Terror en el bosque

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Entrapta cruzó el bosque rompiendo hojas crujiente y varas caídas a su paso. Apartó las ramas y salto desniveles impulsada con ayuda de su cabello dedicando su atención a las lecturas de información que aparecían en su tableta.
Sin notarlo avanzó directo a un árbol. Un cuervo voló sobre su cabeza, su figura se perdió en una bruma dorada multiplicando su tamaño convirtiéndose en una bestia redonda similar a una araña. Un rayo de calor salió expulsado de su pecho destruyendo desde el tronco hasta la copa.
Entrapta se detuvo esperando que el sonido cesará.
La bestia se convirtió de nuevo en cuervo. Graznó posándose en su cabeza. Entrapta palmeo su coronilla con la punta de su coleta morada.
—Gracias Emily.
Vagaron un rato más en el bosque hasta que la luz se filtró con mayor fuerza tras de las copas de los árboles. Un claro apareció al frente. Entrapta corrió rebosante de emoción.
Una torre cubierta de enredaderas con brotes azul y morados se impuso en el centro oscura y desgastada. Emily graznó resistente avanzar.
—Descuida. Solo recuerda ¡Es por la ciencia!
Cruzó el prado. Inspeccionó detalladamente la estructura. Levantó su varita y una grabadora se dibujo en lineas blancas.
—Exploración dia once... no, doce. Aunque la estructura de la torre parece antigua las partes metálicas no están oxidadas. Me dispongo a entrar.
Guardó su varita. Empujo la puerta, está cedió sin crujir, como si la hubieran aceitado recientemente. Entró en la habitación y dio una vuelta en su lugar.
—Guau. Un hechizo de expansión.— dijo con asombro.
Una escalera en espiral conectaba los niveles. Aplaudió emocionada. Su cabello creció, tirando su sombrero, sujetándose a la baranda llevándola al tercer nivel. Enormes estantes cubrían la circunferencia de las paredes llenos de libros, botellas con líquidos fluorescentes, plantas extrañas y , lo más interesante, piezas mecánicas.
Curioseo por horas con Emily volando cerca acompañada de los ruidos de papeles cayendo y vidrios rompiéndose a su paso. Inspeccionó unos planos que mostraban la estructura de un traje que permitía la magia recorrer por el cuerpo y emanar en cualquier momento. Similar a una varita.
Su cabello serpenteo tras de ella buscando más pergaminos con información. Sujeto el lomo de un libro, solo se inclinó. Un click se escuchó y el estante se deslizó revelando una entrada .
—Un laboratorios secreto— chilló emocionada.
El cuarto era iluminado por piedras minerales que irradiaban energía tiñendo de verde las instalaciones. Cápsulas cercaban en filas el camino a un panel al otro extremo. Un traje que irradiaba cantidades de magia que hacia el bello de sus brazos erizar flotaba en el centro. Más allá una pantalla mostraba distintas fórmulas y cálculos. Recargo el mentón en sus manos usando su cabello como silla. Números bajaban acelerados reflejándose en los lentes de protección que conjuro.
—Fascinante— sintió la diversión crecer en su pecho— pero siempre hay mejoras que hacer.
Giro hacia el traje, llaves, sopletes y serruchos aparecieron a su lado. Frotó sus palmas lista actuar.
Emily graznó molesta frente a ella.
—Descuida, solo serán unos ajustes.
Una careta cubrió su rostro. No desperdiciara la oportunidad de conocimiento.

El ocaso invadió el bosque. Un hombre esperaba con las manos tras la espalda frente a la torre del claro observando el espacio entre la puerta y la pared.
Sus ojos brillaron, la puerta se abrió. Vago silencioso estudiando el desastre. Se detuvo frente a la puerta del laboratorio. Los cristales crujieron bajo sus pies.
Camino hacia el ruido. Una mujer de cabello morado que se movía como serpientes acuáticas caminaba alrededor del traje.
—¿Qué haces aquí?¿Quién eres?— exigió saber furioso.
—Si, un segundo.
La mujer dio vueltas revisando su trabajo.
Un cuervo apareció, su forma cambió y empujo a la intrusa fuera.
—Repare los conductores. Puedes probarlo ahora.— gritó antes de salir.
Miró incrédulo el espacio vacío que dejaron.
Pensó un momento. Gruño. Se acercó al traje cauteloso, tiro una palanca y contempló la energía conducir a través de la estructura.
—Ella lo arregló.
Una duda infantil cubierta de emoción brotó en su pecho.

Salió del laboratorio irritado al sentirse desconcertado.
—Funcionó ¿verdad?
La mujer apareció frente a el sorprendiendolo arrancando un denigrante grito. Retiró su rostro sonriendo. Colocó una pequeña taza de té en su manos que se llenos desde el fondo desprendiendo un olor a mora.
—Quién... ¿Cuál es tu nombre?
Un mechón de cabello morado se entendió frente a él. Lo estrecho incómodo.
—Entrapta y ella es Emily —el cuervo graznó—¿tú eres?.
Aclaro su garganta.
—Soy Hordak.
Bebieron su té. Entrapta chillo tras un segundo de silencio arrojando su taza. Su cuervo la atrapó en el aire.
—Es emocionante encontrar otro científico en la comunidad mágica. Tus planos son fascinantes—parloteo desenfrenada.
Hordak se tensó desacostumbrado a la interacción social.
—El oficio está decayendo. El futuro está en la ciencia, sólo así la magia puede salvarse.
Entrapta se precipitó frente a él como una llamarada contenida de emoción.
—Estoy totalmente deacuerdo.
La bruja revoloteo frente a el columpiándose en su cabello exclamando emocionada sobre hechizos, pociones, máquinas, magia y ciencia.
Hordak la escuchó atento. Pasó años en reclusión solo sin otra opinión que la suya, hace meses se había estancado en su investigación. Miró su taza nuevamente llena. Quizá la compañía sería un factor benéfico.

La historia de terror de la tenebrosa torre del bosque desapareció. Los rumores de una pareja de hechiceros que trabajan con tecnología se esparcieron. La desiertas planicies del claro se cubrieron por pequeños brotes de fruta y cosechas. Las instalación antes desiertas eran visitadas constantementes por estudiantes y criaturas. Una nueva era de magia y asombro estaba comenzando.
La antigua profesora de Luna Brillante no era extrañada más allá de su relaciones emocionales pues siempre se ausentaba en sus clases para realizar viajes y experimentos.
Ahora tenía un compañero. Hordak tenía una amiga. Ambos encontraron más de lo que pensaron tener o necesitar. Formaron un vínculo disfrutando una vida.

Sombra de media noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora