CAPÍTULO 17

4 0 0
                                    

-¿A qué te refieres?- pregunto sin tener una respuesta, él inmediatamente se endereza y detiene a su mente que ya había comenzado a divagar.

-Necesitamos sacarlos de ahí, ellos deben de saberlo- comienza a entablar una plática consigo mismo, tratamos de llamar su atención pero se pregunta y se responde, seguido, pensando en algo-Si pongo las coordenadas del destino, e interfiero con la red...

-Creo que se está volviendo loco- me susurra Eun Hae detrás de la oreja izquierda. Blake continúa hablando por como si no lo estuviéramos escuchando, hasta que recobró el sentido.

-Hoy a las 3 de la madrugada será todo, necesito que me envíen las coordenadas pasando los 10 metros del lugar exacto de donde se encuentran, la única cápsula que podré enviar para que pase inadvertida, al menos por un lapso de 5 días es con capacidad de 100 personas, ¿Ustedes cuantos son?

-Creo que más de 100 personas...

-La única opción es que por cada cinturón hayan dos personas.

-Pues eso haremos.

-Una vez que la cápsula esté en la tierra no voy a poder comunicarme con ustedes, así que les exijo que lleguen ahí en máximo en 15 minutos, porque pasando ese tiempo haré que despegue.

-Sí, eso haremos- dice Aldrich con un suspiro, todos comenzaron a suspirar, sabían que había una forma de regresar a la normalidad.

-Solo una cosa más, las cosas en la tierra...son más complicadas de lo que creen, unas personas los estarán esperando, y les dirán cosas...cosas que no van a querer oír, confíen en ellos, por algo la institución me mantenía con vida...- en ese momento se escuchó a alguien entrar a la habitación.

-¿Con quién hablas Blake?- dice la voz masculina.

-Con Stefan.

-Ah claro Stefan...perdón no te había visto- le sigue la corriente la voz a Blake.

-Tenemos junta en 3 minutos, apresúrate.

-Claro, inmediatamente- la puerta se escucha cerrándose y el silencio regresa al igual que el rostro de Blake enfrente de nosotros.

-Ustedes son lo único que tienen, no fallen, me tengo que ir- en ese momento intenté preguntarle sobre lo que estaba hablando pero para cuando salió mi voz, la conexión ya se había cortado.

-¿De que hablaba? ¿No esto era todo? ¿Nátori que es todo esto?- comienzan a atacarme preguntas de todos a mi alrededor

-Miren, cállense, ni quiera sabemos aún que es lo que va a suceder, estoy tan intrigado como ustedes, una pregunta más y yo mismo me encargo de que queden fuera de la cápsula- digo en tono grave y camino fuera de la cueva-Aldrich, Gang, síganme.

Al llegar al exterior comenzamos a medir con aproximaciones y extremas precauciones los 10 metros, no podíamos perder tiempo, y mucho menos causar una gran equivocación en las medidas porque no teníamos idea del porqué necesitaba 10 metros, así que preferimos hacerlo lo más certero posible y no arriesgarnos, comenzamos a trazar una regla imaginaria con la distancia que tenía mi dedo pulgar hacia el de en medio porque entre los tres, yo tenía la mano más grande, y con la tierra comenzamos a hacer líneas, simulando una regla, lo más aproximadamente posible. Ya teníamos la primera medida de mi mano, fue 187,9 mm, con esa cifra Aldrich comenzó a sacar cálculos, pusimos una rama en un lado de mi mano y comencé a mover dedo por dedo hacia adelante hasta llegar a formar 1 metro, cortamos la madera justamente donde terminaba el trazo del metro y fuimos midiendo de esa forma los 10 metros que necesitábamos, igual habíamos pensado en dar pasos, pero mis piernas eran muy largas, las de Aldrich igual, y las de Gang cortas pero no tanto, contando que igual teníamos que hacer muchísimo más larga la regla trazada en la tierra, eso nos iba a llevar sin dudarlo más tiempo.

Al terminar y ya estar en la zona donde caería la cápsula, Gang corrió hacia la cueva para calcular y enviar las coordenadas del lugar, Aldrich y yo nos sentamos en dos rocas que estaban juntas delante de un helecho con rosas de Trimal.

-¿Qué crees que quiso decir Blake?- me pregunta sin mirarme, tenía la vista clava en una roca Eclairicht, levanto la vista justo detrás de esa roca y noto una roca minaría.

-No tengo idea, pero creo que cualquier lugar es mejor que Hertal ¿No crees?

-No, la institución es peor-dice, y suelto una pequeña risa.

-Sí, tienes razón.

-La comida del hospital era terrible, daban pudín de vegetales con carne licuada al cebollín, y eso era todos los días- reímos un rato.

-Si recuerdo eso, aunque una vez la enfermera Mila me llevó un pan con pasas, creo que fue la primera vez que probé algo rico ahí.

-¡Ay! Pero la comida del almuerzo era deliciosa.

-No me gustaba mucho

-¿Alguna vez probaste las pancetas de cerdo con mantequilla y queso derretido? Eran deliciosas.

-¿Cómo? ¿Daban esa clase de comida ahí?

-Sí, pero era cuestión de pedirla, cuando llegue a mi casa, lo primero que voy hacer es tratar de hacer esas pancetas, mi abuela las tiene que probar, ¿Tu que harás cuando llegues?- la pregunta de Aldrich me hizo pensar, ¿Qué haré? ¿Cómo les diré a mis padres que no recuerdo mucho de lo que viví con ellos, pero peor aún ¿Cómo les diré de Sarán?, y aunque quisiera llegar y hacer unas pancetas como Aldrich, creo que me lo negarían, recuerdo que mi familia no tenía dinero, y que algunas veces no podíamos comer, Sarán se robaba sales de mesa de las escuelas para venderlas en las calles como sales limpiadoras para la piel, las vendía a buen precio y eso hacía que algunas veces tuviéramos comida en la mesa, incluso hacía tareas para pagar facturas y revendía sus libros de la escuela a bibliotecas de algún condado pobre donde la ayuda del gobierno no llegaba, esa clase de cosas daban la diferencia entre comer un día o morir de hambre.

-¿Abuela? ¿Y tu mamá?- decidí cambiar el tema, y noté que Aldrich se dio cuenta pero decidió seguirme la corriente.

-Mi mamá nos dejó cuando era un niño, mi papá me cuidó el tiempo que pudo pero tuvo un derrame cerebral, y mi abuela es la única que siguió con vida.

-Lo lamento.

-No te preocupes, me sorprende que nunca te lo haya contado, tantos años de amistad y no sabemos nada del otro- lo volteo a ver y sonrío, Gang se asoma entre los árboles con el Joblet en la mano y comienza a presionar botones, haciente el instrumento en la tierra y un holograma aparece, parecía una clase de mapa, apunta unos números y cierra el holograma.

-Listo, más fácil no pudo ser.

-Sí, creo que al decir "fácil" te saltaste el tiempo que estuvimos midiendo la mano de Nátori- interviene Aldrich un poco sarcástico.

Comenzamos a caminar de regreso a la cueva para esperar las horas que faltaban y preparar algunas cosas, organizarnos de quienes estarían en doble asiento y en todo caso comer y descansar un poco, al menos en mi caso, lo necesitaba, me comenzaba a doler la cabeza, de nuevo, no soportaba tanto ruido.

ATMÓSFERA (Secuela aislados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora