Me desperté gritando, con la respiración agitada, con lágrimas bajando de mis mejillas, todo mi cuerpo sudaba y tiritaba, todo mi ser solo reflejaba miedo.
Después de unos segundos vi a mi madre abrir la puerta de mi habitación, entro la luz del pasillo, la veía borrosa, todo eran manchas de colores.
Los recuerdos habían sido tan palpables. Tan palpables que ahora misma sentía que aún estaba con ellos. Tengo miedo, siento que aún tienen el control de mi como aquella maldita noche, y como las semanas que vinieron después de ella.
Sin poder controlarlo la bilis subió por mi garganta, y no pude contenerla, corrí hacia al baño. Vacíe todo lo que estaba en mi interior, aun que realmente no había nada y solo salió espuma por mi boca.
Me asuste cuando sentí el toque de mi madre ayudándome a pararme.
Me enjuague la boca, es asqueroso vomitar pero lo he hecho muy seguido desde aquella vez.
—Tranquila amor, estoy aquí, nadie te va a hacer daño. Solo intenta calmar tu respiración.—No me había dado cuenta, lo rápido que estaba respirando, la presión en mi pecho y como apretaba mis manos.
Me quería dar un ataque de ansiedad.
Me concentre en mi respiración unos minutos. Tenía que hacerlo pero sentía que la respiración simplemente no pasaba hacia mis pulmones, era desesperante.
Después de unos minutos pude estabilizar mi respiración pero mi mente me obligaba a sentir este miedo que se hacia presente en todo mi cuerpo, me obligaba a estar alerta ante todo, no me dejaba descansar, sobre todo en las noches, las noches eras y son lo peor para mi.
Con mi madre ayudándome regresé a mi habitación.
Parecía una niña pequeña y lo era, ellos me habían dejado así. Vulnerable.
Aquella noche me hubiera gustado que mi madre hubiese estado ahí para proteger a su niña pequeña, como siempre había hecho. Las ganas de llorar me invaden de nuevo y no las contengo, me abrazo a ella y lloro otra vez, ella me abraza con fuerza.
Ojalá pudiera dejarla descansar, pasa pendiente de mi todas las noches, ella y mi padre.
Él está trabajando hoy, le toca turno de noche y lo extraño, pero no puedo permitirme reclamar. El contratar un abogado nos ha dejado deudas y hay que pagarlas.
Ni siquiera ganamos ese maldito juicio.
Todos piensan que soy una maldita mentirosa, todos me señalan, todos me dicen que yo me quise acostar con ellos esa noche, y para no quedar como una maldita regalada los acusé de violarme.
Pena, mucha rabia y asco, eso siento cada que recuerdo todo lo que han dicho de mi, y todas las suposiciones que han hecho de mi vida.
El abogado dijo que podíamos reabrir el juicio y ganarlo. Yo no estoy tan segura ni de ganarlo, ni de ser tan fuerte para pasar por aquel proceso de nuevo.
De volver a estar bajo la atenta mirada de todos, de estar bajo una lupa, donde lo único que hacen es juzgarte directa o indirectamente. De volver a verles el maldito rostro a todos esos imbéciles, de verles las cara de ganadores.
No sé si podré y no quiero probar.
Con mi madre acariciando mi cabello y diciendo que todo estará bien, me logre quedar dormida. Y no volví a tener pesadillas por esa noche.
🦋
A la mañana siguiente al despertarme lo primero que vi fue a mi padre sentado y con su cabeza apoyada a los pies de mi cama.
Sentí feo en mi pecho.
Se me rompió el corazón un poquito más, verlo ahí, velando por mis sueños como si él no estuviera lo suficientemente cansado de haber trabajado doble turno, como si su comodidad y bienestar no importaran mientras yo esté bien.
Esos malditos me robaron la seguridad de dormir sin pesadillas, me robaron la seguridad que siempre había tenido.
Esos imbéciles me robaron tantas cosas, que creo que jamás recuperaré; Como ir a la universidad, ahora tengo clases en casa. Me da pánico estar entre la multitud, me da pánico que alguien me roce.
Tengo que mejorar eso.
Hace poco comencé a ir a un psicólogo, no había querido porque sé que para sanar debo revivir todo lo que pase, y no quiero hacerlo, pero si quiero mi vida de vuelta: ir a la universidad, relacionarme con gente de mi edad, ir a fiestas, llevar la ropa que quiero y sé que para eso debo pasar por ese proceso y estoy dispuesta a pagar ese precio.
La ropa.
Me encantaba mostrar mi figura, aún que nunca más allá de lo debido, o de lo que esta sociedad de mierda pudiera catalogar "excesivo", pero sí, me encanta mostrar mis piernas, mi estómago, mi figura, me encanta yo misma, era segura.
Vestidos, pantalones apegado, poleras que mostraban el ombligo era lo que llenaba mi closet, ahora no.
Todo esto se esfumó de un día a otro.
Me dijeron que por ser así me ocurrió todo esto, me dijeron que por ser una mujer libre que hacía lo que quería con su cuerpo me ocurrió esto.
Me echaron la culpa a mi, me criticaron a mi, me juzgaron a mi, pero jamás lo cuestionaron a ellos, hasta los justificaban con: tal vez esa señorita los provocó, y ellos no pudieron controlarse, es culpa de ella por andar así vestida, por estar a esa hora ahí...
Después de eso me empecé a vestir con ropa ancha, siempre intentaba taparme más de lo que cualquier otra persona.
No quiero—Como tampoco quise aquella vez—Provocar a absolutamente nadie, no quiero que me vuelve a a ocurrir algo tan horrible.
Siempre intento convencerme a mi misma que no va ser mi culpa, pero hay un vocecita que me dice:
"Tal vez si no hubieras vestido aquella ropa no te hubiera pasado esto" "es tu culpa".
Y juro que intento no prestarle atención pero siempre me terminan convenciendo que todo fue mi culpa.
Todo fue mi maldita culpa.
🦋
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Oye, Katherine.
Non-Fiction-Oye, Katherine. ¿No nos vas a dar un besito?, es solo uno y te dejaremos pasar. -Yo..solo quiero...-Mi voz salió temblorosa. -Vamos, nos das un beso y te vas.-Su voz salió arrastrada, pero coqueta. -¿Y me dejarás pasar?-Mi voz sonó patética incluso...