Once upon a time 《Monsta X》

Indeseable / ChangKi

« Pasó tan pronto que apenas lo noté.

En la pequeña casa con las paredes húmedas y la pintura manchada, papi y yo vivíamos tranquilos. Mamá nos dejó tan pronto como llegué al mundo, eso fue lo que me dijo papi cuando tuve la edad para comprenderlo; él siempre me llenó de amor. No había nada en el mundo que no pudiera darme. Su trabajo quizás no era el mejor, pero se esforzaba para darme la vida que ambos merecíamos.

Yo era un niño retraído. Papi lo sabía e intentó bajo todos sus medios conseguirme ayuda profesional, pero los médicos cegados de una sabiduría falsa lo único que hicieron fue decirle que yo necesitaba una figura maternal. Ellos le sugirieron buscarme una madre y fue a partir de ahí que las cosas se complicaron para nosotros.

Durante varios meses estuvo saliendo con una mujer, me molestó que no me lo dijera de forma directa. ¿Saben? Para mis seis años yo entendía las cosas que los adultos juraban eran confusas para los niños. Era un chico maduro, papi lo repetía a menudo.

"Oh, Changkyunnie, algún día serás el hombre más brillante sobre la faz de la Tierra", llegó a mencionarme una vez, mientras me arropaba y me veía a los ojos con ese amor inconfundible que sólo yo podía notar. Sé que fui la adoración de papi hasta que esa mujer se interpuso en nuestra rutina de estar a solas y entregarnos. Ella me arruinó muchas cosas. Pero nada me aplastó tanto como la vez en que papi finalmente me la presentó meses más tarde, tomando su mano y observándola con aquellos ojos enamorados que me dio a mí en algún momento.

Yo tenía siete para ese entonces y papi me había pedido vestirme bien para una aparente ocasión especial. La niñera se había marchado minutos atrás y yo vagamente creí que me llevaría a cenar como otras noches... sin embargo, no tenía idea de que aparecería con una mujer que me miraba con una sonrisa tan falsa como sus uñas.

Ella se agachó para acariciar mi cabello y me aparté tan rápido que sentí que mi cuello se rompería. No quería que me tocara, no quería verlos juntos. La incertidumbre por lo que estaría por suceder me dejó la boca seca, pero más tardé en hacerme suposiciones que lo que tardó papi en responderme las preguntas que inconscientemente se formulaban en mi cabeza.

"Nos vamos a casar", fue lo que dijo, todavía sosteniendo su mano, todavía mirándola con la admiración que me juró a mí cuando únicamente existíamos los dos. Le grité tantas veces que no la quería cerca, pero terminaron casándose de todos modos, y yo me convertí en una pequeña sombra a la que ignoraban con el paso del tiempo. Ella no tenía afecto por mí, pero el sentimiento era mutuo, siempre lo fue.

Comencé a encerrarme, evitaba a toda costa encontrarme con ellos por los pasillos de la casa, los sentimientos negativos en torno a la mujer afloraban en mi pecho como una rosa envuelta en espinas o como la oscuridad cirniéndose sobre la Tierra poco a poco con la llegada de la Luna. A papi no le importaba si comía adecuadamente, dejaba que me retirara de la mesa para quedarse a solas con su amada. Y lo odié. Lo odié porque la atención que debía darme la gastaba con alguien más, porque ella era bonita y la pubertad estaba haciendo mella conmigo. Mi rostro estaba pálido, mi piel herida... Pero nada de eso exteriorizaba el dolor en mi corazón.

Fue hasta los catorce que volví a sentirme vivo.

Papi llegó ebrio esa noche, en todo el tiempo que llevaba con él jamás lo vi probar una gota de alcohol, pero dicen que, después de todo, algunas personas deben sacar sus frustraciones. Preguntaba por esa mujer, a la cual en ese instante seguía teniéndole mucho coraje, él lucía furioso pero ella no estaba en casa, ni siquiera me molesté en preguntarle a dónde iba cuando la vi salir. Papi pareció calmarse con mi respuesta, y entonces, en un acto impulsivo y guiado por la bebida, él me besó.