03|te veo mañana.

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03|TE VEO MAÑANA.

LAS ÚLTIMAS HORAS se habían tratado de un mártir tanto para su cuerpo como para su mente. Los calmantes ya comenzaban a abandonar el organismo de la castaña, por lo cual el dolor volvía a hacer presencia en los lugares donde la sangre latía con fuerza bajo los hematomas en su piel. Estaba siendo verdaderamente un infierno. Pero, para mala suerte de Camille, ya no era posible seguir aplicándole dosis para evadir ese dolor. Por lo que, de ahora en adelante, tendría que arreglárselas para soportar las intensas molestias. Aunque tal cosa no se comparaba en nada con el gigantesco manojo de dudas, miedos y angustias en el que se sumía su cabeza. Pues lo que había acaecido ayer en las últimas horas de la noche con los detectives la habían dejado un tanto desconcertada.

Se había enterado que su casa, el mismo lugar en el que transcurrió toda su vida desde pequeña, ahora no era más que un montón de escombros semejantes a carbón y cenizas. Si bien, no se había destruido el hogar en su totalidad, la mayor parte de él estaba hecho trizas. Imposible de habitar, según los detectives. No había visto ni siquiera una foto de cómo había quedado, y tampoco quería ni siquiera imaginarlo. De solo hacerlo se sentía enferma.

También le pidieron que relate aquel día del miércoles en detalle, remarcando si algo le había parecido extraño, o el avistamiento de alguien sospechoso. Pero, ¿qué podía decirles? Esa mañana, Camille había despertado como cualquier otra. Esperando a cumplir la rutina diaria de trabajo para, al final del día, poder regresar de una vez por todas a su adorada cama y dormir nuevamente, silenciando todas las penas y tristezas que penetraban su alma desde la muerte de su madre.
No respondió nada fuera de lo normal, trató de hacer memoria, pero lo único que podía recordar con detalle era el momento en el que caía inconsciente sobre la espesa y helada nieve del jardín, ahogándose en un río de su propia sangre, y entregándose por completo al descanso eterno.

Incluso le habían preguntado si tendría un lugar en donde quedarse por algun tiempo. No se supone que esté en el hospital por mucho. Hasta donde el doctor Will le había indicado, para mañana por el amanecer ya le estarían dando el alta.

En primer momento creyó que Juliette no tendría problema en alojarla en su hogar, pero a juzgar por la expresión de preocupación que la rubia tenía en este momento mientras charlaba por teléfono con Úrsula, suponía que las noticias que se avecinaban no se trataban de algo bueno exactamente.

Dejó de observar por el vidrio de la habitación cuando unos golpecitos del otro extremo la obligaron a observar. Apretó las sabanas debajo de sus dedos cuando vió al detective Jay Halstead detrás del cristal, con una expresión casi neutra, dejando que una de las esquinas de sus labios se curve levemente. Su apariencia lucía casi igual que ayer por la noche, a excepción de sus ropas, que consistían en un pantalón oscuro al cuerpo, una camiseta color gris metida bajo éstos, remarcando indiscutiblemente sus pectorales, y una chaqueta de cuero negra, que terminaba por darle ese aspecto rudo y varonil al mismo tiempo.

Si estuviera en otras circunstancias, Camille habría pensado lo apuesto que era. Aunque, si debía ser sincera, muy en el fondo de su mente lo había hecho.

—Detective Halstead. —saludó, queriendo esconder parte de la timidez que la atacaba.

Éste ya se encontró adentro en pocos segundos, con las manos en sus bolsillos y una expresión un tanto difícil de descifrar. —Sólo dime Jay. —pidió, despreocupado.

La mujer tragó con una pizca de nerviosismo, intentando relajarse. Tampoco podía negar que él era jodidamente intimidante. —¿Sucedió algo? —inquirió, volviendo a ubicarse bajo la aflicción de las calamidades últimamente en su vida.

CROSSFIRE ━━ chicago p.dDonde viven las historias. Descúbrelo ahora