Cap 14: De pecados e incendios

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Mina extendió su brazo y tomó aire; cientos de momentos pasaban en su mente y miles de sonidos saturaban sus oídos. Pero estaba sola allí, en el único lugar que nadie iba a buscarla y que podía escapar del miedo y la ira que invadía cada parte de su cuerpo ahora.

Acercó su encendedor a una de las puntas de la fotografía que sostenía y observó llama a llama consumirse finalmente. La imagen de Son Chaeyoung junto a sus padres, volaba en cenizas frente a ella.

20: 30 marcó el reloj del gran pasillo cuando Chaeyoung le dio un vistazo. Era la primera vez que se les permitió ir a sus habitaciones más tarde de lo habitual y fue porque la cena se había atrasado.

Chaeyoung subió las escaleras con la adrenalina golpeando su pecho y a medida que cada paso la acercaba a su habitación, las manos le temblaban y el frío azotaba su espalda. Rozó el picaporte y observó de reojo la proximidad de Nayeon, la chica se detuvo a conversar con Tzuyu y ella aprovechó para ingresar con rapidez.

Avanzó sin encender una lámpara de noche y con algo de inseguridad llegó hasta su cama. Tanteó el colchón en busca de Mina y emitió un grito cuando la jaló, arrojándola a su lado y cubriéndola al instante con las frazadas.

— Shhh— la calló la nipona con un dedo en su boca— ¿por qué gritas?—

— ¡Es que me asustaste!— se quejó Chaeyoung en un susurro y empujándola levemente por los hombros— Creí que estabas sentada, esperándome. Eso habías dicho—

— Y estoy esperándote, solo que no sentada ¿Hay algo de malo en ello?— Chaeyoung negó con la cabeza y empuñó la mano en su camiseta, atrayéndola nuevamente contra ella— Tardaste demasiado ¿tanto comes?—

— No digas tonterías. A Nayeon no se le cocinaban las verduras o algo así ¿Tienes hambre?—

— Tenía. Puede que haya tomado algo de tu canasta—

— Mal, Myoui, muy mal. No puedes regalarme algo y luego quitármelo a mis espaldas— bromeó ella, sintiendo una mano de Mina en su cadera y perderse en su espalda.

— Te compraré otra. Y volveré a quitarte otras manzanas. Y luego te regalaré otra canasta. Y todas las que quieras— susurró Mina antes de inclinarse y besarla.

Cada dedo de la mano de Mina vagaba en su espalda y por momentos tiraba de su cintura para acercarla más. Mucho más que parecían que ambos cuerpos podían llegar a fundirse.

No había espacio para que el aire corriera entre ellas y eso estaba acalorando a Chaeyoung. Sentía sus mejillas cálidas, sus muslos arder y la lengua de Mina contra la suya se evaporaban juntas a la vez.

Sujetó a la nipona de su cuello y de un solo jalón la acomodó sobre ella.

Las manos de Mina se inmovilizaron en su cintura y las suyas se enredaron en su cabello, manejando los besos a su antojo y marcando el ritmo de los movimientos.

Se separó con brusquedad y suspiró al sentir la boca de la nipona en su cuello. Arqueó su espalda, alzó la musculosa y coló sus manos hasta tocar la piel de Mina. La nipona se estiró hasta su oreja y emitió un quejido cuando ella arañó su cintura.

Se mordió el labio, alzó apenas su cadera y sujetó la de Mina para que se rozaran. Ambas bajaron la vista a esa unión y cuando la nipona regresó por otro beso, la puerta se abrió y taparon al instante la boca de la otra con una de sus manos.

— Tranquilas— murmuró Nayeon caminando directo a su cama y sin verlas— solo vengo por mi almohada. Dormiré con Jeongyeon. Tendrán buena noche así que....buenas noches— se despidió, cerrando nuevamente tras ella y ambas observaron un momento la puerta.

Fuera Del Paraíso | MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora