- No sabía que tenías un auto (Lo pensé y lo dije).
- Perfil bajo, siempre bajo.
No creí que tendría este auto, no es un super deportivo pero, tenemos 15 años y yo aún no manejo.
- Así que tienes un Jetta 1990, primero te impresionas con las armas y ahroa te impresionas con el carro, vamos Erick, ya no somos niños
- No tengo ninguna de las dos, cómo crees que lo vería.
- Esto ya esta demás.
Silencio incomodo.
- Ahora iremos en busca de los limites.
- Limites, ¿cuales limites?
- Ahora veras.
Salimos de su casa más rápido de lo que podría haber vivido, me sentía en una película Estadounidense donde los tipos huyen en sus autos mientras la policía les dispara, a excepción que aquí nadie nos disparaba... Al menos por ahora
- Aquí es (Dije inmediatamente, sintiendo miedo pero el coraje para estar tranquilo).
Erick parecía temblar de miedo, pero la vida es así, uno tiene que enfrentar los problemas.
- ¨Pero... Esto esta abandonado.
- Mejor pon seguro y lleva el arma.
Tengo que percatarme de no llevarlo conmigo si muero.
- Si tienes que dejarme, hazlo y desaparece.
- Hermanos en las buenas y malas.
- Aun sigues con las mismas tonterías, cuando crecerás Erick.
- No son toserías, estoy dispuesto a todo en este momento.
- Espero no te arrepientas pronto.
Ojala Erick este preparado para vivir las emociones que vienen.
- Sigue mis pasos en silencio, necesito que no te apartes de mi, que no toques nada, que no grites, no corras y no mires a nadie a los ojos.
- ¿Por qué dices esto?
- Hazlo y no digas más.
Al entrar sabría que dos gorilas enormes estarían en las puertas del piso 3 del sótano.
- Soy "el deudor".
- A que vienes niño ingenuo, ya traes la cola entre las patas.
- Déjenme pasar, necesito hablar con el Sr. invisible.
Quise soltar una risa por el nombre, pero, pense en Erick, te van hacer pomada.
- El Sr. Invisible no se encuentra en este lugar.
- Ustedes ¿por qué están aquí?, ustedes son sus guaruras, dejenme entrar.
- Si no lo hacemos ¿qué harás?, te iras a quejar con mami.
Me volteó con rabia, mientros dirijo la mirada a Erick, que observa el piso con serenidad.
- Erick.
- Dime Carlos.
- Es hora de irnos.
- Entendido.
Comenzamos a caminar, rápido pero alerta, no sabemos si esto es una trampa bien planeada.
- ¿Por qué te han negado el pasó?
- No lo sé, Erick esto me preocupa cada vez más.
- Crees que no te quieran dar dinero.
- Me preocupa más que el dinero.
- ¿Más?, ¿qué puede ser más preocupante?
Escucho el trote de personas con un peso demasiado notorio,
- ¿Escuchas eso Erick?
- Sí.
- Tenemos que salir, corre y no mires atrás.
- Entendido.
Corremos muy rápido, el americano te da una condición excepcional.
- Sube, sube (Le grito a Erick mientras lo veo llegar al carro).
- No tengo llaves.
- Rompe el cristal.
Erick es muy fuerte, espero logre romperlo, aún que después yo lo quiebre a el, por romper el vidrio de mi auto.
- Quítate, que abro.
Sólo dejo grietas y nunca lo rompió, qué desgracia.
- Sube, y abre la puerta.
Me subo más rápido que el ovoide, en un pase de diez yardas.
Acelera, alelare escucho decir a Erick, mientras veo salir dos hombre gordos por las puertas del edificio.
- Nos libramos a esos dos.
- Carlos, ¿acaso estas acostumbrado a esto?
- No me había pasado antes, sólo tengo mente fría y corazón frío.
¿Donde más puedo pedir un prestamos grueso? Mi mente piensa y pierdo la realidad mi entorno.
- ¡Cuidadooo!
Doy un volantazo a 90 Km/h en una calle angosta de 6 metros de ancho.
- Vamos Erick, no seas un llorón.
- ¿Un llorón?, su mirada se quedo fija mientras nos íbamos a estrellar con el poste.
Si, perdí el control total del coche, tanto que no sentí cuando logre subirme a la banqueta.

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Sin pensar
Dla nastolatkówUna vida normal, una vida de fama y giros inesperados. Erick tiene que ser firme y enfrentar una variedad de problemas en su adolescencia, pero ¿como lo lograra? Todos necesitan una dirección y una salida, pero todos hacemos cosas sin pensar, la vi...