Capítulo No.7

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Mis ojos se abren y siento aún los restos del dolor de cabeza y de ese pitido. Comienzo a mirar alrededor y vagos recuerdos llegan a mi mente.

Yo conozco este lugar.

Las paredes blancas, la sensación de no poder escapar.

Ella está aquí.

—Lucas, tenemos poco tiempo... —oigo su voz pero no le veo.

—¿Por qué no haz aparecido estos días? —es la primera pregunta que se formula en mi cabeza.

—Eso no es importante ahora. ¿Qué es lo último que recuerdas antes de desmayarte? —le escucho cerca de mí.

—¿Por qué preguntas?

—Lucas, solo responde.

—Pues recuerdo que estaba besando a Mía para darle celos a Antonella. —le digo evitando detalles.

—¿Estás seguro? ¿No recuerdas haber visto nada... fuera de lo normal? —le escucho decir esto último en un susurro cerca de mi oído. Podría jurar que siento su respiración en mi cuello, justo como sentía la de Mía hace, lo que para mi fueron, dos minutos.

Colmillos.

Sí, vi colmillos segundos antes de caer al suelo. Al lograr separar a Mía de mi cuerpo pude ver cómo cerraba su boca rápidamente ocultándolos. ¿Es eso lo que quiere Missing? Apareció en mis sueños de nuevo solo para asegurarse de lo que había visto.

—Fuiste tú —le digo seguro—. Me desmayé por tu culpa. ¿No querías que viera los colmillos de Mía? ¿Era eso?

—No debiste haber visto eso, Lucas.

—Pero así fue, ¿qué pretendes hacer ahora? Y de todas formas ¿por qué Mía tiene colmillos? ¿Tiene que ver con los análisis? ¿Qué son exactamente? —le bombardeo a preguntas, mi cabeza está muy saturada ahora mismo.

—Despierta, Lucas.

—¿Qué? ¡No! ¡No vuelvas a hacerme esto! —y antes de poder gritar otra queja, me encuentro en la enfermería de la escuela con Mía y Antonella sentadas cada una a ambos lados.

—¡Lucas! —gritan las dos sorprendidas, como si hubieran visto un fantasma.

—¿Quieres algo? —me pregunta Mía.

—¿Necesitas algo? —pregunta casi al mismo tiempo Anto.

—¡Tú, vete! —se gritan al unísono —. ¿Qué? ¡No, vete tú! —se responden al mismo tiempo. ¿Qué es esto ahora? ¿Una película?

—¡Soy su novia! —dice Mía e inconscientemente pongo los ojos en blanco.

—¡Soy su... su... mejor amiga! —le responde Antonella después de mucho dudar y en verdad desearía que no estuviera dudando de eso.

Mis ojos se dirigen a Mía, quizás buscando su respuesta pero me quedo mirando fijo a su boca, no por deseo sino, curiosidad. ¿En verdad tiene colmillos? ¿Qué es, una especie de vampiro o algo parecido?

La pelirroja nota mi atención y sonríe coqueta sonrojándose un poco incluso. Antonella mira la escena boquiabierta y decide irse, pero antes de poder dar un paso más lejos, le agarro de la muñeca. Cuando logro ver la reacción indignada de Mía la cual decide marcharse, miro a los ojos a Anto después de mucho tiempo.

—¿Podrías quedarte? —le pregunto aún sin soltarle.

Ella no responde, sin embargo, se sienta en la camilla frente a mi. Los dos nos posicionamos una frente a otro y nuestros rostros se mantienen a centímetros. No puedo seguir haciéndole esto, la quiero demasiado como para seguir lastimándola con mis idioteces y mis malditos cambios de humor.

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