Honey / JooKyun fem

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Sangah miraba a un par de metros a la castaña de segundo que se mantenía charlando en la cancha con las porristas: sus mejillas estaban rojas y pensamientos nada sanos corrían por su cabeza al observarla así. Que estuviera en minifalda exponiendo aquellos gruesos y tonificados muslos de piel blanca debería ser considerado un pecado.

—Puaj, ve cómo sonríe. ¡Es tan boba!

Pero no podía olvidar que sus amigas no eran especialmente afectas a ella.

Dior y Dodo eran las chicas populares del instituto. Sangah no tenía ni idea de cómo había terminado con ellas, algo sobre actitud desvergonzada y personalidad sobresaliente. Si bien Lee Minji pertenecía al equipo de porristas y eso le daba prestigio, no podía compararse siquiera con la fama que Dior y Dodo obtuvieron desde su primer semestre en ese lugar. Y ciertamente su misión para estar ahí no era poder deleitarse con su cuerpo hermoso, sino criticarla y buscarle un defecto, como las otras querían que hiciera.

—Ella y Yeojoo son unas taradas que no deberían existir, sólo manchan nuestra belleza  —se quejó Dior lanzándoles miradas despectivas a pesar de que las otras chicas no tenían conocimiento alguno de su presencia.

—No sé cómo Hoseokkie pudo haber tenido algo con Yeojoo, es desagradable.

—Unnie, entiendo que sigas lastimada, pero creo que deberías dejar de criticar a Yeojoo. ¿De verdad vas a culparla porque Hoseok te dejó? Más bien deberías considerar tu actitud hacia los demás. Eres falsa.

—¡Yah, mocosa!

Dior ahogó una risita cubriendo su boca con sus dedos. —Dodo, esta vez nuestra Sangah tiene razón. Hoseok fue muy paciente contigo y lo heriste tanto que ya perdí la cuenta.

Mientras sus amigas mayores se enfrascaban en una pequeña discusión, la rubia metió sus manos a los bolsillos de su chaqueta deportiva -que en realidad no pertenecía a ella, sino a su primo Hyunwoo de cuarto- y notó de inmediato cómo Lee Minji dejaba de sonreír para tomar su estómago y encorvarse.

Yeojoo fue la primera en mostrarse preocupada y preguntarle si había enfermado.

Minji compartió una fugaz mirada con Sangah antes de ser llevada por sus amigas con rumbo a la enfermería, apenas y podía caminar y eso no hizo más que darle felicidad a la menor.

—Tengo que irme —anunció poniéndose de pie. Dior y Dodo le prestaron atención hasta ese instante.

—¿Ah? ¿A dónde vas? —le cuestionó la mayor de las tres tan pronto la vio bajar los escalones de las gradas a la velocidad de la luz.

—¡Nos vemos en la salida!

Siguió de cerca a Minji y a sus amigas a través del pasillo, fingiendo de vez en cuando detenerse para saludar a algunos de sus compañeros, no quería que Yeojoo se diera cuenta de que iba hacia a ellas, se metería en problemas con Hyunwoo siendo que ya le había prometido que las dejaría en paz; cuando vio que la castaña se adentraba a ese cuarto de ayuda y que sus cercanas la abandonaban ahí, no perdió siquiera un segundo para ingresar también. La enfermera se tomaba un descanso de al menos una hora y media, por lo que sabía de sobra que podía divertirse un rato.

Minji se veía muy linda con sus mejillas sonrojadas, sus piernas temblorosas y con suspiros escapando de sus labios, tanto que Sangah simplemente no podía resistirse. Ella era como un ángel que aclamaba ser corrompido.

—Debí suponer q-que eras tú.

La rubia, todavía pegada a la puerta, se aseguró de colocar el pestillo antes de acercarse con una sonrisa de colmillos sobresalientes. Minji se preguntó incontables veces si esa niña acosadora era un lobo.

Once upon a time 《Monsta X》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora