Provisiones

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Capítulo 10:

Azul, anaranjado, negro, son los colores que predominan el horizonte cada vez que un nuevo día comienza. Han pasado cinco días desde la muerte de dos excelentes hombres. Pérdidas que se siente como si fuera el día uno.

El grupo es un caos, muchos tienen la mente pérdida. Me distraigo mucho en cosas sencillas y cotidianas como pedirles que se cambien de ropa, se aseen y descansen. Dak me apoya, nos encargamos de poner las colchonetas para que durmamos todos juntos, buscando que nadie se sienta solo. También somos las responsables de hacer las tres comidas del día. Si por ellos fuera se dejarían morir de tristeza, algo que comprendemos al cien por ciento. Ya pasamos por el mismo infierno.

Hay días que resultan un poco tranquilos, pero hay otros totalmente opuestos. En algunos Charlotte se despierta gritando, buscando a sus hijos y otros peores cuando Nicki tiene ganas de suicidarse. Otro caso que me preocupa es Coni, ella dejó su alegría a un lado al entender la muerte de su padre y su amigo. Siempre observa a la nada con una mirada completamente perdida. No queda nada de la niña alegre y chispeante que alegraba los corazones de todos.

Me duele verlos rotos y no poder hacer nada, pero por muy fría que suene es tiempo de buscar un poco de normalidad. La comida se está agotando y ese problema no nos puede alcanzar, tenemos que buscar solución lo antes posible. Solo nos queda alimento para dos días.

No nos podemos confiar y esperar a que las provisiones se acaben, con ese pensamiento dejo que el sonido del mar me envuelva en su sinfonía, por unos instantes me pierdo en él, reflexiono un poco con lo que respecta mi vida, una que ha cambiado mucho desde hace apenas una semana.

Hace poco mi objetivo era sobrevivir junto a mi hermana, ella era mi todo, la única persona que me importaba y por la cual daría la vida, hoy una semana después, la balanza se inclina unos grados para cambiar mis pensamientos. En estos momentos ya no somos solamente Dakota y yo, ya no pienso en ir a la deriva, ahora tengo un objetivo de vida y siete personas que dependen de las decisiones que tome. Por eso ahora que el hermoso y amplio mar me permite pensar en un futuro diferente considero oportuno hacer que todo regrese a la normalidad.

Debemos trazar un plan.

En estos cinco días como dijo Smock somos luz en medio de su oscuridad. Aunque lo que pasó fue una monstruosidad no debemos detenernos, no puedo defraudarlo.

Con mis pensamientos renovados considero que es tiempo de hablar a cada familia para que tomemos una decisión. Primero voy a donde se encuentran Taylor y Charlotte, me pego a Taylor para darle un abrazo por la espalda, a Charlotte también la envuelvo entre mis brazos. Ambos me contestan con una sonrisa que no llega a abarcar toda su cara como antes lo hacía .

—Taylor necesito hablar contigo —él aún está sentado, tiene la cabeza metida entre los brazos como si estuviera en posición fetal. Cuando escucha mi voz como buen hombre sumiso me responde que sí. Charlotte al contrario de él se queda sentada para tomar mi mano y tirar de ella hasta que logra jalarme un poco. De su boca emana un susurro más que palabras, puedo entender que me da las gracias. Resulta imposible no corresponderle, me agacho hasta quedar a su nivel, de nuevo nos abrazamos tan emotivamente que las lágrimas corren por nuestros ojos.

Después de unos minutos me separo de ella para decirle que todo estará bien, pasa su mano por su nariz para limpiar sus emociones. Tomo un pequeño pañuelo y limpio las lágrimas restantes.

Con Taylor a mi lado me voy al rincón donde están los Smock. A ellos no sé cómo tratarlos, me entra un poco la pena, siento que abrazarlos y llorar no sería cómodo, principalmente por Colton, decido ser un poco apática, fría. Espero no arrepentirme de tener tan poco tacto.

180ºDonde viven las historias. Descúbrelo ahora