Capítulo 4 - Bajo deseos y suspiros.

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POV.MACARENA FERREIRO.

Era la mitad de la noche, o almenos eso parecía, la poca luz de la luna que entraba por la ventana me lo indicaba, el sonido de los grillos de fondo, simplemente me dedicaba a observar la parte de arriba de mi cama, se me había ido el sueño derrepente, pensaba que talvez Zulema al día siguiente haría algo para que me quedara en silencio por lo que habia pasado con Casper, o incluso, talvez podría darse cuenta que lo del teléfono móvil había sido yo y no Casper.De pronto sentí temor, pero temor más que nada por lo que pudiese hacer Zulema con eso, o incluso, con aquello otro que había sucedido una noche en el hotel, abriría la boca? Y si lo sabía Saray? Estaría más que pérdida. Di un leve suspiro bastante  frustrada, me di la vuelta hacia el lado de la pared hundiendome en aquellos pensamientos, la verdad es que no sabía como había podido pasar eso, o incluso como había sido capaz... Bueno y ya sin preguntarme que... En fin, mejor intentar dormir y en la mañana averiguaría lo que me esperaba de Zulema y Saray. Incluso conversaciones con Fabio o Rizos, la cual en esos momentos no me apetecía nada de nada, era lo último que necesitaba de hecho.

POV. ZULEMA ZAHIR.

Abrí los ojos repentinamente, algo me inquietaba y odiaba tener inquietudes, inseguridades, no podía permitirme esas emociones, no podía permitirme emociones en general, o almenos que se notaran a la vista, era peligroso, era peligroso dentro de prisión, me quitaba poder. Miré hacia un lado, Saray estaba dormida y la Bambi también, miré la puerta de la celda, me incorporé entonces para dar un salto de la litera, me acerqué al boton de la celda y sorprendentemente al presionarlo esta se abrió. El ruido despertó a Saray la cual se dio la vuelta aún en la cama y susurró.

— Zule, ¿que estas haciendo?

Observé a Saray desde allí y simplemente negué con la cabeza. Ella me miraba intrigada.

— tranquila, solo me apetece dar una vuelta, despejar la mente. -Comenté con tranquilidad parada junto a los barrotes de la puerta. Saray frunció levemente el ceño y volvió a hablar.

— No irás a hacer alguna locura verdad?

Negué con la cabeza rápidamente y respondí con total sinceridad.

— Que va, ¿alguna vez te he mentido? - levanté una ceja y le dediqué una leve sonrisa, sin darle chance de responder le di la orden y salí de la celda.

– No te preocupes, estaré aquí en menos de lo que te imaginas gitana. - Saray negó con la cabeza incorporándose nuevamente para dormir. Una vez fuera de la celda me dediqué a recorrer con tranquilidad los pasillos, esquivando funcionarios que pudieran verme, aunque esa noche solo habían dos de turno y pues supuse que sería más fácil escabullirme. Pero, ¿Escabullirme a donde? Pues a la celda de la rubia.

Lo primero era bajar las escaleras, caminaba rápidamente esquivando las luces que provenía de la linterna de los funcionarios que rondaban por ahí, finalmente pude llegar y colocarme contra la pared junto a la celda de Macarena sin ser vista, ni siquiera por las cámaras, no sabía si era que no había nadie observando o que de verdad era muy buena moviéndome en la oscuridad. Permanecía contra la pared con la espalda apoyada en la misma. Miré hacia abajo sin despegarme de la pared y aunque no podía ver nada, pude escuchar como los pasos de los funcionarios se alejaban, posiblemente a revisar otros sitios de la prision, era mi momento, me agarré de los barrotes de la celda de Macarena y comencé a llamarla lo más bajo que podía.

— eh rubia...ven... ábreme, es de urgencia. - dije directamente notando que la rubia estaba despierta, lo cual me había sorprendido bastante.Esperaba que realmente abriera porque si no lo hacía posiblemente me encerrarían quien sabe cuanto tiempo en aislamiento. Macarena levantó la cabeza y al verme pude ver el terror en sus ojos.

Te Siento - ZurenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora