Peligro inminente

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Las horas pasaban lentamente, Ike miró como la luna se alzaba sobre el campamento y su brillo comenzaba a reflejarse en el lago.

El resto de la compañía aún no regresaba de la búsqueda, por lo que comenzaba a pensar que algo malo había pasado con ellos o con Link.

Ike puso más leña en la fogata para avivar las llamas, imaginando que talvez debió ir con los demás al bosque para ayudarlos, sin embargo no podía dejar sola a Zelda ni a Mist y tampoco era algo que quería, no que habían sido atacados por un grupo de desconocidos.

El mercenario no quería perder la calma, tenía que mantenerse sereno, lo haría por su hermana y por Zelda quien poco a poco le estaba robando los pensamientos.
Era una sensación extraña, pero en el fondo se alegraba que Zelda desistiera en lo que le había prometido
a su padre acerca de casarse. Estaba seguro de que al fin se habían acabado las mentiras.

La imagen de la princesa se quedó en su mente un rato más hasta que se puso de pie al escuchar un distante sonido en la lejanía del bosque.

Apretó un poco la empuñadura de Ragnell. 《Quizá los demás ya habían regresado》

-Ike, que casualidad encontrarte aquí- susurró una voz acercándose poco a poco.

-¿Quién eres?- preguntó el peliazul tratando de vislumbrar a la figura frente a él pues enseguida supo que no se trataba de ningún miembro de la compañía.

-¿No me reconoces?- inquirió la voz

Ike frunció el entrecejo mientras sentía como el viento despeinaba su cabello.

En ese momento, Olorin se acercó lentamente a la luz del fuego y poco a poco se reveló su rostro.

Ike bajó un poco la espada al descubrir al adivinó, sin embargo, permaneció atento pues aquel encuentro le resultaba sumamente inesperado

-¿Qué estás haciendo aquí?- inquirió Ike con voz enérgica.

El adivino se acercó un poco más con aquel aire de misterio que lo caracterizaba.

-¿Acaso vienes a decirme otro presagio sin sentido?- cuestionó el peliazul.

-Nada de eso eso, vine porque que me di cuenta de que la profecía está a punto de cumplirse, tus acciones y el destino por fin se encargaron que las cosas se vayan alineando- susurró el anciano.

-¿De que cosas hablas? ¿Me vas a decir la verdad sobre aquel peligro en mi destino?- preguntó Ike impaciente.

-Pensé que no creías en el destino- meditó el adivino con una media sonrisa.

-Lo sé, no creía en un principio pero todo esto es muy extraño y quiero saber la verdad, así que ¡Dime de una vez cuál es ese peligro!- exigió el mercenario.

El viejo negó con la cabeza lentamente.

-Estás a punto de descubrirlo por ti mismo, lo he visto durante el atardecer.

-¿¡Nos ha estado espiando!?- gritó Ike cada vez más molesto.

-No, pero es algo que puedo ver en ti, créeme que estás bastante cerca de encontrar la verdad.

-Claro que no, he estado perdido en aquel acertijo que me dijiste hace varios días y no logro entender nada, ni una sola palabra, así que habla de una vez, dime de que se trata todo esto- insistió Ike harto de tanto misterio.

-Sólo te diré que estás más cerca de lo que piensas y que sí, en efecto, la princesa tiene mucho que ver con la profecía, pero sobre todo, tengo que advertirte que el peligro está cada vez más cerca.

Ike x Zelda "Bajar la guardia" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora