Coca-Cola

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Hay veces en que las personas más felices simplemente son las que decaen más rápido ¿Han escuchado eso? bueno, ese es el caso de Rubén. Un chico que se encontraba en su habitación la cual estaba obscura obviamente no por completo para que pudiera seguir leyendo tranquilamente tratando de lidiar con sus problemas existenciales a las 12:06 de la madrugada, la música sonaba constante en sus grandes cascos que cubrían la mayor parte de sus orejitas - ¡Eres una maldita basura estúpido Pogo! - ahí estaba delirando otra vez con la lectura que le ofrecía la aplicación de Wattpad en su teléfono que aunque su amigo Raúl le advirtiera de dejar de leer aquellas historias raritas sobre su serie en GTA este hacía un caso omiso ¿Qué se le iba a hacer? Eran simplemente increíbles además le ayudaba mucho a distraerse - No puede ser Rubén, cada día te encuentro peor, deja esas mierdas ostia - Se acercaba su compañero Raúl a sacarle el único aparato que podía restringirlo de la realidad, su cabello se alborotó mientras sentía sus orejas repentinamente frías - ¿Me los devuelves o te meto una que pierdes el conocimiento? - Auronsito no podía cagarse más de risa como lo hacía ahora mismo enfrente del noruego el cual ya se encontraba bloqueando la pantalla del celular para ir a meterle un buen puñetazo en esa cara de buenorro que le ponía a todo el mundo - Te he pegado mi humor de mierda ¿Eh? Anda ya, espabila hombre, vayamos a una fiesta y deja de deprimirte como el perro que eres ¡Perro! - bueno tal vez eso le subió un poquito su ánimo pero aún así ¿cómo quitar ese sentimiento? Siempre presentaba una buena cara a su público nunca debía externar los problemas como un débil sin embargo eso era lo que más lo carcomía por dentro poco a poco, tal vez un tiempo fuera no le vendría mal.

El de piel lechosa y canela ya iban dentro del auto que por el momento compartían - Para caranabo, quiero un poco de Coca-cola - ante esta petición el de negros cabellos no hizo esperar poner sus ojos en blanco ¿es que nunca se cansaba? Joder que algún día de estos le daría diabetes por tomar Coca-cola todos los malditos días sin embargo sabía que no le haría el más mínimo caso porque el ojimiel volvía lleno de vitalidad con la lata ya en manos, esta vez lo pasó por alto pero a la siguiente le diría que intentara dejarlo por temas de salud o al menos reducirlo. Cuando llegaron a la gran casa de su viejo amigo Borja automáticamente Raúl se disolvió como si fuese humo dejándole sólo en medio de una multitud de gente ¿Ahora qué?, personalmente no le gustaban las fiestas le ponía muy nervioso que la gente le gritara en el odio como locos desquiciados sólo por no poder escuchar lo que los demás decían así que simplemente se movió de allí a la solitaria cocina - ¿Por qué estás aquí? - preguntó un azabache que parecía estar en el mismo contexto que Gundersen con la diferencia de que le parecían asquerosas las fiestas debido a lo asquerosa que se solía comportar la gente - Escondiéndome un rato, ¿y tú? - las dos manos pálidas de Rubén se recargaron sobre la barra que ofrecía la mesa mientras miraba con total atención al chico misterioso - También, soy Samuel, ¿y tú? - se acercó precavidamente hasta donde estaba el nuevo chico que había conocido el día de hoy dando su espacio personal para hablar de lo más tranquilo con aquella lindurita - Rubén, mucho gusto.

- ¡Rubén! ¡Cara de pinga! ¡¿Dónde mierda te has metido?! - Ahí estaba su más cercano confidente buscándolo como un maldito loco por toda la casa de su enamorado, pensó que regresaría al departamento pero se dio cuenta que ni siquiera había salido de la casa cuando el carro seguía aparcado en el mismo lugar que cuando llegaron, abrió habitación por habitación hasta que bingo ahí estaba Doblas con la cara escondida entre un firme pecho y las sábanas hasta tope casi llegando a tapar su cara, respiraba tan tranquilo junto con aquel chico que agarraba su cintura con firmeza - Vaya, me has ganado.