II

8.5K 1.1K 2.3K
                                    

Resulta que Louis era una persona muy curiosa. Tanto que en ese momento se encontraba bajo el manto nocturno entre la niebla, caminando solo por el bosque rumbo a la casona abandonada al noreste del pueblo. El crujido de las ramas bajo sus pies no hacía más que darle escalofríos que lo recorrían desde la cabeza hasta la punta de los pies. Se escuchaban sonidos extraños a lo lejos, búhos o tal vez murciélagos en los árboles. El bosque era espeso y Louis jamás se había adentrado en él en medio de la noche.

La luz de la luna apenas alcanzaba para no estar completamente a ciegas, y por eso traía una linterna con él. Linterna que ahora parpadeaba, su luz cada vez más débil.

Oscuridad.

Louis maldijo con todas sus fuerzas, mirando atrás con la esperanza de no haber avanzado tanto en realidad, pero solo se veía la densidad de los árboles y la tierra y el silencio. El ensordecedor silencio.

Sus manos temblaban cuando decidió continuar. No sabía con exactitud cuánto faltaba para llegar, pero había caminado un buen rato ya. El viento sopló con más intensidad, silbando casi, como si fuera a propósito. Louis podía oler el peligro. Se sobresaltó cuando sintió pasos detrás de él. Quizá era paranoia, y se quiso convencer de ello, pero los pasos no cesaban.

—Tú. —El vampiro del acantilado se apareció justo en frente a sus ojos. Louis podría jurar que su corazón se detuvo por un segundo.

—¿Por qué haces eso? —gritó escandalizado, agarrándose el pecho con las dos manos. El vampiro lo miró como un cachorro mojado, probablemente sintiéndose mal por asustarlo.

—Lo siento —susurró con su voz grave, posando su mano helada encima de las manos de Louis, transmitiendo algo, Louis no sabía bien qué, que lo tranquilizó.

—L-lo sientes —Hizo contacto visual unos segundos que parecieron una eternidad —, claro...

—Zayn. —Se presentó el vampiro.

Zayn no era nombre de vampiro, pero Louis estaba más ocupado pensando en aquella sensación extraña que se había alojado en su pecho; tal vez, el susto. Las manos pálidas y frías de Zayn habían vuelto a caer a ambos lados de su cuerpo, y ahora el vampiro lo miraba con curiosidad: —¿Qué haces en mitad del bosque?

—Buscándote —admitió un poco avergonzado —, ¿Cuántos vampiros hay en realidad?

—No puedo decirte —Zayn comenzó a caminar y Louis intentó seguir sus pasos —, es muy riesgoso que alguien sepa de nosotros, y por mi culpa tú lo haces.

—¿Por tu culpa?

—Lamentablemente mi olfato no sirve —contestó, rodando los ojos mientras tomaba un gran respiro—, y esa es la razón por la que te confundí en la fiesta. Intentábamos pasar desapercibidos, en realidad.

Louis quiso indagar de nuevo. Quería saber con ansias la cantidad de vampiros que ahora habitaban Woodville. De quedó callado, sin embargo, temiendo como el vampiro podría reaccionar.

—Debo acompañarte a casa —continuó el vampiro—, para asegurarme de que no me sigas.

Louis suspiró, negando con la cabeza. Después del susto, no iba a querer saber nada con los vampiros por un buen rato.

El vampiro —Zayn—, se dispuso a marchar por dónde Louis había venido. Tan rápido que apenas podía seguirle los pasos.

—¿Sabes qué? Lo siento. No puedo confiar. —Cambió de opinión. En un simple paso se colocó frente a Louis para impedir que siguiese corriendo.

—N-No diré nada —balbuceó el joven, petrificado.

El vampiro no hizo caso. Lo tomó del brazo y lo arrastró a la fuerza a través del bosque, justo por donde habían vuelto. Sus pisadas apresuradas y las súplicas de Louis era lo único que podía constatar aquel secuestro.

Vitalidad » lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora