About Jackets, bite marks & every kind of love... [UshiOi]

Prólogo.

¿Cómo describes un sentimiento que te devora silenciosamente?

¿Es comparable con un lobo que degusta a su presa en la soledad de un frío y oscuro bosque, como si aquel acto en su totalidad no fuera una de las escenas más violentas de la vida silvestre? ¿Es comparable con un ser humano que degusta un plato de curry rodeado de la calidez de su hogar y cada bocado sea una nueva sensación llenando su paladar hasta saciar su hambre? ¿Es seguro ponerle nombre a algo que no puedes describir sino hasta que te lleva al extremo de buscarle desesperadamente un nombre?

Ushijima Wakatoshi, a sus casi dieciocho años, tiene todas esas dudas. Preguntas que se llevaron consigo varias noches de sueño, remates fallidos y exámenes aprobados por centésimas de puntaje y, por poco, la cordura de un adolescente con la presión familiar pesándole en sus hombros. No sabía cómo escapar de todo el enriedo en el que había acabo metido, ni mucho menos sabía cómo saciar aquel hambre que le empujaba a acercarse a su objetivo, al igual que el lobo, que estaba seguro de que no podía controlar.

Ushijima Wakatoshi, a sus casi dieciocho años, se había enamorado. Estaba estúpidamente enamorado de uno de sus compañeros de equipo. Estaba estúpidamente enamorado de su perfecto cabello marrón que parecía moverse siempre con el viento, como si estuviera hecho para ello. Estaba estúpidamente enamorado de la manera en la que sonreía, de la manera en la que se relacionaba con sus amigos, de la manera en la que colocaba el balón para él, incluso de la manera en la que respiraba.

Ushijima Wakatoshi estaba enamorado de Oikawa Tooru.

El problema en cuestión: él era el lobo. Él era esa persona desnuda sentada en medio del frío y oscuro bosque comiéndose a su presa luego de haberla cazado, con una expresión completamente neutra en su rostro, como si nada violento hubiera sucedido. Él no tenía expresión, no tenía emociones. Él estaba casi seguro de que enamorarse era algo que nunca iba a entrar en su vida, hasta que el lobo se topó con aquella cálida cabaña, atraído por el aroma de la carne, y acabó encerrado en ella, durmiendo plácidamente debajo de la silla de aquel hombre que comía curry en la calidez de su hogar.

Había caído. Había caído demasiado bajo. Estaba por completo bajo los efectos del amor que Oikawa había provocado en él. Oikawa no lo sabía, y quizás no tenía ni la más mínima idea, pero Ushijima estaba a su merced. Y por eso Ushijima volvía a preguntarse, reacio a entender sus propios sentimientos, ¿cómo describes un sentimiento que te devora silenciosamente?

Hasta que reformuló su pregunta, y el lobo tuvo la valentía de levantar su mirada hacia el hombre, que le sonrió hasta derretirle.

¿Cómo puedes devorar silenciosamente a tu presa?