissa me había confirmado que el estaba por salir y aproveché para venir a verlo.
Chiquete salió por la puerta de su casa rumbo a su carro cuando me vio.
—Mira nomas, ¿Volviste por la niñera?.
—Que cosas dices loco, si tú eres mi amigo, casi como un hermano para mi.
—Me ponías como pendejo a cuidar a la estrellita y tú bien padre en tu casa.
—Eres mi persona de confianza, tú más que nadie podía cuidar de ella, entiende, necesito que me ayudes.
—Voy a volver Eduardo, no voy a darte la espalda, eso no hacen los amigos. Pero esta semana yo voy a darme unas vacaciones, tú ponte a cuidar a tu mujer y a tú bebé.
—No es mi Mujer, loco.
Chiquete no dijo nada y se subió a su carro.
Nunca me preguntaba qué hacían Chiquete y la estrellita todo el día, ¿a donde van sus papás todo el tiempo?. Ahora seguía sin saber mucho, había llegado temprano a casa de la estrellita y ella solo había ido a la cocina por un cereal y había vuelto a dormir sin ponerme atención.
Dos dias me los que ella no hablaba conmigo, me dejaba tocar a mi hijo, que parecía que todos los días crecía más.
Intentar sacarla de su casa era imposible, ella no queria salir perjudicada de nada conmigo.
Camine a su cuarto y abrí la puerta entrando.
Ella estaba viendo algo en su computadora.—No entiendo porque no quieres hablar de nada conmigo.
—No se que sigues haciendo aquí, en estos dos meses no es que te preocupara mucho el bebé, Chiquete te deja y ahora si vienes por el bebé. ¿Eso será siempre? No necesito un padre ausente para mi bebé, no quiero que sepa que su papá es un maton que conocí por error.
—Entonces para que fuiste a buscarme ese día y contarme sobre el.
—Porque merecías saberlo, no necesitaba nada tuyo y no lo voy a necesitar.
La estrellita se veía enfadada y yo estaba peor, salí de su casa detrás de todos lo que la cuidaban fuera, no pasaría nada si hoy estaba sin vigilancia.
Dias de la mañana del día siguiente.
—Marco, vengo de la casa de la estrellita y al parecer la canija fue a su trabajo, ese que tenía antes.
—¿Estas seguro de lo que estás diciendo, Pityn?
—La gente se acaba de ir para alla y cuando intenté tocar para ver si ocupaba algo, su vecina me dijo que no estaba.
Yo mismo fui sin compañía de nadie a el restaurante en que antiguamente trabajaba ella. Al entrar intenté búscala, pero lo primero que vi fue a Chiquete en una mesa desayunando.
—¿Que haces aquí?.
—Ya ves, me tome unas vacaciones y vine a desayunar aquí.
—No te hagas Pendejo, sabes a lo que me refiero.
—Ella quería venir a trabajar, no quiere nada tuyo y yo tengo que vigilar que mi sobrino esté bien, no te quiere cerca y si eso implica sacrificar mis vacaciones lo tono.
—¿No estarás enamorado de la Estrellita verdad?
—Eduardo, eso que a ti te valga verga, ella no es tu propiedad.
—No me traicionarías.
—No son nada.
A lo lejos vi a la estellita en su uniforme, no le quedaba tan bien como la última vez que había venido a verla, ella jamás se daría cuenta de eso.
¿Que hacía la futura madre de un bebé narco trabajando aquí?
ESTÁS LEYENDO
La Hija Del Narco
RomanceTras una noche de la que casi no se recuerda nada empezó lo que ahora llama como castigo, pero a la vez ve como lo mejor de su vida. Iba a tener un hijo, pero no cualquier hijo.