Vanessa estaba en la puerta de Donna, empezó a tocar el timbre pero demoró al menos unos 3 minutos para que Donna abriera. Cuando salió llevaba una camiseta larga, unos calcetines que le llegaban hasta las rodillas y su cabello rubio estaba amarrado con una coleta. Tenía un aspecto como si hubiera estado enferma durante días.
-¿Donna...que te pasó? -preguntó abrazándola, pero Donna no mostraba ningún afecto.
-He estado en una pequeña depresión de un día -dijo mirando el techo, estaba fría como hielo y tenía unas ojeras que eran más grandes que sus ojos.
-¿Pero...que te pasó? -preguntó confundida.
-Erick...me rechazó -susurró con la mirada baja.
Subieron a la habitación de Donna. La cama aún no estaba hecha, la pieza estaba oscura, y todo estaba sucio. Habían pedazos de pizza sin terminar en la mesa y botellas de coca-cola. Donna no era así, ella se suponía que era la más ordenada.
Donna se recostó en su cama y Vanessa se sentó en la silla del escritorio que estaba a su lado.
-Oye...y ¿cuando vas a salir de esto? -preguntó Vanessa jugando con un peluche, era suave y esponjoso.
-Nunca, mi vida ya no tiene sentido -se quejó Donna subiéndo el cobertor de la cama.
Vanessa se paró, un poco frustrado porque su amiga no coperaba nada, le sacó el cobertor rápidamente.
-¿¡Qué haces!? -grito Donna y se paró a recoger su cobertor pero Donna la tomó de la espalda.
-Donna, por favor...-suplicó tranquilizándola. Donna le había dicho a Vanessa hace unos años que jamás iba a llorar por un chico. Pero al parecer eso ya que se vino ayer.
-¿Qué? -frunció el ceño enojada.
-Porque no...¿salimos? -preguntó Vanessa con una sonrisa de oreja a oreja.
-No...no quiero salir, quiero algo que me entretenga por algún tiempo -dijo Donna cabezeando la cabeza contra la pared.
De repente a Vanessa se le ocurrió una idea genial. Se había acordado que había un club sobre cine en la escuela. Últimamente faltaban unos pocos miembros, por lo que era perfecto para ellas dos.
-El club de cine -dijo Vanessa dando saltos pequeños por la habitación.- Ahí puedes conocer gente nueva y entretenerte.
-¿Cuando? -preguntó Donna levantándo su ceja, aún seguía bien depilada.
-Empiezan los martes y jueves. Hay mucho chicos que undécimo grado están allí -dijo Vanessa guiñándole un ojo, por fin le había sacado a Donna la única risa del día. Pensar en chicos causaba esas sonrisas, o al menos eso hacía Erick en sus pensamientos. Ella había pensado las cosas de otro modo, incluso había llegado a imaginar que se casaban y tenían hijos.
-Bueno, creo que podré con ello -dijo con una sonrisa y muy entusiasta. Vanessa se sentía aliviada, pues ella nunca había podido comprender a Stefanie y Lauren cuando tenían problemas de amor, ella nunca tuvo ninguno, y ahora que Donna lo superó de un momento a otro la hizo sentir contenta.
Terminaron la tarde con una sesión de manicura, eligieron ropa para el club del cine y comieron un buen pedazo de pizza. Nada las iba a detener eran las mejores amigas y prometieron serlo por siempre. O al menos eso creían.
Pero los otros mejores amigos; David y Nick habían pasado la tarde jugando video juegos, pues los dos estaban en las mismas situaciones. Estaban enamorados y no podían hacer nada al respecto. Vanessa hacía como si ni siquiera sabía sobre la existencia de Nick. Lauren y Stefanie se olvidaron de David, pero tenía que esta vez sacar la cara.
-Oye...creo que me tengo que ir..-susurró Nick, iba a ir a la casa de Vanessa, no soportaba más estar de ese modo.
-¿Qué? -preguntó David sorprendido, la mayoría de las veces pasaban hasta la noche juntos jugando video juegos, y obviamente eso los hacía olvidarse del mundo real.
-Tengo que ir a conversar con alguien...-susurró tímidamente. Pero el ya se los había contado reiteradas veces, aunque ninguno de los chicos hablaba de eso.
-¿Vanessa? ¿te quieres declarar? -preguntó David burlón.
-Algo así...¿crees que yo le guste? -preguntó. Nick era el más inseguro de los hombres.
-Si le gustaras ella ya te abría dado la pasada -explicó David que seguía concentrado jugando, Nick abrió los ojos como platos.- Nick, Vanessa ya sabe que tu estas muy enamorado ella.
Nick de repente sintió como se le caía el mundo encima. La única chica que había querido más que como amigos...pero era de esperarse, Nick no era muy guapo, tampoco tenía una personalidad que atrayera a las mujeres. Era como una bolsa de basura.
-Lo siento amigo...tal vez si fueras más...-David lo miró de arriba a abajo con cara de asco.- Mejor dicho si fueras menos tímido y llorón, pues claro que la puedes enamorar...
Nick sacó una sonrisa rápidamente y puso los ojos como platos nuevamente.-¿Crees que así ella me va a querer?.- David asintió y luego se levantó de hombros.-Pues...¡enséñame!
David lo miró con el ceño y los labio fruncido.-¿Yo? ¿porqué?.-Nick puso los ojos en blancos.
-No te hagas el loco, tu sabes muy bien que del grupo eres el único macho alfa de verdad.
-Bueno, no se puede enseñar...sólo sé un chico malo y pesádo con las chicas -insistió David.
Nick lo miró confundido, tal vez iba a necesitar la ayuda de Justin, que por lo menos se parecía más a él.
-Creo que mejor me voy -dijo señalándo la puerta incómodo, David se levantó de hombros como gesto de que le daba lo mismo. Y entonces Nick salió con mil cosas en la mente, no se iba a rendir tan fácil, después pensó. Donna, era la solución perfecta, mañana era lunes, lo que significaban clases, iba a hablar con Donna y para ver si le podía ayudar, aunque fué un poco perra de su parte contar su secreto...ya ni siquiera le interesaba. Y también iba a tratar de ignorar lo más posible a Vanessa, aunque era irresistible no poder hablarle ya que ella no rencorosa, y es la primera en saludarle por las mañanas.