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—Entonces cuando lleguemos a la sorpresa que me tienes debo fingir que estoy sorprendida.

—No seas así bicho malo.

—¿Qué tan tonta crees que soy? Estamos en el estacionamiento, es obvio que vas a regalarme un auto o una motocicleta.

—Te dije que era lista. Debimos entregarle el auto en otro lugar— interviene mi jefa.

—Bueno, pero al menos te lo hubieras guardado para ti misma, me hace ilusión hacerte este regalo y tú con tu inteligencia.

Después del trabajo mi hermana Eva fue por nosotras, la señorita Lucía y yo. Dijo que merecíamos celebrar en casa con una comida familiar y un pastel, y eso a mí no me molesta en absoluto. Le pareció bien incluir a mi primo Guille y a Nicole en nuestra celebración. Creo que le parecería bien incluso si invito a todas las personas que ella odia, está tan feliz de tenerme y quiere complacerme en todo lo que pueda. Me tapó los ojos al salir del auto, y me hizo caminar bastante hacia no sé dónde, ella quería darme uno de mis regalos; es una pena que ya yo lo supiera, en teoría, vi un auto con un lazo en frente en la mañana al irnos, así que su sorpresa no fue tan sorpresa. Igual lo atesoro, lo ha hecho con las mejores intenciones.

—Por lo menos es un auto simple, te hubiera matado si fuese uno de esos autos llamativos como el de Madelaine — como olvidar su auto, tan colorido.

—Tienes que verlo por dentro— sujeta un juego de llaves y un control con sus dedos.

—¿Tiene asientos de oro, un volante de diamantes con incrustaciones de otras piedras horribles pero estúpidamente costosas?— cojo las llaves, tratando de averiguar por mí misma como accionar ese auto. Prefiero correr que estar en esto, pero supongo que en algún momento me será útil.

—No...— duda al contestar— pero tiene otras cosas que te van a gustar.

—Es negro, ya me gusta— toqué un botón del control del auto y éste sonó, creo que ya está abierto.

Sinceramente no tenía idea de qué modelo de auto era este, sólo sé que se ve algo más largo y ancho que el de Eva; está muy brillante también, como si lo hubieran pulido antes de yo verlo. Los vidrios eran de esos que no puedes ver desde afuera pero si desde adentro. Obvio, si no se ve desde adentro pasa un grave accidente. Abrí la puerta y una luz en medio de los asientos de adelante se encendió, dejándome ver el interior de mi nuevo auto.

—Los asientos con de cuero aterciopelado, acolchados y un poco rebotables— eso se oye muy interesante. Me senté en el asiento del conductor, probando los asientos, y de verdad da ganas de sentarse toda la vida en ellos— sillón reclinable y volante ajustable. Calefacción y aire acondicionado, radio electrónica. Puedes acceder a Internet desde acá, tiene un GPS integrado— hacia memoria de las cosas y que el auto tenía—. Sabes que en la guantera normalmente se usa para guardar documentos.

—No me digas que dentro de la guantera hay otro auto porque enloquezco— abracé al asiento mientras oía a la señorita Lucía reírse.

—De hecho esto te va a encantar. Tiene instalado un sistema de refrigeración, ábrelo— me acosté para comprobar lo que me dice, porque no se juega con eso. De la guantera salía luz azul y estaba frío.

—Y esto es...— no puedo creerlo — ¡Un jugo de cajita!— lo más emocionante que he encontrado en este auto. Y es de uva, de mis favoritos.

—Te dije que le iba a encantar— le dice mi cuñada a mi hermana.

—¿Qué es eso?— señalo el techo. Hay un cuadro negro que resalta en todo ese terciopelo beige.

—Ven a la parte de atrás— me repuse con la pajilla de mi jugo en la boca y salí por la puerta del conductor como una persona normal y civilizada. Aparte el auto está tan brillante por dentro, no quería ensuciarlo con mis botas—. Eso es una pantalla, que está conectado con el radio. Aquí— le quitó los cobertores a la cabeza de los asientos—, hay dos pantallas más.

Mi Chica de Ciudad (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora