Capítulo 4.

94 11 3
                                    

Mark abrió levemente los ojos al sentir cómo la luz del sol se adentraba en la habitación de su trabajador. Se sentó en la cama visualizando el lado contrario, encontrándolo vacío.



Se levantó y se dirigió a la sala de estar, encontrando al joven desayunando en el sofá, repleto de migas de pan tostado y con el pelo hecho un desastre. Parecía estar leyendo algo importante en el teléfono, pues ni para morder la rebanada, desprendía los ojos del aparato.



—Buenos días, Haechan.— Mark sonrió, agradable.



El menor, dio un salto en su sitio y bloqueó el teléfono.— Buenos días, ¿ha descansado?



—Bastante más que otros días, ¿qué hay de ti? ¿te duele la cabeza?



—Tampoco bebí tanto... Pero sí, un poco. Tiene el desayuno en la cocina, sírvase usted mismo.



—Haechan... te dije que no quería que me hablaras de usted.



—No puedo no hacerlo, es mi jefe.



—¿En serio? ¿Después de gemir mi nombre como un condenado, soy tu jefe?



Donghyuck no respondió.



Mark suspiró—He pensado que a lo mejor podríamos tener un tipo de relación diferente— Donghyuck lo observó, esperando a que Mark siguiera hablando —me gustas y te gusto, ¿por qué no dar el siguiente paso?



—¿Quién le ha dicho que me gusta?



—Tú, anoche — Mark rio —¿ves como sí ibas bebido?



—Bueno... como sea.



—Dicen que los borrachos no mienten.



—No sé, Mark... no quiero que los demás empleados piensen que lo hago para ganar más dinero o... no sé.



—Haechan... sabes que a mí me da igual lo que piensen los demás, es nuestra relación, además, no tienen por qué enterarse, es asunto nuestro, no suyo.



Donghyuck suspiró.



—¿Entonces?



—Déjeme pensarlo, ¿sí? Nunca he tenido una relación formal.



—¿Qué tienes que pensar? Venga ya, Haechan, anoche nos acostamos. ¿Qué más necesitas?



¿Que qué tenía que pensar? Cada día recibía más y más información por parte de sus compañeros y de John Seo, cada vez descubría más y más cosas que incriminaban a Mark Lee y a su compañero. No obstante, entre que sentía que aún faltaban datos y su relación con Mark pasaba a mayores, la situación se iba complicando, teniendo que elegir entre hacer su trabajo o terminar de enamorarse del canadiense.



—Haechan, te estoy hablando, si me vas a rechazar, al menos dame una explicación coherente.



El contrario se levantó, suspirando y dándole la espalda, desordenándose más si cabía el pelo. —No lo sé... es... complicado.



—¿El qué es complicado? ¿Ser gay?



—Tú no lo entiendes.



—Te juro que trato de entenderte, cielo.



Drogas, blanqueo de capitales, abusos... ¿De verdad era el mismo Mark Lee?



—Mark, ¿Tú harías lo que fuera por mí?— Cuestionó, sin pensárselo mucho.



Top Secret | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora