🎨XI

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Giré mi cabeza para encontrarme con la figura de mi madre, eché un veloz vistazo a la ventana del segundo piso, la luz de su habitación seguía encendida. Era creíble que estuviera viendo todo desde arriba sin que pudiéramos notarla y que al no reconocer la figura que esta vez me acompañaba no era la de Suga, prefirió bajar solo para cerciorarse que no fuera un chico del que pudiera deshacerse.

Namjoon estaba soltándome la mano, retrocedía con pasos muy cortos a su auto, ocultando muy bien su identidad entre la sombra del árbol. Era mil veces mejor que se fuera para tener que encargarme de esto por mí mismo. Ya podía imaginar la reacción de mi madre, al fin y al cabo ella recordaba perfectamente a ese chico mucho mejor que yo. Nunca podría olvidarse de la persona que le arruinó los planes.

—Que se vaya —ordenó marcando unos pasos muy fuertes hasta nosotros.

Me moví rápido para impedirle acercarse, casi corrí desde donde estaba para detener a mi madre, si Namjoon seguía mezclándose entre la oscuridad hasta entrar a su auto sabía que no lograría reconocerlo.

—Mamá.

Apenas pronuncié cuando ella me empujó por un lado haciéndome tambalear. Sentí la caja de Hikari moverse un poco entre mis brazos y rápidamente la sostuve, el corazón casi me da un vuelco y respiré aliviado cuando vi que seguía perfectamente cerrada. De no haber tenido cuidado era posible que esos restos estuvieran regados por el césped húmedo para no volver a saber de ellos.

Y eso sería lo que nunca podría perdonarle a mi madre.

—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —le oí decir a mis espaldas.

Me di la vuelta percatandome que Namjoon salió de entre la oscuridad. Estaba de pie a tan solo unos metros de ella y con más razón se me aceleró el corazón. No sabía en ese momento que hacer, como impedir que esto sucediera.

—Tú no deberías estar aquí.

—Madre, no está haciendo nada malo.

Tuve que fingir que no lo conocía. Pretendí acercarme, pero ella puso la mirada sobre mí, fue una expresión que nunca antes había visto llenándome de pánico. Su mirada se desvió cuando yo comencé a retroceder, vi de vuelta a Namjoon exigiendo entre mi silencio que se marchara, pero este nunca se movió.

—Te ordeno que te largues de mi casa y te alejes de mi hijo.

Ella lo señalaba mientras Namjoon mantenía un semblante infausto, no parecía reaccionar a nada de lo que mi madre estuviera diciéndole; lucía como una persona dispuesta a aceptar su condena, tragándose su orgullo y su reservado duelo sabiendo que era inocente.

—Tu peor error fue regresar, pararte justo frente a mi casa e intentar besar a mi hijo. Si crees que esto no tendrá consecuencias, estás muy equivocado.

No pensaba negarse a su acusación, no tenía caso cuando ella lo estaba viendo desde alguna parte de la casa. Era posible que creyera que no sabía de quien se trataba y por eso eludía algunas amenazas.

—Vete por donde viniste —escupió con tanto repudio—. Entra a la casa en este momento Seokjin.

Me ordenó caminando hasta a mí. Tomó con fuerza por debajo de mi brazo para obligarme a entrar, me zafé de su firme agarre sintiendo un ardor en la piel, retrocedí unos pasos negando con la cabeza. Al parecer me había rasguñado en cuanto separé mi brazo de su mano.

—No voy a entrar.

—No tienes nada que hacer o hablar con este sujeto Seokjin. Entra ahora mismo, tu padre llegara pronto.

WHERE THE SHADOW ENDS | [NAMJIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora