Capítulo No.4

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«Lucas»

Miro hacia todos lados buscando el lugar de origen, pero todo está en blanco, no hay nada a mi alrededor.

«Lucas, sigue mi voz»

Intento hacer lo que me dice, pero no avanzo, todo es blanco y por mucho que camine, sigue siendo así, es como un laberinto sin salida.

«Búscame, Lucas»

—Eso intento, ¿acaso no ves? —digo hacia todo en específico ya que no se de dónde viene.

«Quiero que me encuentres»

Comienzo a correr siguiendo su voz, no encuentro resultado, pero aún así sigo corriendo.

«Sigue, Lucas, búscame»

A lo lejos logro ver una silueta de una chica, me acerco a ella y me doy cuenta que no se ve su rostro. Es una chica más baja que yo, pelo negro corto por los hombros, sin embargo no identifico su rostro, se ve borroso.

—Aquí estoy, Lucas, me encontraste.

Un sonido insoportable comienza a sonar en todo el lugar y por mucho que mire alrededor no encuentro qué es.

—Es hora de que despiertes, Lucas.

—¿De qué despierte? ¿Que quieres decir con esto?

—Debes despertar para encontrarme, Lucas. —me habla en un susurro y me levanto de golpe.

Abro los ojos y me encuentro en mi habitación. Ese sonido insoportable venía de aquí, es la alarma. El entrenador no tarda en tocar la puerta y gritar para que salgamos a entrenar. Pero aún sigo centrado en el sueño.

¿Ella es así en la vida real? ¿O es solo una creación de mi imaginación? Es imposible que sepa cómo es ella, nunca la he visto ni me ha dado indicios de su aspecto, seguro fue una imagen creada por mi subconciente. Pero entonces... ¿Por qué sueño con esa voz? Si, definitivamente me estoy volviendo loco.

•••

Y acá vamos de nuevo.

—¡Anto! ¡Espera! —le grito llegando a su lado.

—¿Qué quieres, Lucas?

Creo que acabo de tener un Déjà vu.

—¿Estás bien? —le digo inseguro por todo lo que pasó anoche. En estos momentos, le tengo miedo a Antonella. Nunca se sabe cómo es su reacción, es algo impredecible que es lo que me atrapó de ella.

—Sí, no sé por qué preguntas. —desvía la vista hacia otro lado. Yo sé que no está bien, por los años de los que la conozco sé que no lo está, yo tampoco lo estaría en su lugar.

—Vamos, Antonella. Sé que no estás bien. —le agarro de los brazos suavemente pero ella se aleja para no tener contacto conmigo.

—Tú no sabes nada, Lucas. —me dice sin mirarme y seguidamente se va.

¿Acaso no podemos estar bien por un día? Desde que llegamos aquí todo va de mal a peor, y todo es por culpa de esa maldita voz.

«No soy el enemigo»

Ya habías tardado en aparecer.

¡Ahora también le contesto! ¡No, sí, estoy jodidamente loco!

El timbre indicando el comienzo de las clases hace que los pasillos se llenen y cueste caminar. La multitud me arrastra y logro llegar al salón.

Mark me saluda igual que ayer y al parecer va a tener que acostumbrarse a mi mal humor todas las mañanas si esto sigue así con Antonella.

El profesor no tarda en llegar y comenzar la clase. Apoyo mi cabeza en mi mano izquierda y con la derecha voy copiando lo que dice el profesor.

«Lucas»

Ay no, no estoy de humor. Bueno... nunca estoy de humor si analizo mis últimos días.

«Lucas, mírame»

Sí, genia, si me dices quién eres, quizás lo haga.

Cruzo mis brazos encima de la mesa y recuesto mi cabeza encima. Llevo mis ojos a un punto fijo pero lo primero que logro ver es a Mía mirándome. Ella comienza a hacerme ojitos y saludarme con la mano. Si... Está coqueteandome. ¿Y a ella qué le pasa? ¿Acaso todas las chicas hoy están así? Ahora empiezo a cambiar de opinión sobre lo de estar loco, tal vez son ella las que lo están y no yo.

Mark parece estar en su mundo y yo ahora mismo estoy muy confundido. ¿Ellos no están juntos?

Al terminar la clase Mía no tarda en llegar a mi lado, pero yo sólo pienso en lo incómodo que es el hecho de que esté intentando coquetear conmigo mientras Mark está al lado.

—Hola, Lucas. —me dice ella un tanto emocionada. Y con esas dos palabras Mark se levanta de su asiento y sale del salón.

—¿Qué quieres, Mía? —no estoy de humor para esto, ni para cualquier otra cosa.

—Me preguntaba si quisieras salir conmigo.

A ver, yo reconozco que ella es linda, pero como ya dije anteriormente, no es mi tipo, aparte, ¿qué fue lo que pasó con Mark? Es el primer chico que me habló aquí, ni siquiera mi compañero de habitación me ha dirigido la palabra hoy en día.

—¿Y Mark qué? ¿No estabas con él? —Lo siento, la curiosidad y el no entender lo que está pasando me supera.

—Ya no estamos juntos, le dije que me gustabas tú.

—¿Desde cuándo? —esto me huele mal.

Mía empieza a arrinconarme entre el escritorio y la pared dejándome sin salida. ¡No entiendo qué le pasa!

—Desde el momento en que te vi por primera vez.

—Ayer parecías estar muy enamorada de Mark. —digo muy convencido de lo que mis ojos vieron.

—Estaba actuando, bobis, y ahora... —se acerca a centímetros de mi cara, mira mis labios y vuelve a mis ojos —te deseo a ti.

¿¡Qué!? ¡Espera un momento! ¡Ya se por qué me resultaba tan familiar! ¡Mía es...!

El estruendo de una puerta cerrándose me distrae. Miro por la ventana del pasillo a mi lado y veo a Antonella caminando furiosa.

Oh no...

Me levanto corriendo de la silla para salir del salón y de la situación incómoda con Mía.

—¡Lucas! —me llama a lo que yo hago oídos sordos, la que ahora me importa es Antonella.

En el pasillo comienzo a llamar a Anto pero ella no me oye, o eso es lo que quiero creer. Rápidamente llego a su lado y le agarro del brazo para que me preste atención.

—Solo escúchame, ¿si?

—¿¡Qué demonios quieres ahora, Lucas!? —me grita enojada y puedo ver cómo está a punto de llorar. No me gusta verla así, le tengo mucho cariño como para verla llorar y mucho más por mi maldita culpa.

—No quiero que estés mal conmigo. —le digo calmado, a ver si se calma ella conmigo.

—¿Y tu crees que me gusta estar así contigo? —comienza a hablar más bajo —Fui a tu salón porque quería que habláramos, pero como resultado me encontré a esa chica besándote.

¿¡Besándome!? ¿¡Qué carajos!? ¡No!

Intenta irse de nuevo pero me pongo frente a ella para retenerla nuevamente.

—No, Anto, eso no fue así... Déjame explicarte. —intento que me oiga por primera vez después de muchos intentos.

—No, olvídalo. Si ya no te gusto, bastaba con que me lo dijeras. —dice para después irse, intento seguirla pero vuelve a sonar el timbre.

Cada vez que intento arreglar las cosas terminan peor. Pero de todas formas ¿Qué es lo que acaba de pasar? ¡Esperen! ¿Mía es... la voz?

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Espero les vaya gustando la historia, a nosotras nos está divirtiendo mucho crearla ^^

Nos leemos el próximo viernes. <3 Muak :3

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