Escuela de magia

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El cielo pintado de gris nebuloso resaltaba el café y rojo desgastado del castillo a lo lejos sobre la montaña.Adora disfrutaba ver por el balcón e imaginar todo tipo de historias, aterradoras o heroicas, ocurriendo en el. No tenía cómo gastar su tiempo más que dejar volar su imaginación.
Un grito agudo llamó su atención. Volteo y una chica de cabello lila que brillaba como estrellas chocó con ella. Tirada en el suelo vio a la chica de capa oscura quejarse aferrada a una escoba en la que juraría haberla visto montada.
—Lo siento estaba distraída y no veía por donde volaba.
Adora acepto su mano y ambas se levantaron.
—Espera ¿Tú estabas volando... en una escoba?
La chica sonrió.
—Si. Acabo de recibir mi licencia— eso solo la confundió más— Voy camino a la escuela...
La chica tocó el costado de su capa, su cara palideció llena de preocupación.
—¿Qué pasa?—Adora comenzaba a asustarse.
—Mi amuleto. Creo que se cayó cuando chocamos. No puedo irme sin él.
Miraba descontrolada por todos lados. Adora sintió lástima preguntandose que se sentiría tener algo tan importante.
Se acercó con cuidado colocando una mano en su hombro. La chica la miró con ojos brillosos a punto de llorar.
—No te preocupes te ayudare a buscarlo.

El amuleto era el báculo de su padre compactado en un anillo. Le contó sobre la magia y la academia de brujas sobre la montaña , Luna brillante, de la que su madre era directora. De todas las cosas que pudo imaginar una escuela era lo último en lo que pensaría, mucho menos que la magia existiera.
Una mujer mayor que paseaba a su perro al verla arrastrarse por el pasto paro y charlo curiosa con ella. Adora converso lo más natural que pudo con ella sin mostrarse confundida, al parecer no podía ver a la chica de la escoba.
Unos minutos después encontraron el anillo. Calmadas se sentaron en una banca después de pasar una hora buscando.
—Gracias por ayudarme ¿Cómo te llamas?
—Adora.
Pensó muchas veces en un apellido que presentar, pero no tenía uno, estaba aburrida de buscar.
—Bien Adora soy Glimmer—se estrecharon la manos, Glimmer no la soltó—Ahora dime; tú puedes verme pero no estás vestida para ir a Luna brillante ¿No aplicará el examen? o iras a otra escuela.
Aunque era una chica agradable también era un poco abrumadora.
—Ni siquiera sabía que existía una escuela hasta hoy.
—Pero tienes magia—insistió— ¿Por qué no aplicas el examen?
—¿Qué?
—Puedes venir conmigo.
Miro tras ellas el enorme edificio gris donde había estado su vida. Lo peor que podria pasar seria fallar y volver ahí. No perdía nada con intentar.

Se miró en el espejo de su habitación dentro del enorme castillo. Hace unas semanas miraba hacia fuera imaginando un cambio, aunque apenas había pasado el examen de admisión, ahora estaba ahí tomando un nuevo camino.
Salió al corredor a encontrarse con Glimmer formada fuera de una sala. Primer día de clases, primer dia de una nueva vida.
—Hoy nos darán nuestros familiares—informó Glimmer emocionada.
—¿Familiares?— aun se sentía confundida dentro del mundo de la magia.
—Guías que acompañan a las brujas. Normalmente son gatos.
La puerta se abrió. La directora Angela y la subdirectora Light Spinner salieron de la habitación.
—Cuando las nombremos pasen a elegir a sus guías.
Una por una las alumnas entraron y salieron con una gatito en brazos ronroneando en su pecho. Nunca antes tuvo una mascota, esperaba ser capaz de cuidarla.
—Adora—la directora la miró con cariño—es tu turno.
Entró a la sala. Tres mesas largas espaciadas llenas de cojines de terciopelo rojo vacíos cubiertos de pelo brillaron con el sol de la mañana. Camino por la habitación buscando, tratando de ver o escuchar algún gato sobrante.
—Directora creo ya no hay gatitos.
Angela busco junto a Adora confirmándolo. Light Spinner apareció calmada frente a la puerta.
—Los familiares disponibles se agotaron. Debido a la sorpresa de este año— no necesitaba ser una bruja para saber que hablaba de ella— los calculos en cuanto familiares y brujas no coinciden. Tendremos que esperar a que envíen una nueva camada.
Adora no se sintió decepcionada, no entendía por completo las reglas, sería una preocupación menos en lo que se adapta a la escuela.

Sombra de media noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora