Capítulo No.18

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Abrí los ojos y el sol me molestaba más de lo normal así que estiré mi mano para tirar de la cortina y que los rayos no pudieran llegar a mi. Me quedé sentado con las piernas cruzadas intentando despertar por completo.

Espera.

—Ah...Lucas...

Los recuerdos de la noche aparecen en mi cabeza, más específicamente los gemidos de Arenn. Giro mi cabeza lentamente como si estuviera en una película de terror y la encuentro ahí, acostada a mi lado. Las sábanas cubren todo su cuerpo y no logro ver su rostro debido a su cabello revuelto.

Joder, me dejé llevar.

—Buenos días —le oigo decir con la voz ronca.

Vamos, Lucas, no vas a ser un cobarde ahora y te irás corriendo... ¿verdad? No, soy un hombre, debo afrontar las consecuencias de mis actos.

—¿Tonto, acaso te arrepientes? —me sorprende Arenn.

—¿Estás en mi cabeza ahora mismo?

—No hace falta, eres muy obvio —ella comienza a estirarse y dejando la sábana encima de sus pechos se sienta a mi lado —¿Acaso soy el hombre de esta relación? —me atraganto con mi propia saliva.

—¿Relación?

—Sí —se acerca a mi para dejar un delicado beso en la comisura de mis labios.

•••

Todos nos miraban. Sentía los ojos de cada uno de los estudiantes encima de nosotros, sin mencionar los murmuros. Supongo que nadie se imaginó ver a Arenn algún día con alguien.

Mi mano aprieta la suya haciendo que me mire y me dedique una sonrisa, inconscientemente se la devuelvo.

No, Arenn, no me arrepiento de nada porque esto era justo lo que quería.

—¿Lucas? —la voz de Antonella me saca de el pequeño trance haciéndome dar media vuelta para encararla.

Max a su lado me miraba con una sonrisa abierta y podría jurar que... ¿está por llorar? ¿Qué pasó mientras no estaba?

Después de todo lo que pasó tuve que aislarme por una semana para "adaptarme" a los pequeños cambios que sufrió mi cuerpo. Escuchaba cada pequeña cosa, la luz del sol me afectaba más de lo normal, debía aprender a controlar la sed y ejercitarme mucho más con el entrenador para probar cual era mi límite, el cual hoy en día no han podido ver.

A Carlos y al entrenador les sorprende ver cómo cada día doy más y más sin dar signos de agotamiento, Arenn, sin embargo, solo me ha mirado fascinada en cada entrenamiento.

—Mierda, estás vivo —me dice Anto con lágrimas en los ojos para abrazarme fuerte por el cuello.

—Eh.. ¿A-Anto? Yo también te extrañé pero me... estoy que-quedando sin aire —le doy pequeños golpes en la espalda para que me suelte pero es en vano.

—Ya suéltalo —le dice Max para agarrarla del brazo y separarla de mí, lográndolo con éxito. Le agradezco con una sonrisa y veo cómo las lágrimas comienzan a aparecer en sus ojos también —Que bueno que sigas vivo —me dice secándose rápidamente las lágrimas.

—Joder, ¿de repente lloras tanto? ¿Qué te ha pasado?

—Es su culpa —señala a Antonella — esta semana me ha hecho ver películas realmente tristes y ha sido muy cruel conmigo, entonces ahora lloro por todo. Espero que en algún momento pare.

—Yo igual, porque no pienso ser tu pañuelo de lágrimas y mocos. —Max me responde pero no logro prestarle atención ya que mi ojos se centran en Anto y la mirada asesina que le está dando a Arenn.

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