🎨 VII

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AAbrí mis ojos y me quejé por lo bajo ante el reflejo que causaban las luces en el retrovisor del auto de atrás.

No sabía por cuánto tiempo me había quedado dormido, terminé muy cansado de la caminata en la torre de Seúl, que estaba considerando hacerlo cada mañana como ejercicio. Me acomodé en el asiento estirándome un poco. El cielo ya estaba oscuro y tallé mis ojos como si no hubiera tomado un descanso como este en mucho tiempo.

Pasé todo el día con Dei en la plaza de la torre y los minutos se habían ido demasiado rápido, tomamos un café perdiéndonos en el tiempo y nuestras charlas, era increíble como los temas no terminaban para ninguno de nosotros. Tomamos fotografías en el kiosko para conservar el recuerdo y vimos la ciudad desde cada punto de la montaña.

El rubio estaba invitándome a subir a la torre, pero en repetidas ocasiones tuve que negarme y dejarlo para otra ocasión.

Aunque no estaba seguro de si tendríamos otra ocasión debido a su lugar de residencia.

Durante nuestro paseo, vislumbré algunas imágenes de las que no estaba seguro de donde provenían, porque no había ido allí desde que era tan solo un niño. Por un momento tuve la necesidad de exteriorizarlo, pero por el resto del paseo me mantuve callado para no tener que borrar u opacar la gran alegría que Dei estaba compartiendo con alguien luego de tanto tiempo.

Lucía como un niño, como un alma libre y abría sus brazos invitando al mundo a unirse a su dicha. Esa energía era contagiosa y di un vistazo a mi lado para tener que encontrarme con un Daehyun diferente.

Iba cabizbajo, con una mirada oscura llena de resentimiento. Me di cuenta que tomábamos un camino distinto, pero ni siquiera me asusté, era posible que estuviera tomando un atajo para llegar a mi casa o se dejara guiar por su gps.

Dio vuelta en la siguiente calle y solo unas cuadras más adelante estacionó entre dos edificios altos. —¿Qué hacemos aquí? —me atreví a preguntar.

Dei me miró con pesar sin siquiera responder a mi pregunta. Formó una mueca y levantó una de sus manos tomándome por el mentón solo con dos de sus dedos, lo acarició suavemente trazando un camino hasta el comienzo de mi mandíbula solo con la yema de los dedos sin siquiera pronunciar una palabra.

Creí que se acercaría a besarme y con gusto le correspondería, pero de ser así ¿entonces porque lucía tan triste?

Su toque me gustaba y ladeé mi cabeza solo por dejarme llevar cuando su mano cubrió mi mejilla. Con la poca luz que había, una silueta se dejó ver detrás de Dei robándome toda la atención; Yoongi.

—Baja, Jin. Ya —ordenó con ronca voz.

—¿De qué hablas? No quiero.

—Tu madre está histérica, ¡baja ya!

Obedecí a regañadientes y mire a Daehyun que estaba bajando la mirada. Abrí la puerta y la cerré sin azotarla para no hacer evidente cuanto es que me molestaba la forma en la que me hablaba. El más bajo me tomó por el brazo obligándome a caminar con prisa, me quejé pero Yoongi no hizo caso, estaba apretándome un poco y me obligó a cruzar la calle.

Intenté ver a Dei a mis espaldas, pero este seguía en el auto viéndome desde allí. Casi me golpeo con la puerta del auto de mi mejor amigo por estar distraído y subí sin seguir protestando. Mi mejor amigo subió por igual azotando su puerta y metió las llaves arrancando su auto enseguida.

La fuerza me empujó hacia atrás y me tomé del agarre de la puerta. Yoongi echó un vistazo al retrovisor y su pulgar estaba golpeando el volante con insistencia. —¿Por qué no dejas que Dei me lleve de vuelta a casa?

WHERE THE SHADOW ENDS | [NAMJIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora