Capítulo 1.

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Los días pasaban lento, tranquilos. Donghyuck no hacía nada del otro mundo. Se había trasladado a la oficina de Mark y había empezado a trabajar como su secretario.


Le llevaba el café de la mañana y media mañana, le gestionaba las reuniones e incluso, a veces le limpiaba el despacho.


Ni Donghyuck mismo sabía cómo no había abortado misión. No únicamente se lo trataba como a un sirviente, sino que también le dedicaba unas miradas soeces que no hacían otra cosa que ponerlo incómodo.





Había pasado un mes desde que comenzó a trabajar en aquel lugar y Mark tenía la intención de ir a una reunión. Él, como su fiel secretario, se la preparó y comunicó a los demás empresarios que debían estar presentes. Sin embargo, al contrario de las anteriores reuniones, le había dado la posibilidad de seguir en el despacho cuando él se encontrara fuera.


Esperó unos segundos tras haberse ido Mark, comprobando que ya era la hora del inicio de la reunión y que Mark no volvería en varias horas.


Rápidamente fue al ordenador de la sala, y comenzó a buscar información.


—Nada a simple vista, Mark Lee. Sin embargo, has dejado al mejor hacker solito en tu oficina. Muy hábil —susurró, sarcástico, hallando al fin unos cuantos documentos que tenía escondidos.


Soltó una sonrisa de alivio y comenzó a leer si tuvieran algo que ver con la alta corrupción a la que estaba expuesta una de las empresas más importantes de Corea del Sur.


Mientras, y para no perder tiempo, conectó su teléfono falso al ordenador y se traspasó dicha información. Una vez acabada la acción cerró todo y se guardó el teléfono.


—¿Qué haces en mi mesa?


Donghyuck tensó sus músculos al oír la voz de quien, calculaba, no debería estar ahí.


—Perdón señor... yo, simplemente quería confirmar que no tenía correos nuevos.


—Te di cuando llegaste aquí cinco —recalcó, abriendo la mano y separando los dedos —cinco únicas tareas que debías realizar.


—Lo sé, señor — titubeó —, pero ya he acabado todas mis tareas, sé que usted tiene mucho trabajo y quería adelantarle lo que pudiera.


Mark terminó de acercarse a él y lo tomó de la mandíbula con aires de grandeza —si has terminado vete a casa, pero ni se te ocurra volver a tocar lo que no es tuyo.




—Sí, señor —acató, asustado, mas habiendo adelantado por primera vez en su investigación.






Llegado a su apartamento llamó, ahora sí, a Yoonoh con su teléfono personal— ¿qué desea, jovencito? 


—Hola Yoon, por fin tengo algo.


—Ya era hora, te paso con los chicos.


Tras dos breves pitidos del teléfono volvió a tener línea, sin embargo, con los chicos de su sección.


What's Up Bro? —respondió primero Jaemin.


—Hola Jae... 


—¿Qué te ocurre? Estás decaído. ¿Te ha hecho algo?


—No es tan malo como dicen. Le gusta tener protagonismo y hacerse el importante, pero la mayoría del tiempo se la pasa jugando al Candy Crush o viendo cualquier serie romanticona de Netflix.


—Entonces, ¿no esconde nada? —interrogó el menor.


—Sí, lo esconde, o eso es lo que yo creo; le he pasado a Jeno unos documentos que he encontrado en su ordenador.


—¿Qué cojones haces buscando en su ordenador? —regañó Renjun acercándose al teléfono fijo que reproducía la llamada en altavoz.


—Tranquilos, se ha ido a una reunión y me ha dado tiempo a hacerlo, además, puede ser un comienzo para avanzar por una vez.


—¿Pero te vio?—esta vez fue el chino el que se acercó, bebiendo su leche chocolatada.


—Sí, pero piensa que le miraba los correos. Oíd, llevo haciéndome el infantil, con voz de niño pequeño repelente y con inteligencia de menos ocho años todos los días desde que llegué. Tranquilos— comentó, sentándose en la silla de su mesa —. Mirad los documentos, ¿sí? Estoy cansado.


—Está bien, luego te avisamos con lo que podamos conseguir. Un saludo. 


Y colgaron.

Donghyuck se dejó caer sobre el escritorio del despacho deshaciéndose levemente la corbata. Echaba de menos a sus amigos y Mark era un completo idiota. ¿Por qué lo eligieron a él como infiltrado?


Muy sencillo.


Mark tenía una gran lista de novios y de líos de una noche tremendamente larga, que tenían los requisitos que en toda la oficina solo Donghyuck cumplía. Y les había salido bien. Cada vez que se agachaba, el de pelo negro lo miraba lujurioso, sonriendo ladino, buscando crear en el menor una sensación de incomodidad bestial.


Bien, era obvio que a Mark le atraía Donghyuck, pero hasta que no diera el primer paso, este no podía darlo por varias razones.


Era su jefe.


Sería sospechoso.


Tenía miedo.


Estaba cagadísimo de miedo. No únicamente de lo que pudiera pasarle si lo descubrían, también porque las formas con las que Mark Lee se dirigía a él no mostraban ningún signo de cariño. Simple atracción sexual que podría convertirse en cualquier momento en un caso de acoso sexual, o incluso violación. Por no hablar de la cantidad de problemas en las que andaría metido. Era un problema andante.


Cualquiera diría que estaba paranoico. Que Mark no haría eso, era un hombre cortés y con muy buenas formas. Que venía de una familia de bien, de Canadá, de uno de los países con la tasa de delincuencia más baja. Pero eso era de cara al público, a la sociedad, a los clientes que aún no habían contado con la mala suerte de caer en sus telarañas.


Dentro de esas puertas, Mark Lee era un bestia.







Hola subo esto porque no puedo dormir.
¿Cómo estáis?

Espero que estéis saludables, cuidaos,
Bebed agüita y comed bien.
Haced caso a Jaime en Bubble.
Un besito.
MUAC MUAC.

Top Secret | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora