O 4

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Frunció el ceño al verlo ahí, durmiendo en el mismo sofá como todos los putos días del mismo mes y absurdo año.

Soltó un suspiro pesado, negó y sonrió, debía comprenderlo... ¿No es cierto? Lo amaba y por ello, como buen esposo, debía ayudarlo...

Camino hacía el menor, para seguido, sentarse de manera cuidadosa en el sofá, despertando en el acto a Rusia.

- mierda, Perú.... - murmuró mientras achinaba sus ojos, por culpa del sol. - Agh, me estalla la puta cabeza...

El peruano solo pudo reír, pues le parecía divertido escuchar las quejas de su pareja.

- vamos cariño, abre la boquita que ya llega el avioncito~ - canturreó mientras fingía hacer ruidos de algún avión, acercando la cuchara al rostro del más alto.

- no quiero nada Perú, baja la cuchara - ordenó, mientras se tomaba de la cabeza con molestia.

Se estaba hartando de aquello...

- solo prueba un poco..... Es para tu borrachera - respondió mientras sonreía, debía admitir que su temperamento se estaba acabando.

Rusia frunció el ceño y a regañadientes aceptó la cuchara de sopa, más al instante se arrepintió.

El castaño sonrió gustoso, para seguido acercar otra cuchara hacia el rostro del ruso, dispuesto a alimentar a su pareja con aquella sopa.

El rubio negaba, moviendo su cabeza con molestia para que aquella cuchara no llegara a tocar mínimamente sus labios.

Más aquello no fue suficiente para detener su vómito, cayendo sobre la camiseta que llevaba Perú, para seguido, dejarse caer en el sofá, agotado.

El de orbes castaño soltó un suspiro pesado, para seguido mirar a su pareja.... Debía ayudarlo más que nunca... Pero no lograría nada si este no aportaba en algo...

Sonrió un poco y lo miró... Cualquiera que los viera diría que aquella relación no daba para más y era tóxica... Pero nadie lograba entender aquello... Rusia se sentía tan devastado aún por la muerte de su padre y hermanos... Aquel ruso estaba devastado por presenciar la muerte y no hacer nada... Estaba estresado de tanto trabajo...

Por eso Perú trataba siempre de comprenderlo y ayudarlo como podía... Pero parecía que aquello no daba frutos y solo empeoraba...

Frunció su labio, mirando a su pareja fijamente, sus ojos se cristalizaron, su cuerpo tembló...

Sin duda alguna sentía esa presión en su cuerpo al ver cómo su pareja se dañaba lentamente...

- perdón.... No soy un buen esposo... - murmuró mientras dejaba aquel plato en la mesa y ponía sus manos en sus ojos, limpiando las lágrimas - perdóname...

Y sabía que por más que pidiera perdón... No podría acabar con aquello que había comenzado como un calmante...

Todo estaba fuera de sus manos...

Y lastimosamente, su vida también.


𝐌𝐢𝐧𝐮𝐭𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐕𝐢𝐝𝐚 [ ℛ𝓊𝓈𝓅ℯ𝓇 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora