Capitulo 11.

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Me miré en el espejo por última vez, y me agache a coger la bolsa en la que había metido mis cosas para llevarme a casa de Blanca.

-¡Me voy ya!-grité y mi madre salió de la cocina para darme las buenas noches, mi padre hizo lo mismo y después de eso abrí la puerta principal, con las llaves y el teléfono móvil en las manos, volví a despedirme y cerré la puerta finalmente.

Guardé las llaves en el abrigo y desbloquee la pantalla del móvil para mirar los whatsapp que tenía, una vez los vi miré las notificaciones de wattpad diciendome qué quién había subido capitulo, a continuación mire instagram, twitter y vine y finalmente snapchat, fue entonces cuando estuve en la puerta de casa de mi amiga, llamé al timbre, y apreté sobre el snapchat de Blanca.
Que estilo a lo Harry Styles,me reí por su comentario y después de salir de la aplicación y bloquear la pantalla, esperé a que la puerta se abriera.

Óscar me saludó alegremente, y me dejó pasar, le devolví el saludó frotando con simpatía su cabeza y busqué a mi amiga con la mirada.

-Está en su habitación.-me habló su hermano, le sonreí y me dirigí hacía las escaleras encontrandome con el padre de mi amiga a quién saludé alegre y tímidamente, seguí mi caminó hacía la habitación de Blanca, después de que su padre hubiese saludado de vuelta, llamé a la puerta y la abrí, sin que mi amiga me diese permiso, una vez estuve dentro cerré la puerta y me dirigí a la cama dónde vi a mi amiga tumbada en esta y hablando con alguien por teléfono.

La saludé con la mano, y dejé mis cosas sobre la cama y me quité el abrigo, para después ir al armario y mirar aquella cantidad de fotos que tenía pegadas.

Esperé impaciente a qué acabará de hablar con quién estuviera hablando y cuando lo hizo ambas bajamos a la cocina a calentar lo que sería nuestra cena, dos pizzas, una de jamón y queso y la otra margarita.

Cenamos en la habitación de mi amiga junto a Pablo a quién le dio el venazo y quiso venirse con nosotras, aunque siempre que hacíamos esas cosas en su casa se acababa acoplando, digamoslo así.

Pablo abandonó la habitación cuando dijo que empezaría uno de los progamas a los que se había viciado, llevandose los platos dónde habíamos puesto las pizzas y los vasos, Blanca suspiró aliviada cuando su hermano mayor cerró la puerta tras él, se levantó de la cama y se dirigió al armario para sacar de él un pijama muy mono, de ovejitas.

Lo dejó sobre la cama, y se comenzó a desvestir para después vestirse de nuevo con el pijama, hice lo mismo, saqué el pijama de la bolsa que había traído, y me desvesti para después vestirme con el pijama rosa, que dejaría después en casa de mi amiga ya que esa no sería la primera vez que me quédase.

Mutuamente nos recogimos el pelo en una coleta o trenza, como yo le habia hecho a mi amiga, y después de hacernos una foto para el snapchat de Blanca cogimos el ordenador portátil y comenzamos a ver Pequeñas mentirosas.

Eran más de las cuatro de la madrugada cuando decidimos dejar de ver capitulos de la serie, e irnos a dormir, yo mañana debería de volver pronto a casa para acompañar a mi madre a comprar la cena para noche buena, así que debía de dormir.

Mi amiga me dejó un hueco a la izquierda de su cama, y ambas nos quedamos en cuestión de segundos profundamente dormidas.

Mi teléfono móvil sonó, primero fue un pitido, después una vibración molesta y finamente una canción de Ed Sheeran.

Estire la mano buscándolo en la mesilla de noche de Blanca y finamente lo encontré, deslice el dedo por la pantalla y me lleve el teléfono móvil al oido.

-Buenos días.-dije con la voz aun dormida.

-Buenos días.-escuché decir a mi madre seriamente.

-Ups.- susurré, abriendo rápidamente los ojos.

-Date prisa, te estoy esperando.-dijo seriamente y después escuché como reía.

Me levanté de la cama hábilmente y me dirigí hacía mi bolsa para sacar de ella, la ropa que me había traído para hoy.

Me puse las mayas grises rápidamente y después me puse la sudadera negra de Hollister, me puse las zapatillas deportivas en un hábil movimiento, y cerré la mochila.

Cuando me giré, vi a mi amiga sentada en la cama mirándome atentamente.

-¿Te esta esperando verdad?-asenti y mi amiga rió fuertemente.

La ayudé a hacer la cama, aunque sabía que después se volvería a meter y a dormir, y a ordenar un poco la habitación y a continuación bajamos ambas hablando de la noche anterior.

-Por cierto.-le dije a mi amiga cuando abrió la puerta, saqué de la bolsa la caja envuelta y se la di a mi amiga.-Feliz navidad.

-¿Qué has hecho, imbécil?-reí y esperé a que mi amiga abriera la cajita, dejando ver una pulsera de pandora,  igualita a la mía.

Blanca se puso la pulsera, con mi ayuda y después de sonreirme ampliamente,  me abrazo y me dejo ir al coche, dónde me  esperaba mi madre y  mi hermano, a quiénes salude una vez estuve en el vehículo subida.

Mamá me dio los buenos días y me ofreció un vaso de plástico que contenía un poco de café, miré a Samuel quién ya estaba jugando a esos estúpidos videojuegos, y después me despedí de Blanca con la mano, antes de que mi madre arrancará el motor.

No tardamos mucho más de diez minutos cuando llegamos al supermercado dónde realizamos la compra de las cosas que tomariamos esa noche, y unos cuarenta y cinco minutos más tarde estabamos metiendo las bolsas en el maletero del coche, subimos de nuevo en el coche de alquiler y mi madre condujo hasta casa, dónde nos esperó en la puerta papá quién también ayudo y colaboró a entrar las bolsas, metimos las cosas en la nevera y en los armarios y decidimos salir a comer a un restaurante cuándo se hizo la hora de comer, que era habitual en los españoles.

Cuándo terminamos de comer, aproximadamente sobre las tres del medió día, papá pagó la cuenta mientras nosotros tres, salíamos del restaurante y lo esperamos en la puerta de éste.

Mamá y Samuel se bajaron del coche, cuándo papá aparco el coche frente a casa, aunque yo no lo hice al ver qué mí padre no bajaba d vehículo.

–¿No vas a bajar?– le pregunté, a la vez que baja d vehículo.

–Sube.– se inclinó hacía el asiento del copiloto, vacío, y dio varios golpes. Miré a mí madre sin entender exactamente muy bien, y me subí en el vehículo, poniéndome después de cerrar la puerta, el cinturón de seguridad.

–¿Dónde vamos?– le pregunté de nuevo, queriendo saber hacía dónde estaba conduciendo.

Durante unos largos minutos, miré la carretera con determinación, aquel trayecto ya lo había recorrido, y cuándo el coche paró, supe a donde habíamos llegado.

–Vamos.– me incitó a bajar del coche y seguirle hacía el interior del gran aeropuerto.

–¿Que hacemos aquí?– lancé una nueva pregunta, la cuál tampoco respondió, haciéndome que me mosqueara un poco.

–¡Hijo mío!– escuché gritar a mís espaldas, miré a papá quién estaba ya, girado con los brazos abiertos de par en par.

Me giré y miré a mí abuela, correteando hacía nosotros con una agradable sonrisa, mientras que mí abuelo llevaba dos maletas con él.

–¡Mamá!¡Papá!— gritó mí padre, cómo si se tratará de un niño pequeño.

–¡Abuelos!– le secunde, caminando hacía mí abuelo que al verme, pareció iluminarsele la cara.

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⏰ Última actualización: Mar 07, 2015 ⏰

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