\•|Capítulo Cinco|•/

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‡El elemental de la primera
etapa‡


Lo primero que pudo divisar tras el rayo de luz que le atacó, fueron unos altos encinos, y un río que nacía desde la falda, de lo que parecía ser una montaña. Atrás suyo no había ninguna puerta, o algo similar, no había nada.
Nada que demostrase cómo apareció allí. Mira de izquierda a derecha, y de arriba a abajo.

El cielo estaba despejado, no había nada anormal en el, seguía siendo igual de brillante.

Había un suave pasto, adornado por pequeñas flores moradas, y fuera de eso, solamente podía ver más y más árboles, lo que parecía ser un gran bosque.

No parecía estar en un lugar diferente, más bien se podría decir que estaba en medio de la nada.

Avanza unos cuantos pasos, se comienza a sentir desorientado, tal vez debió de traer una brújula o algo similar. Un pequeño chillido fue lo que detuvo su andar.

Ya se había adentrado unos cuantos metros al extenso bosque. Era poseedor de varios árboles, exageradamente altos.

Pensó en un inicio que eran encinos, pero eran tan altos como el faro que había en la bahía de la isla.

Un pequeño destello proveniente de las hierbas bajo sus zapatos llamaron su atención.

La pequeña luz viajo desde sus pies hasta la punta de su nariz. Y le tomó unos segundos identificar que era lo que veía. Aquella pequeña luz que era similar a la de una luciérnaga lo segó por unos segundos, y cuando contempló lo que yacía frente suyo no pudo contener un jadeo de la impresión.

La impresión que sintió al ver a una hada tan cerca. —- ¡Ah..! -— No era como Disney le había dicho. Era pequeña, del tamaño de su meñique. Sus pequeñas alas diáfanas hacian que la luz del sol resurtiera aparentando ser brillosas

La observa unos segundos anonado. No puede describir el sentimiento que florecía en su pecho. Se sentía un pequeño otra vez, cautivado por lo inédito. La primera vez que veía un hada, y probablemente no sería la última, si seguía con su travesía.

Pronto más luces se sumaron, salían por doquier. Desde las penumbras, hasta las copas de los árboles, se acercaban y creaban una pantalla de luz que comenzaba a ser molesta.

Sin embargo no se sintió amenazado. Tal vez se debía al escaso tamaño que tenían, o los ojitos curiosos que el hada a corta distancia le dirijía.

Logró escuchar un tipo de murmuro proveniente de una de ellas. No logró entender, era muy bajo, y aún con su agudo oído no entendía lo que decía.

El resto no tardó en seguirle, sus voces eran realmente agudas, y podían ser escandalosas si se lo proponían, fueron las mismas las que atraeyeron a algunas criaturas que no reconoció, pero que se veían amistosas a simple vista. Gon se quedó unos segundos observando a su entorno. Era realmente sorprendente.
Con tan solo unos minutos de estar allí, ya se había topado con criaturas que no sabía que existían. — H-Hola.. — Rápidamente se alejaron, Gon creyó que tal vez lo mejor hubiese sido quedarse callado. Pero se le hizo irrespetuoso. Sonríe, e intenta demostrar carisma.
Realmente le vendría bien tener compañía, al menos por unos momentos, para orientarse. Las hadas lo observan por unos segundos, se observan entre ellas, y se avecinan.

Era probablemente la primera vez que veían a un humano, porque la emoción que desbordaban era única, y adorable.

Se encontró siendo acosado por las pequeñas y escurridisas. Algunas se acercaron y comenzaron a jugar entre sus dedos, otras comenzaron a hurgar en sus bolsillos. Jura que hasta una se le metió en la nariz, y que salió por su oído, como en la películas.

Fantasy World //GonxKillua//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora