Oportunidades

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No fue tan horrible como esperaba. Gracias Sting...Si me hubiera soltado la mano probablemente hubiese corrido, de nuevo.

Lucy estaba en su habitación, ya vestía su pijama, que era prácticamente un camisón azul oscuro. Ella estaba emocionada, su padre había pedido a Sting que trabajara para él. Su padre probablemente lo evaluaría la semana completa, lo que significaba que podía estar con él más tiempo, aunque tuviera que arreglárselas para evadir a Natsu.  

Natsu…

Había cambiado mucho en los últimos dos años, no le importaba nada, a ella la veía nada más con un objeto, un trofeo…

Hoy, a mitad de la cena había estado serio, muy raro de él, generalmente estaba armando un escándalo, yendo a fiestas. Lucy había ignorado que a veces en las fiestas, Natsu coqueteaba con otras, pero no pudo más cuando fue con una de sus amigas, con Lissana. Extrañaba a aquel Natsu que estaba siempre a su lado, apoyándola cuando más necesitaba, y no importaba cuál fuera la situación, la hacía reír.

Alguien tocó la puerta, sacando de sus pensamientos a Lucy.

***

El rubio llegó a la habitación, a pesar de que era la de “huéspedes”, ¡era enorme!, podía asegurar que era del tamaño de su apartamento, sólo la parte principal, todavía había un baño gigante, donde fácilmente cabrían dos camas matrimoniales. Y ni se diga del guardarropas...

Sting estaba feliz, sabía que el padre de Lucy podría ser el infierno, pero valdría la pena si o contrataba, así podía pasar más tiempo con ella. Hoy, el dormiría en la habitación a lado de dónde dormía Lucy. Creo que cuando dormí con ella, fue la noche que mejor he dormido, aunque no hayamos llegado lejos, quiero abrazarla... ¿Dios, qué piensas Sting? Ella todavía tiene al maldito de Natsu. Él mismo se sorprendía como aquella rubia lo hechizaba, lo cambiaba, y a él no le importaba en cuanto estuviese con ella.

El rubio, decidido, se dirigía hacia la puerta para ir con Lucy, no sabía qué decirle, pero tal vez sólo con estar cerca ese sentimiento se calmaría.

***

Lucy abrió la puerta.

- Oh, Loke, ¿qué pasa?- no esperaba ver al pelinaranja ahí, menos sin sus gafas, quería que fuera alguien más…

- Lucy, dime, ¿te gusta Sting?- él estaba serio, Lucy se sonrojó. Demasiado directo.

- Ehmm, pues… - Lucy optó por decir la verdad, Loke sabría si mintiera -creo que sí, pero es raro, no lo he conocido por mucho tiempo.

Pero siento algo que no soy capaz de ignorar.

- Hmmm…- Loke esbozó una sonrisa triste, había visto un brillo en los ojos de Lucy, así que no le discutiría, pasaron unos momentos- Pero ten certeza de que si aquel rubio te hace llorar, yo lo haré llorar del dolor- dijo mientras se tronaba los dedos.

- Gracias por entender Loke.  

Loke la abrazó y le dió un beso en la frente.

- Siempre puedes contar conmigo, para lo que sea. Ya sabes que si él te decepciona, puedes volver a mí- regresó el Loke de siempre...Lucy suspiró

- Sí, lo sé…

- Bueno, me voy. Buenas noches mi princesa.- Y la puerta se cerró casi sin hacer ningún ruido.

***

Sting al abrir la puerta se encontró con Natsu.

- ¿Eh, qué haces aquí? - dijo el rubio frunciendo el ceño. No me agrada.

Destinos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora