Capítulo 3

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Encontre una banca no muy lejos de los helados, asi que, podía ver perfectamente bien a Alexander. Traia unos pantalones caqui entubados, unos tenis gastados y su sudadera color vino de siempre. Podía estar a 20mts de distacia y lo reconocería por su atuendo y su gorrito. Tenia cabello obscuro, supongo que despeinado debido al gorrito. Tenia unos ojos negros y profundos pero a la vez siempre muy alegres.

-Aquí tienes- dijo cuando llego con mi helado.

-yeeii ¿De que es?

-chocolate con limon- y me guiño el ojo.

-Yeeii si sabes cual es mi helado favorito- y lo abrace y le di un beso en la mejilla, en la cual quedaron un par de labios color entre morado y vino obscuros, solo contuve la risa porque no quería que se lo borrara.

-Ahora si, explicame que paso con Christian- y se me escapo un suspiro.

-No es nada, supongo, es que me dijo que tenia unos problemas y le pregunte que que eran y me evadió el tema...

-¿Te evadió el tema?

-si, como tres veces, asi que, ya no le pregunte mas

-tss que mal

-si asi que ando preocupada

-no te preocupes, bitch, se va a arreglar y tal vez te diga

-ah... Ojala- y me acurruque en su hombro. Cuando estaba con el sentía paz y tranquilidad, me reconfortaba, era una linda sensación. Sus abrazos me daban la sensación de estar segura.

-¿y que tal vas tu con Vanessa?-interrumpí el momento y ahora fue el el que suspiro. ¿Asi de mal?

-No es eso, es que, ya esta quedando con alguien y ¡AH! como me estreso!

-Ya tranquilo, ¿Porque no lo intentas con alguien mas? ¿Con otra chava?

-no me gusta ninguna de la escuela, Dan

-¿No?- y me aleje un poco para poder verle el rostro, solo negó con la cabeza.

-Da igual, de todas formas no me importa, soy un soltero feliz- y me reí

-ya somos dos- y ahora ambos reíamos. Pronto le perdimos la gracia. Yo miraba al infinito anhelando poder estar con alguien como con Alex estaba en este momento.

-¡Hey!

-que sucede?-y voltee a verlo. Me miraba con ojos soñadores y se quedo callado por un momento.

-deja de estar triste, todo a su tiempo, niña.-dijo mientras sonreía con una pizca de melancolía y me sacudía amistosamente un poco y yo solté otro suspiro

-ese es mi problema... El tiempo-

-¡Yaaaa! ¡Me vas a pegar tu sentimentalismo, mujer!- y reí

-¡Ay, Perdón! Discúlpeme usted, Mr. Positivismo

-Callate, igual me amas, exagerada

-obvio, Bitch- y lo abrace.

Estuvimos unos minutos mas en la plaza, luego me acompaño a mi casa. 

Diario de un corazón enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora