Erick tenía la suerte de tener la escuela a 5 cuadras de su casa, así que siempre llegaba temprano para hacer los deberes, pero como quedaban pocos meses para las vacaciones ni siquiera pensaba en eso, si no llegar temprano para irse con la banda. Tomó un taxi en el paradero que quedaba casi al frente de su casa y se fue directo.
En el trayecto, el pensaba si iban a estar Quinn y la otra chica rubia. Le había parecido muy diferente a todas las chicas que conoció, empezaba a revolverle el estómogo de sólo pensar el la pelirroja, algo que nunca había sentido con Donna. Las dos chicas eran diferentes; Quinn era mayor de edad, Donna no lo era. Quinn tenía el cabello de un color naranja, Donna tenía el cabello rubio. Quinn tenía experiencia sexual, Donna no la tenía en absoluto.
Esas eran las únicas diferencias, pues las chicas tenían muchas cosas en común. Donna no era del todo una parrandera loca, aunque de vez en cuando ella iba a muchas fiestas. Ella sólo era un poco manipuladora y ponía mucha presión en los demás, pero a pesar de eso cuando estabas con ella te sentías especial.
-Listo, son dos dólares -dijo el taxista. Erick le pasó los dólares y salió rápidamente de allí.
La casa seguía siendo igual, pero algo en él no lo era. Se sentía como si hubiera cambiado de un momento a otro, ya no se sentía como el chico nerd, se sentía como un rockero mujeriego que puede hacer lo que le plazca, era un sensación agradable.
Entró a la casa, esta vez habían más chicas, por lo menos unas cinco. Gerard estaba fumando cigarrillos con una mano y con la otra estaba abrazando una chica que tomaba cerveza. Kurt estaba tocándo la guitarra y todos los demás en el sofá. De repente vio salir de una puerta a la chica que esperaba ver, esta vez Quinn llevaba unos shorts no tan pequeños y una blusa parecida a la de Vanessa en la fiesta. Gerard se levantó de un salto cuando lo vio.
-¡Erick! adivina de lo que nos enteramos -preguntó, al parecer no sólo fumó cigarrillos sino que fumó marihuana.
-Emmm....¿terminaron la canción? -preguntó Erick levantando una ceja, cuando Quinn lo vio le lanzó un guiño e hizo que el se ruborizara.
-¡Si, y además de eso estamos festejando! ¡Este viernes iremos a tocar a un bar! -gritó Gerard y todos los demás gritaron con él.
-¡Genial! -Erick se sentó en el sofá y sacó una cerveza Corona, como le gustaba...Quinn no tardó mucho en ponerse a su lado.
-¿Quieres? -le preguntó sacando en una cajita pequeña, algo que parecían cigarrillos, pero claro que no lo eran. Marihuana, pero él no fumaba de eso, la profesora de biología les dijo que los efectos secundarios eran horribles. Pero no quería rechazar a Quinn.
-Bueno -sacó uno, y se lo metió a la boca. Quinn lo observana con una gran sonrisa, Erick de repente se sintió ahogado y empezó a toser como loco.
Los demás lo quedaron mirando, y se reían. Quinn le toco la espalda y le dió leves golpecitos.-¿Tu primera vez?
-Eso suena muy marica, pero si...-susurró Erick y se unió a las risas de los demás. La pelirroja le lanzó una sonrisa coqueta y después lo miró.
-¿Como está Donna? -preguntó jugando con su cabello naranjo. Erick de nuevo empezó a toser por la pregunta, pues lo único que había pasado con ella ese día fueron miles de indirectas. Donna no paraba de decir lo sexys que era los chicos de último año, y lo peor de todo es que las demás se animaban y empezaban a hablar de todos los cotilleos que circulaban acerca de ellos.
-¿Como recuerdas su nombre?
-Pues...pensé que tal vez ella era una ex tuya o tu mejor amiga que te persigue para que sean algo más...¿tengo razón?
-Si...la segunda opción...-susurró Erick avergonzado. Su peor miedo era ese, nunca pensó que Donna quisiera algo con él, incluso llegó a pensar de que ella perseguía a Justin, ya que ellos si tenían muchas cosas en común y siempre hablan a escondidas.
-Y...¿te gusta? -preguntó, la pelirroja empezó a jugar con su collar, a Erick sólo se le iban los ojos hacia los senos, eran realmente grande, más grandes que los de Donna...
-¿Porque hablamos de Donna? -preguntó, le transpiraban las manos y sudaba frío.- De todos modos ella es muy bonita pero...nunca va a pasar nada con ella.
-¿Va a venir el viernes? -Quinn empezó a tocar el cabello del joven. Su cabello liso olía a lavanda, un olor que ella amaba.
-No lo creo....-dijo Erick, empezó a mirar a los demás y empezó ver los colores, de un momento a otro vio que todo era más lento. Miró a la pelirroja, ella se movía lentamente. Definitivamente esas eran los efectos secundarios.
-Eres tan lindo Erick...-susurró ella, empezó a acercarse a él pero este volvió la mirada a alrededor con cara de confundido.-Upss..se me olvidó que esta era tu primera vez, ¿quieres ir a algún lugar más tranquilo.
Erick asintió con la cabeza, si abria la boca iba a vomitar por el mareo. Quinn lo tomó de un brazo y se lo llevó a una habitación. Sólo tenía una cama, unos muebles y un par de marcos con obras de arte. Era demasiado grande para tan pocas cosas pensó él, aunque no sabía si las estaba bien con claridad o era un producto de su imaginación.
-Wow, nunca he sido amiga de un tío que sea virgen y no haya fumado marihuana en toda su vida -susurró Quinn mientras se acostaba en la cama.
Erick sólo se acostó al lado, Quinn se acurrucó en sus brazos. Era la primera vez incluso en que ella conocía a alguien y no se acostaba con él, pero no se lo iba a decir por supuesto.
-¿Desde cuando eres grupie? sin ofender -preguntó, le había picado la curiosidad desde que la vio, la chica ni siquiera hablaba de ella, lo cúal era raro porque todas las chicas hablan de ellas mima. Esa era otra diferencia que tenía Quinn con Donna.
-Yo...empecé a los 15 años -dijo ella, no le importaba hablar sobre ello.-Empecé a fumar marihuana y a acostarme con los amigos de mi hermano a esa edad. Mi hermano era sí, el era sólo 3 años mayor que yo...así que -se levantó de hombros y luego siguió.- Comencé a hacer amigas grupies en una escuela pública, me habían echado de la anterior porque empecé a faltar mucho a clases, y luego...me convertí en una de ellas.
Erick sonrió, ahora todo se veía con más claridad, podía ver su rostro un poco triste.
-¿Eres feliz?
-No...-susurró ella, su vida era una total mierda- Perdí contacto con mis padres, ellos vivían en Englaterra, Londres, y mi hermano ahora está en la cárcel...siempre quise conocer al amor de mi vida y casarme lo antes posible para tener hijos.
-Aún queda tiempo, además ¿que chico no te va a querer? -preguntó con una sonrisa, pero esta no se la devolvió.
-¿Que chico va a querer una puta como yo?
-Yo -dijo rápidamente, pero después se arrepintió de haberlo dicho, aunque ella piense que el era demasiado para ella, él no creia lo mismo, ella era 3 años mayor y el un simple adolescente de 15 años.
-No creo que me quieras -susurró ella.
-¿Porqué?
-Porque me acosté con todos los amigos de tu hermano, incluyendolo -dijo ella. Pero a Erick no le importaba con cuantos chicas ella se haya acostado, lo único que le importaba era ser suficiente para ella.
-No con todos, no te has acostado conmigo
-Tienes razón. Eres el chico más virginal que he conocido -dijo entre risas y luego él también se rió. Era una pareja dispareja, se suponía que él debía ser el chico 3 años mayor con experiencia sexual, y ella la adolescente virginal.
-¿Quieres una cita algún día de estos conmigo? -le preguntó, ella puso los ojos en blanco con una sonrisa.
-Por fin lo dices -confesó. Ella había esperado que el dijiese esas palabras.
-Bueno..¿Que tal...el jueves en la tarde? -preguntó.
-El jueves es perfecto..¿a dónde me llevarás?
-Es una sorpresa.- A Quinn le picó la curiosidad de inmediato y lo único que deseaba era que fuera Jueves, iba a ser lo posible para que la cita fuera perfecto, y Erick iba a hacer lo posible para no ponerse nervioso, iba a ser su primera cita y posiblemente su primer beso.